Viajar, una utopía para un tercio de la población española: el verano de quienes no pueden irse de vacaciones
- Según el INE, el 33,5% de los españoles no puede permitirse viajar fuera de casa ni una semana al año por dinero
- Muchas personas, además, aprovechan los meses de verano para tratar de ganar un dinero extra en la hostelería
Desde principios de julio, muchas ciudades españolas se van vaciando poco a poco. Gran parte de la población hace las maletas y se marcha a sus destinos de vacaciones para descansar. Atrás dejan el calor y la rutina, pero también a muchas otras personas para las que viajar puede ser una utopía.
Es el caso de Sara. Esta sevillana ha tenido que prescindir de viajar durante al menos cuatro años. Ahora mismo trabaja por las mañanas en una pequeña panadería de barrio que no cierra ni siquiera en verano. "Es verdad que en agosto perdemos clientela, pero al final tanta gente no se va de vacaciones tanto tiempo y mantenemos la tienda abierta", explica a RTVE.es. Por las tardes, complementa con un puesto de camarera en un café-pub a tiempo parcial.
Cuando le dan días de vacaciones, Sara ni se plantea irse fuera de casa más de un fin de semana. Alguna vez ha podido ir a la playa aprovechando la cercanía de Sevilla a la costa, pero más allá de eso, sus veranos se desarrollan entre su casa, el trabajo y la piscina municipal. "Hice una escapadita de dos o tres días con unas amigas porque tienen piso en Matalascañas (Huelva) y me han invitado, y no me ha supuesto un gasto excesivo, solo el de la comida", cuenta.
Un tercio de la población no puede permitirse las vacaciones
Los motivos para no poder viajar a los que alude Sara son los elevados precios de "todo", tanto de las facturas como de los destinos turísticos. "Con los dos trabajitos llego bien a final de mes, pero no me da para muchos lujos y prefiero guardar lo poco que me sobra para imprevistos", argumenta.
Al igual que ella, hay un tercio de la población española que no puede permitirse irse de vacaciones fuera de casa ni una semana al año por motivos económicos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). De acuerdo con su última Encuesta de Condiciones de Vida, en 2022 el 33,5% de la población no pudo salir fuera de casa al menos siete días al año, un porcentaje 0,8 puntos superior al registrado en 2021.
El informe muestra, además, que las comunidades donde menos personas pueden irse de viaje son Andalucía (45,2%), Extremadura (42,3%) y la Región de Murcia (41,9%). En el extremo opuesto, La Rioja (18,3%), País Vasco (18,7%) y Comunidad de Madrid (21,3%) son las que tienen porcentajes más bajos, todas ellas entre las comunidades con más renta per cápita.
Además, el pasado verano el IPC llegó a superar el 10%. Y aunque desde entonces la inflación ha ido estabilizándose y moderándose, los efectos aún se notan en el día a día de muchos ciudadanos. "Con lo que ha subido todo en general, y sobre todo los alimentos, nos es imposible salir al menos siete días de vacaciones, y no porque no nos guste", comparten María Jesús y José Miguel. Esta pareja extremeña cuenta a TVE que lleva 16 años sin irse de viaje por razones económicas, y este verano no será distinto.
Víctor: "Yo no tengo ahorro ninguno, yo vivo al día"
En este contexto, tener un empleo tampoco implica poder permitirte salir de viaje. Una encuesta realizada en 2022 por la Confederación Europea de Sindicatos desvelaba que España está junto a Italia (8 millones) y Francia (4,1 millones) entre los países europeos que registran el mayor número de trabajadores que no disfrutan de sus vacaciones por motivos económicos, con una cifra total estimada de 4,6 millones de personas.
Víctor, que también es de Sevilla, trabaja horas y horas como gruista de asistencia en carretera. Es padre de dos hijos de cuatro y cinco años y, aunque gana 1.200 euros, es el único sueldo que entra en casa ahora mismo. "Mi mujer no puede trabajar porque como tenemos los niños tan chicos, si ella se fuera a trabajar a algún lado tendríamos que pagarle a alguien para que nos lo recogieran del colegio o para que los cuidara", explica a RTVE.es.
Con el precio de la hipoteca, del agua y la luz –elementos fundamentales para poder sobrevivir al calor tórrido de Andalucía– y de la comunidad de vecinos, a veces les queda "400 euros para todo el mes". Ahora, además, se aproxima la vuelta al colegio en septiembre y con él el gasto en material escolar. "Yo no tengo ahorro ninguno, yo vivo al día", cuenta.
En esta situación, la familia pasa el verano entero prácticamente en el barrio, salvo alguna escapada aislada a la sierra con la tienda de campaña, pero no mucho más porque el fin de semana que se van "lo arrastro el mes entero e incluso el siguiente". Cuando están en casa, esperan a que "se ponga el sol para ir a la calle un rato". "Vas al parque con un paquete de pipas o de gusanitos a sentarse en un banco con los chiquillos", añade.
Víctor dice que ahora mismo sus hijos "no se dan cuenta" de si viajan o no, pero "le duele" saber que les encanta la playa y se tienen que quedar en casa. Por ello, espera que lleguen tiempos mejores para poder alquilar algún apartamento en la costa unas semanas.
Aprovechar el verano para poder ahorrar
Al dinero se suma muchas veces también la falta de tiempo y días libres, especialmente en sectores como el de la hostelería porque se enfrentan a una de las épocas del año con más clientes. "Yo trabajaba solamente lo que era la temporada alta, que normalmente suelen ser los meses de junio, julio y agosto", cuenta a RTVE Cristina (nombre ficticio para preservar el anonimato).
Durante los dos últimos años, esta joven volvía cada verano a su pequeño pueblo de Ávila para trabajar como runner en un restaurante. Ella era quien limpiaba las mesas y sacaba los platos de la cocina, pero también quien comandaba las mesas o se hacía cargo de la barra y la zona de bebidas. "Hacía de todo", afirma.
Sus condiciones no eran precisamente las mejores: trabajaba "todo el verano de seguido", sin días de descanso, y con un horario de al menos 12 horas con una pausa para comer, algo que distaba mucho del contrato original y que le impedía tener un poco de tiempo de ocio.
Reconoce que era una situación que iba más allá de la legalidad, pero ella necesitaba el dinero para poder pagar facturas, seguir estudiando en la universidad y permitirse pequeños "caprichos", como ropa o salir con sus amigos los fines de semana sin depender de su familia. "La mayoría del dinero que ganaba se me iba y no me permitía viajar ni siquiera en diciembre, por ejemplo, porque ya tenía los exámenes de la carrera". Salir de casa, por tanto, no entraba en sus planes.
Ahora, ha encontrado otro empleo fijo en Madrid que le concede más flexibilidad, garantías y un salario mejor, pero para ella viajar sigue siendo incompatible a día de hoy, "porque aunque el sueldo es bueno y trabajo bien, gasto muchísimo en alquiler".
A la hora de preparar las vacaciones no solo influye el coste de vida cotidiano, sino también el que te puedes gastar haciendo turismo. Según Exceltur, en el segundo trimestre de 2023 los precios de los distintos servicios turísticos subieron con respecto a los niveles de antes de la pandemia: un 15,2% en restauración, un 17,4% en paquetes turísticos y un 19,6% en el alojamiento.
Los vuelos tampoco se quedaron atrás. En enero, el metabuscador de viajes Kayak indicaba que los precios de los aviones para viajar este verano se habían incrementado alrededor de un 37% respecto al año anterior.
Carmen es recepcionista de un hotel de Barcelona, una ciudad cara y que "no para nunca". Aunque en su empresa tienen derecho por convenio a pedir vacaciones en verano, trata de viajar en otros momentos del año más tranquilos para evitar encontrarse con la masificación y con los cada vez más altos precios de los destinos, que en temporada alta suelen sufrir grandes incrementos no siempre asequibles para todos.
Asimismo, señala que uno de los inconvenientes de dedicarse al turismo es tener horarios y calendarios complicados, que no permiten coordinarse para "irse por ahí" con otras personas con jornadas 'estándar'. Con turnos de noche o encadenando muchos días de trabajo seguidos, los trabajadores de la hostelería no siempre cuentan con facilidades para compatibilizar su tiempo libre con los demás. "Si te juntas con gente con un trabajo normal, es complicado porque no coincides", dice Carmen, que también señala cómo no libran en los festivos.
Tanto Carmen como Cristina reconocen que quedarse en casa trabajando es "duro" y que genera mucho cansancio. "Tienes que servirle a la gente que está de vacaciones y descansando. Mientras tú estás currando, la gente está gozando la vida. Una se siente esclava", bromea Carmen. Sara, por su parte, siente a veces algo de soledad y frustración. "Ves en Instagram a otros todo el día por ahí y que tú no puedes. Desgasta mucho".