Abandono rural y sequía, un "polvorín" para los incendios: "Replantar no basta, si prende la chispa, se arrasa todo"
- Mapa: el incendio de Tenerife eleva a más de 76.000 las hectáreas quemadas en España en 2023
- El aumento de las sequías y altas temperaturas requieren una gestión forestal que "se adapte al cambio climático"
El fuego continúa devorando España a una velocidad mayor a la que se recupera el terreno. En Tenerife, un incendio forestal declarado en el monte de Arafo avanza sin control desde el lunes y ya ha arrasado más de 3.000 hectáreas. Al menos 7.000 vecinos permanecen evacuados o confinados y miran con preocupación el que puede convertirse en el peor de la zona en los últimos 40 años. Cuando las llamas se apagan, queda un paisaje desolador lleno de cenizas.
Mientras el fuego de Tenerife avanza, en otras partes del territorio nacional intentan recuperarse de los efectos de las llamas y prevenir nuevos focos, una labor para la que denuncian falta de recursos. Este es el caso de Portbou (Girona), donde un incendio quemó casi 600 hectáreas hace apenas dos semanas. Allí, cada mañana un 'equipo' de más de 200 cabras recorre las montañas de la localidad guiadas por Antonio, el último pastor en la zona, alimentándose de las hierbas y matorrales de la zona para reducir así su cantidad y el riesgo de propagación de incendios.
"Es una manera natural de intentar proteger el monte. Ayuda, pero evidentemente se necesita mucho más”, lamenta a RTVE.es, con motivo del Día Mundial de la Prevención de Incendios, este pastor que forma parte de la iniciativa ‘Ramats de Foc’ (Rebaños de Fuego) de la Fundación Pau Costa para la prevención de fuegos forestales a través de la ganadería extensiva.
Pese a que le gusta su labor, para este pastor el incendio de Portbou fue la gota que colma el vaso. Si no hay cambios, abandonará. “Es una pena ver cómo todo el trabajo hecho se esfuma. Ahora caminamos sobre cenizas", lamenta sobre este fuego, por el que Antonio, que lleva 24 años en la profesión, llegó a pasar la noche a la intemperie con su ganado ante la imposibilidad de trasladarlo.
“Es una pena ver cómo todo el trabajo hecho se esfuma. Ahora caminamos sobre cenizas“
Uno de los problemas es la “poca inversión” de los gobiernos en la prevención a largo plazo de los incendios, así como la “falta de interés” en el medio rural y las “dificultades burocráticas” para acceder a ayudas, complicando el relevo generacional y la vida en los pueblos, denuncia a RTVE.es. Todo ello hace del monte “un polvorín”, asegura Antonio, y “si prende la chispa, se arrasa todo”. “Se necesitan más personas que se encarguen del campo y que tengan buenas condiciones de trabajo. La gente, cuando abre la nevera, debería pensar como ha llegado todo eso ahí y su coste”, reivindica.
Además del “aumento de la masa vegetal” por el abandono rural, la profesora de Ecología de la Universidad de León, Leonor Calvo, apunta a las altas temperaturas y el altas temperaturasactual contexto de sequía. “Hay que reforzar la prevención de los incendios porque replantar los árboles no basta”, pide Calvo ante fuegos con magnitudes cada vez mayores. “Prevención es investigación, inversión, planificación rural y ordenación del territorio”, sentencia.
En total, España suma más de 76.000 hectáreas arrasadas por los incendios, una cifra que ya supera los datos de Portugal, Grecia, Italia o Argelia, donde el fuego también está devorando miles de hectáreas este verano y en las que centenares de turistas han tenido que ser desalojados. La voracidad de los incendios también se están notando fuera de las fronteras europeas: Canadá ha sufrido centenares de incendios en todos su territorio y Hawái, ya cuenta con más de un centenar de muertes a causa de los fuegos.
Pueblos contra el fuego y la despoblación en Extremadura
La situación de Antonio se repite en muchos lugares de España. En Pinofranqueado, Cáceres, los rastros de ceniza todavía pueden seguirse, después de que ardieran más de 10.000 hectáreas el pasado mes de mayo. Las llamas no solo tiñeron de negro el paisaje, sino que frustraron algunas de las aspiraciones del proyecto Mosaico, una agrupación con más de 300 iniciativas en 24 municipios que intenta proteger Sierra de Gata y Las Hurdes de los incendios. “Nos generó bastante frustración porque es una zona de monte público en la que, pese a haber hecho muchas propuestas a la Administración, no lo hemos conseguido y no hemos podido actuar a tiempo”, lamenta el director del proyecto y profesor de la Universidad de Extremadura, Fernando Pulido.
Las actividades de prevención de la iniciativa Mosaico, que empezó en 2015, van desde la recuperación de tierras de cultivo o ganadería extensiva hasta tareas forestales que actúan como “cortafuegos” y “mantienen y atraen población”. “Si hubiera un marco legislativo y mayor inversión, calculamos que se podría reducir el tamaño de los incendios en la zona en torno al 25%. Evidentemente, es un proceso a largo plazo”, indica Pulido sobre el proyecto, que se extiende en unas 6.000 hectáreas, en el que la renovación de la financiación por parte de la Junta de Extremadura sigue en el aire tras las elecciones autonómicas de mayo.
Desde el Observatorio de Sostenibilidad, el investigador de Ecología, Fernando Prieto, considera las cifras de hectáreas quemadas un “absoluto desastre” que se repite cada año, después de que España cerrara 2022 con casi 310.000 hectáreas afectadas. “Somos muy activos cuando se inicia el fuego, pero muy poco a la hora de prevenir y planificar. Si año tras año se repiten los incendios y conocemos las causas que los avivan, es el momento de la asunción de responsabilidades y dimisiones”, considera e insta al próximo gobierno a que “mantener los ecosistemas forestales y la biodiversidad sea una prioridad”.
“Somos muy activos cuando se inicia el fuego, pero muy poco a la hora de prevenir“
Además de impulsar las acciones locales y reforzar la acción política, los expertos consultados por RTVE.es aconsejan investigar más los bosques para mejorar la prevención. “Hay especies de carácter local que resisten mejor ante incendios, por lo que pueden colocarse estratégicamente en paisajes con mucha continuidad de árboles como los pinares – muy extendidos por toda España- y que sirvan para retrasar y dar más tiempo a los bomberos o reducir la severidad de las llamas”, propone Leonor Calvo.
También inciden en la necesidad de reforzar las plantillas dedicadas a la protección, una reclamación que también han hecho muchos bomberos forestales este verano, llevándoles incluso a la huelga en comunidades como Galicia. “Estamos viendo que la época de máxima cautela por los incendios se está extendiendo. Ya no son una campaña de verano, por lo que es importante que haya gente trabajando en prevención y extinción que tengan unas condiciones adecuadas”, indica, por su parte, el coordinador de Biorregiones del Instituto Forestal Europeo, Inazio Martínez.
Plantea también acelerar la “mutualización” desde la Unión Europea de los recursos contra incendios como aviones o equipos que puedan ayudar a cualquier país en riesgo y “compartir experiencias” entre los países mediterráneos para mejorar la gestión integral de los incendios.
Una gestión forestal adaptada al cambio climático
Ante un aumento de las sequías y altas temperaturas, Martínez sugiere una gestión forestal que “se adapte al cambio climático”. “Las condiciones climáticas pueden cambiar los ecosistemas y puede que las soluciones que se aplican ahora no sirvan dentro de unos años porque varían las necesidades de las especies”, afirma.
Este “estrés climático”, unido a plagas u otros factores, puede resentir “la salud de los bosques”, por lo que “deberían evaluarse periódicamente”, advierte por su parte el decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas Briales. “Así -continúa- se puede evitar que en aquellas zonas a las que no lleva el desbroce o el pastoreo, acaben degradándose y generando ese exceso de combustible vegetal que arde en los incendios”.
Rojas Briales pone el foco también en “una buena restauración del territorio” tras los incendios como parte de la prevención. Considera que la replantación debe ser “racional” para que los árboles “no compitan” entre ellos por los recursos y la elección de especies debe “combinarse con los usos sociales” de la zona para fomentar actividades forestales y el vínculo de la comunidad con sus montes.
Por último, entre los eslabones de la prevención, los expertos consideran que no puede faltar la concienciación ambiental, especialmente, cuando las estadísticas revelan que gran parte de los incendios son causados por actividades humanas. Apelan a la “reflexión individual” y a seguir la ciencia. “Muchas veces, cuando pensamos en incendios forestales, creemos que son causa de otros. Pero tenemos que darnos cuenta de que, con nuestras actuaciones podemos avivar esas causas. Cuidar el monte nos interesa a todos. Es tarea de todos”, concluye al respecto Fernando Prieto.