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Menos de 250 euros por 23 horas de trabajo sin parar, la otra cara de los festivales: "Es un despropósito"

  • Muchos jóvenes ven en ellos una oportunidad de trabajo puntual con la que conseguir dinero rápido
  • Para asegurar que las condiciones son adecuadas, algunos festivales asumen la contratación de camareros directamente

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Imagen de archivo del público asistente a un festival
Imagen de archivo del público asistente a un festival

Dos días, de sábado a medio día hasta el domingo a la una de la tarde, descanso para comer y cenar, transporte incluido hasta el recinto del festival y diez euros netos a la hora. Es la oferta que Lucas asegura que recibió para ser camarero en Fraga durante el Festival Monegros, al sur de Huesca.

"En seis años que llevo de experiencia en el mercado, jamás me había pasado. Estás en mitad de la nada en un desierto en Huesca en finales de julio. Imagínate la temperatura que hace, recomiendan a los asistentes llevar bandanas y gorra...No me puedo imaginar lo que es detrás de una barra.", asegura en una entrevista con RTVE.es, Lucas, nombre ficticio de un camarero que iba a trabajar en el evento. "Es un despropósito 25 horas, eso solo lo aguantas de una manera: o te drogas o te desmayas", asegura.

"Entrabas a las 12, hacías como una formación de una hora y luego ya a partir de la de la una, una y media entrabas a trabajar ellos porque me dijeron que hasta las 18:00 de la tarde no empieza la verdadera faena, pero es un poco de risa porque aun así no dejan de ser de 18:00 a una de mediodía. No dejar de ser 19 horas por delante", expresa Lucas sobre las condiciones que le ofrecieron desde la organización del festival oscense.

"Si me dicen que hubiesen sido doce horas, trece, catorce e incluso quince las habría aguantado. Soy camarero y ya lo he hecho varias veces así, pero 23 imposibles", añade el joven.

Desde la dirección del festival desmienten tajantemente la información sobre las condiciones laborales. "Los trabajadores están según convenio. Hay unos que prefieren trabajar 12 horas, otros que trabajan 24 porque cobran más dinero, pero obviamente tienen sus horas de descanso, sus comidas y sus dietas", asegura Juan Arnau, promotor del Monegros y gerente de la marca el Row, que hace festivales de tecno por toda España y gran parte del mundo con gran éxito.

"Lo primero, estamos muy orgullosos de lo que pagamos. Segundo, esa persona cogió un parráfo de las páginas del contrato. Estamos pagando diez euros netos por persona, por trabajador, que en Aragón es más de la media de lo que se paga en hostelería. Hacemos exactamente todo como marca la ley en Aragón", defiende Arnau sobre la denuncia de Lucas.

"Sabías cuando entrabas, pero no cuando salías"

Las quejas sobre las condiciones laborales se repiten en otros festivales de España. A principios de julio, Nuria fue camarera en el festival Mad Cool de Madrid tras ser subcontratada por una empresa ajena al festival. "Se pagaba a siete euros y medio la hora. Sabías cuando entrabas, pero no cuando salías", explica Nuria en una conversación telefónica.

"De los tres días de festival, el segundo me quedé sin cenar. La organización era muy mala. Son muchísimas horas al sol y prácticamente ningún descanso porque no éramos gente suficiente. Uno de los días llegué a estar más de catorce horas", añade Nuria, que tenía otro festival firmado con la empresa para trabajar, pero viendo las condiciones ha decidido rechazar. "No me merece la pena estar así para en los tres días ganar a lo mejor 100 euros", concluye.

Sueldos "bajos", pero precios altos: las barras en los festivales

Con la llegada cada verano de la época de festivales, muchos jóvenes ven en ellos una oportunidad de trabajo puntual con la que conseguir algo de dinero rápido. En solo unos días pueden conseguir cifras que se acercan al medio millar de euros si las condiciones son más favorables que las que tenía Nuria.

Pero al mismo tiempo que se celebran estos eventos, las denuncias sobre las condiciones laborales en muchos de ellos se disparan. Detrás de carteles que anuncian los mejores artistas del panorama nacional e internacional, la mayoría de ellos llevan detrás precios en barras desorbitados, sueldos bajos y largos turnos de trabajo son habituales en los dos o tres días que suelen durar estos macroeventos.

Y es que el precio de los abonos no es suficiente para rentabilizar los conciertos de las grandes estrellas. Se necesitan otras fuentes de ingresos para que el balance económico no sea negativo como es la gestión de la bebida y comida que se vende dentro del recinto del festival, según aseguran fuentes del sector.

"El año pasado una botella de agua costaba unos cinco o seis euros", asegura Juan, uno de los 50.000 asistentes que acudió en el 2022 al Monegros. La venta de dos botellas por de agua por hora y camarero bastaría al festival, sin contar con los gastos, para cubrir casi la totalidad del sueldo que perciben.

España organiza al año más de 900 festivales, según fuentes del sector

Abogados laboralistas consultados por RTVE.es muestran serias dudas sobre la posibilidad de realizar un contrato con estas condiciones. "Habría que ver el convenio, pero en principio esas van en contra de la ley", comenta Guillermo del Valle, abogado laboralista.

"Por lo que comenta Lucas, es verdad que no sobrepasa el cómputo lógicamente de las 40 horas y tampoco debería vulnerar necesariamente la necesidad de un día y medio ininterrumpido de descanso semanal. También respeta los 15 minutos de descanso dentro de la jornada al pasar de seis horas. Pero lo que no está respetando es ni el descanso entre jornadas ni la duración dentro de la jornada. Eso en principio es ilegal", asegura del Valle.

"Teniendo en cuenta la intensidad de un festival de esta magnitud con toda la gente yendo continuamente a la barra, un trabajo que está en bipedestación durante 23 horas de 25 sin parar. Es un trabajo agotador. No solo a nivel legal de jornadas, a nivel de técnicos de prevención de riesgos, eso no supera ningún test", añade en la misma línea en también abogado laboralista Fabián Valero, de Zeres Abogados.

En España se organizan al año más de 900 festivales, según fuentes del sector. Y esta situación de precariedad se repite en otros eventos. El pasado mes de mayo trabajadores del Viñarock de Villarobledo, Albacete, denunciaron en redes sociales condiciones similares con turnos de más de medio día y sin apenas descanso. Consultados por este medio, Viñarock no ha respondido a la solicitud de entrevista.

Para evitarlo, muchos de ellos asumen el control directo de la gestión de las barras. "Así aseguramos que las condiciones de todos y cada uno de los trabajadores sean las que tienen que ser", dice Rebeca Ruano, trabajadora del festival Sonorama Ribera de Aranda de Duero, Burgos.

"No podemos garantizar que no haya colas o que no haya aglomeraciones en momentos dados. Y eso es de entender porque cuando se acaba un concierto normalmente todo el mundo va a refrescarse. Pero sí que garantizamos que las condiciones de cada uno de los trabajadores de barras sean buenas", añade Ruano.

Mientras tanto, cientos de miles de asistentes aprovechan estas semanas para disfrutar de la música en los cientos de festivales que se realizan a lo largo de la geografía española. Muchas veces, quizá, sin ser conscientes de la otra menos amable de estos eventos multitudinarios.