La India hace historia al aterrizar con éxito en el polo sur de la Luna
- Chandrayaan-3 se convierte en la primera misión humana que aterriza en la región antártica del satélite
- Este alunizaje es un logro ya que vio en 2019 el fracaso de su misión predecesora, el Chandrayaan-2
La misión espacial Chandrayaan-3 de la India ha alunizado con éxito en el polo sur de la Luna, tras una compleja maniobra de descenso sobre la superficie de la cara más meridional del satélite, nunca antes explorada.
Chandrayaan-3 ha necesitado 40 días para su recorrido desde que despegó el pasado 14 de julio, impulsada por el cohete más potente y pesado del que dispone la India, pero no lo suficiente como para evitar que la sonda tuviese que completar varias órbitas a la Tierra para ganar la velocidad suficiente con la que alcanzar la órbita lunar, a la que ingresó la primera semana de agosto.
"Estos momentos históricos se convierten en la conciencia eterna de la vida de la nación. Este momento es inolvidable, sin precedentes, es el momento de un toque de clarín de una India desarrollada, es un grito de victoria para la nueva India", ha dicho el primer ministro indio, Narendra Modi, visiblemente emocionado.
Esta sonda, compuesta por un módulo de aterrizaje y un explorador, tiene prácticamente los mismos objetivos que la misión previa, aunque su estructura se ha visto ampliamente reforzada para corregir los errores que propiciaron que Chandrayaan-2 acabase estrellada contra la superficie lunar en 2019 mientras intentaba alunizar.
India, hito espacial
La India se ha convertido en el cuarto país en posarse sobre la Luna y en el primero en hacerlo sobre su parte más meridional, donde los expertos sospechan que puedan encontrar reservas de agua en forma de hielo, principalmente en cráteres que nunca reciben la luz del Sol.
Esa es una de las metas principales de la misión, que también prevé realizar varios experimentos científicos sobre el terreno y analizar la superficie lunar durante los 14 días terrestres, equivalentes a medio día en el satélite, que permanezca en funcionamiento.
Así cerraría un capítulo que la propia India abrió en 2008, cuando su primera misión espacial a la Luna, Chandrayaan-1, fue pionera en el descubrimiento de evidencia directa de agua en el satélite.
Con su llegada, la sonda india también abrirá una nueva etapa de exploración de la Luna, que está marcada por el reciente aumento del interés de varios países por retomar sus programas lunares para mandar misiones tripuladas o establecer bases en la Luna, como es el caso de Estados Unidos, Rusia o China, como un punto intermedio para alcanzar otras cotas del espacio.
Un grupo reducido al que también quiere sumarse este año Japón, con otra breve misión que despegará el 26 de agosto de la Tierra, meses después del fracaso de la firma aeroespacial nipona Ispace, que intentó sin éxito el pasado abril convertirse en la primera misión privada en posarse sobre la accidentada superficie lunar.
Veinte minutos de terror
Los científicos indios han atravesado un periodo de "veinte minutos del terror", según los medios indios, durante el último tramo del alunizaje, cuando Chandrayaan-3 adopta una posición vertical y disminuye progresivamente su velocidad hasta posarse sobre el polo sur del satélite.
Misma etapa donde la misión fracasó hace cuatro años, por lo que los expertos de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) han implementado modificaciones a la sonda, como refuerzos en sus patas para soportar velocidades mayores en el alunizaje, o un sistema basado en el error que, según el jefe de la agencia espacial, Sreedhara Somanath, permitirá a la misión alunizar con éxito aún en el peor de los casos.
Además, la sonda también cuenta con una mayor carga de combustible para tener mayor margen de maniobra, se le agregaron paneles solares adicionales para garantizar que genere energía sin importar cómo aterrice y se corrigieron fallos de software.
Un coste inferior a Interstellar
El desarrollo de Chandrayaan-3 ha seguido el mismo camino de otras misiones previas del programa espacial indio, que se ha labrado una reputación gracias a sus económicos lanzamientos de decenas de satélites.
Esta misión contó con un coste estimado de unos 75 millones de dólares, un dato que muchos usuarios indios de redes sociales han venido destacando en los últimos días, por ser inferior al presupuesto de la película Interstellar, ganadora de un premio Óscar en 2015, y que se estima en unos 160 millones de dólares, según el portal especializado IMDb.
El precio de la última misión india es incluso inferior al de Chandrayaan-2, que superó los 100 millones de dólares, ya que a diferencia de esta no cuenta con un orbitador.