Ira Sachs: "'Passages' es una película sobre el placer y la intimidad, llena de suspense"
- Adèle Exarchopoulos, Franz Rogowski y Ben Whishaw protagonizan este triángulo amoroso
- Tras su éxito en Sundance y Berlín se estrenará en cines este 1 de septiembre
Passages es la nueva película del director norteamericano Ira Sachs (El amor es extraño, Verano en Brooklyn), en la que narra un triángulo amoroso bisexual protagonizado por Adèle Exarchopoulos, Franz Rogowski y Ben Whishaw. Una cinta que viene precedida por su éxito en los festivales de Sundance y Berlín, y por la polémica de haber sido calificada para mayores de 17 años, lo que su director ha tachado de “censura”. Una película sobre la pasión y el egoísmo en el amor, que se estrena este viernes, 1 de septiembre.
Hemos entrevistado al director en Madrid, que nos ha comentado lo que buscaba con esta película: “Quería hacer una película sobre el placer, las relaciones, la ternura... creo que en parte porque la escribí durante la pandemia y tenía hambre por estar cerca de otras personas”.
“Pero también quería hacer una película de suspense –añade-. Y para mí, el triángulo amoroso crea inmediatamente una especie de tensión que es lo que mantiene la intriga e impulsa la historia”.
“Tres personajes que quieren lo que no tienen”
Rodada en París, la película nos muestra cómo, durante su último día de rodaje en París, el director de cine Tomas (Franz Rogowski), se acuesta con Agathe (Adèle Exarchopoulos), una chica que conoce en una discoteca. Cuando Tomas se lo cuenta orgulloso a su marido Martin (Ben Whishaw), surge una relación apasionada entre los tres, marcada por la pasión, los celos y el narcisismo.
“Son tres personajes que en cada momento quieren algo que no pueden tener" –asegura Ira Sachs-.
“Tomas es una persona sexual, es un animal, un hombre que se mueve por el deseo –nos comenta el director-. Busca a la gente que puede aportarle placer, independientemente del género o su sexualidad”.
“En cierto modo, Tomas representa al público, al espectador –añade-. Porque quiero que los espectadores también deseen a los personajes y a los actores que los interpretan: a Franz, a Adéle y a Ben”.
“Cada uno de los personajes está impulsado por sus deseos –concluye-. Pero se comportan de forma diferente: Tomas es un animal, Agathe es una diosa y Martin es un caballero de brillante armadura”.
“También es una historia sobre el poder”
Los dos protagonistas masculinos pertenezcan a un estrato económico acomodado mientras que ella es una maestra de clase media/baja. “También es una historia sobre el poder –nos comenta Ira Sachs-. Sobre cómo lo vivimos y cómo lo experimentamos. Y para mí, el tema central de la película es el poder de esos dos hombres blancos gays con relación a esa mujer de clase trabajadora”.
“Cuando ella entra en ese mundo de estos dos hombres poderosos, realmente está en peligro –añade el realizador-. En ese momento la película tiene algo de terror y tienes ganas de decirle: “¡Vete, sal de ahí! ¡Estás en peligro!”.
“Creo que en eso me inspiré en la película La ley del más fuerte (Rainer Werner Fassbinder, 1975. El caso es que esa maestra inocente debería tener mucho cuidado cuando entra en contacto con esos hombres burgueses”.
“La historia del cine está llena de antihéroes”
Pero… ¿Por qué nos sentimos atraídos por esas personas que sabemos que solo nos van a hacer daño? “Porque Franz es tan guapo (ríe). Creo que es porque se comportan como a nosotros nos gustaría, pero no nos atrevemos a hacerlo. La historia del cine está llena de antihéroes, de personajes que se saltan las normas”.
“Franz está realmente maravilloso haciendo de sociópata –añade-. Escribí la película para él. Me parece realmente atractivo e incluso me pone. Y supuse que al público le resultaría un personaje igual de atractivo. Desde que descubrí a Franz en la escena del karaoke de Happy end (Michael Haneke, 2017), quería trabajar con él”.
Pero cuando el personaje de Thomas termina el rodaje de la película y tiene que empezar a montar le surgen muchas dudas. Preguntamos a Ira Sachs si hay algo de autobiográfico ahí: “Por supuesto –confiesa-. Además, el personaje está acostumbrado a que en el rodaje todo el mundo siga sus órdenes. Es un momento de poder irreal, porque puedes controlar y manipular a la gente para obtener resultados. Y la vida real no es así”.
“Lo más interesante –confiesa-, es que en el momento en el que Thomas pierde ese poder se vuelve muy vulnerable”.
“Es una película donde la vergüenza no existe”
Para el director norteamericano, ha sido fundamental rodar en París: “Es una ciudad con la que tengo una larga relación. Allí he vivido algunos de los mejores momentos de mi vida: me he enamorado, he tenido sexo, he roto, he llorado, he reído… la vida diaria en París es muy familiar para mí. Y, además, es una ciudad donde está muy presente la historia del cine. He disfrutado enormemente rodando allí”.
En películas anteriores, Ira Sachs exploraba el sentimiento de culpabilidad que algunos personajes sentían por ser gays. “Ese sentimiento desaparece completamente en Passages –confiesa-. Esta es una película donde la vergüenza no existe. Y creo que eso la diferencia de mis primeros trabajos e incluso que es una señal de progreso, en un momento en el que creo que estamos perdiendo libertad en el cine”.
“La calificación NC-17 es censura”
El director confiesa que está muy molesto por la calificación NC-17 en Estados Unidos, lo que significa que solo pueden ver la película los adultos. Y lo ha calificado como "una forma de censura”.
“Creo que algo está muy jodido en ese sistema de calificación –asegura-. No puedo comprender que una película tan benigna, tan gentil, como El amor extraño (en donde narraba una relación entre hombres maduros interpretados por John Lithgow y Alfred Molina) la calificaran para adultos. Estos comités de calificación nos están diciendo que no quieren imágenes honestas”.
“Están consiguiendo hacer desaparecer el sexo del cine porque para las ventas es mejor que no haya sexo –continúa-. Por eso hacen tantas películas de superhéroes, que son seres asexuales y no amenazan a la cultura dominante en el mundo”.
“El rodaje ha sido como una sesión de terapia”
Sobre el trabajo con los actores, Ira Sachs nos comenta que: “El rodaje fue una gran alegría. Era un rodaje arriesgado en el que los actores tenían que exponer sus emociones… pero nos gustamos, nos caímos bien, confiábamos el uno en el otro. Cada día existía la posibilidad de triunfar o fracasar y eso creó un ambiente de riesgo que es fundamental para la verdad de la película”.
“Yo nunca ensayo los textos con los actores antes de rodar –añade-. Nunca han oído a los otros decir sus diálogos. Y por eso creo que hay mucho espacio para el descubrimiento en ese proceso del rodaje. Creo que, en cierto modo, es como una buena sesión de terapia”.
“Hay silencios, hay descubrimiento, hay digresiones… y la posibilidad de que llegue un momento transformador”.
"Quería exponerme tan honestamente como pudiera"
Sobre sus influencias en esta película, Ira Sachs confiesa: “Hay muchos cineastas que son parte de mi imaginación y de mi memoria, porque no puedo abstraerme de las películas que he visto. Para esta historia me ha inspirado sobre todo en Yo, tú, el, ella (1974), de Chantal Akerman. La vi cuando tenía 21 años y me impresionó porque es una película totalmente libre”.
También me ha inspirado Taxi al W.C. (Frank Ripploh, 1980). En ambas películas los protagonistas son los propios cineastas. Dos grandes cineastas que no tenían miedo al sexo o a los cuerpos. Yo no soy el protagonista de Passages, pero también quería exponerme, arriesgarme, revelarme a través de la película, tan honestamente como pudiera”.