La sombra del colonialismo francés en la oleada de golpes de Estado en África
- Gabón ha sido el último país africano en sumarse a una espiral de levantamientos militares en el continente
- Antes fueron Níger, Mali, Guinea-Conakri, Sudán o Burkina Faso, todas ellas excolonias francesas
El miércoles, militares del Ejército gabonés tomaron el poder del país poco después de que las autoridades nacionales confirmaran la victoria electoral del presidente Ali Bongo. Junto a Níger, Mali, Guinea-Conakri, Sudán o Burkina Faso, lo ocurrido convertía a Gabón en el último territorio africano en sufrir un golpe de Estado en los últimos años. Todos ellos son, además, antiguas colonias francesas, lo que reabre el debate sobre su relación con Francia y el papel que ha podido jugar en estos procesos la que un día fuera su metrópoli.
La presencia francesa en sus excolonias ha sido mucho más “intrusiva” que la de otras naciones como Reino Unido, tal y como explica a RTVE.es el investigador de CIDOB y profesor de la Blanquerna-Ramon Llull, Oscar Mateos, quien asegura que ese alto nivel de intrusismo, tanto en lo político como en lo económico, “no acaba para nada con la colonización”. “Su presencia no explica todo lo que sucede en el continente africano, pero no se puede ignorar su influencia desde los años 60”, añade.
El "neocolonialismo" francés
En los años 50 y 60 se produjo la descolonización de los dos grandes imperios coloniales en los siglos XIX y XX, el francés y el británico, que controlaron gran parte del continente africano durante décadas. Sin embargo, se mantuvo el predominio y la influencia sobre la mayoría de esos territorios por parte de las antiguas potencias coloniales, sobre todo en el terreno económico.
“Hay que entender que la relación de Francia y esos países va mucho más allá de una simple cooperación. Estamos ante una situación de neocolonialismo desde 1960”, explica al Canal 24 horas el politólogo senegalés Saiba Bayo. ”Se crearon falsas independencias, que consistía simplemente en dar la independencia política a esos países, mientras que su economía y sus recursos estaban bajo control de Francia”.
De hecho, la moneda de siete de los nueve países francófonos de África Occidental, incluido Gabón, que obtuvo su independencia en 1960, es todavía el franco CFA, creada por la propia Francia en 1945.
"Eso beneficiaba a los países para tener estabilidad económica, ya que el tipo de cambio era el mismo que al entonces franco francés y que ahora al euro", explica a RTVE.es el periodista fundador de Africamundi, David Soler Crespo. "Los tipos de interés y todo iban marcados entonces por el Banco Central Francés y ahora por el Banco Central Europeo, lo que supone cierto colonialismo económico".
Mateos apunta, de hecho, que a lo que podríamos estar asistiendo ahora es “al inicio de un proceso de verdadera descolonización”. Eso, “a pesar de que la mayoría de estos contextos están siendo pilotados por una generación de militares que no hace presagiar una mejora de las condiciones sociales de la población”.
Una oleada de golpes de Estado
El de Gabón ha sido el último de una serie de levantamientos militares que son una muestra más de la inestabilidad política y social en muchas zonas de África. El más reciente fue el de Níger, perpetrado en agosto, después de que el país viviera otra intentona golpista en marzo de 2021.
Antes hubo otros en Burkina Faso, en septiembre de 2022; en Sudán, en octubre de 2021; y en Malí y Guinea, ambos en septiembre del mismo año. En la mayoría de ellos, los golpistas prometieron un gobierno transitorio que nunca llegó, sobre todo en los países del Sahel, muy golpeado por el yihadismo.
Sin embargo, como apuntan los analistas, el caso de Gabón guarda algunas diferencias con el resto. Al contrario que los anteriores, ocurre por primera vez fuera del Sahel, en concreto en África Central, bajo un contexto político y social muy diferente. También, por primera vez, golpea a una dinastía familiar, los Bongo, que acumulaban más de 50 años en el poder.
Además, como apunta Bayo, el de Gabón es un golpe "inédito", porque "viene después de otro golpe". En esta misma línea apuntaba el jefe de diplomacia de la UE, Josep Borrell, cuando el jueves subrayó la diferencia entre golpes de Estado militares e institucionales, "en los que no hace falta usar las armas", y denunciaba las "irregularidades" cometidas en los comicios.
“En el Sahel llegaban con la idea de acabar con la inseguridad, en Gabón, para poner fin a un régimen corrupto en gran parte sostenido por Francia y otros países occidentales”, señala Soler Crespo, que apunta a una cierta responsabilidad de Francia, aunque de manera distinta.
Mientras que en los países del Sahel predomina el sentimiento de estar consiguiendo resultados contra la violencia, explica el experto, “en Gabón es por el legado colonial y por haber sostenido a una dictadura que no ha sabido conectarse con el pueblo”.
“"Las grandes corporaciones occidentales han privado a África de su industrialización"“
Como señala Mateos, Francia ha logrado “enormes réditos económicos” en las últimas décadas de muchísimos países que tutelaba y en los que tenía una notable presencia. Como ocurre en Níger con la explotación de Uranio, o en Gabón con el petróleo, la presencia y los beneficios de compañías francesas en estos países es muy relevante.
“La Franceafrique es un modelo de neocolonialismo económico total”, defiende Soler, que añade que lo que prima es la presencia de empresas francesas explotando los recursos de esos países. “No solo Francia, las grandes corporaciones occidentales han privado a África de su industrialización, y así es imposible generar empleo, riqueza, y que se desarrollen correctamente”.
Un proceso de cuestionamiento en las élites y en el pueblo
En Níger, que tras la toma del poder por parte de los militares rompió relaciones con París para virar hacia Moscú, fueron miles los ciudadanos que celebraron la maniobra golpista. Los manifestantes ondearon banderas rusas y entonaron vítores en rechazo a Francia.
De hecho, las relaciones entre Níger y Francia no hacen más que empeorar desde entonces y Bamako ordenó el jueves la "expulsión" del embajador francés en su territorio tras retirarle la inmunidad diplomática.
Francia, al igual que hizo con el levantamiento en Níger, no tardó en condenar el golpe de Gabón. Sin embargo, mientras tanto, como ocurrió en Bamako, en Libreville, capital gabonesa, centenares de personas salieron a las calles en apoyo de los militares, e insistieron en tachar de fraudulentos los mismos comicios cuyo resultado pedían respetar desde París.
“Lo que se viene originando desde hace años es un proceso de cuestionamiento desde las élites políticas y también militares de todos estos países que están dentro de la ‘Françafrique’, pero también un cuestionamiento social”, explica el investigador de CIDOB. De ahí, añade, las “reacciones de júbilo” de algunos ciudadanos, que incluso “abrazan” la presencia rusa en estos países en contraposición a la francesa.
Soler, por su parte, apunta a la necesidad de un "cambio en la mirada" de Francia: “Creo que es equivocado centrarse en las élites para su propio beneficio económico (el uranio en Níger, el manganeso y el petróleo en Gabón) y no cultivar unas relaciones que vayan más allá y lleguen al pueblo”.
Aunque la oleada de levantamientos militares pueda conducir al fin del legado colonial en estos países, los niveles de inseguridad en la región del Sahel, donde producen la mayoría de golpes, no hacen más que aumentar en estos países. De hecho, muchos de sus gobiernos han aumentado su presupuesto en defensa.
"Es probable que se produzcan más golpes, nadie habría dicho hace unos meses que Gabón, o Níger, caerían en esta espiral donde es obvio que un proceso inspira a otro", menciona Mateos. No hay solución "mágica", dice, pero "sin duda, debe pasar por favorecer mecanismos no violentos que ayuden a la transición civil y democrática de todos estos contextos copados por cúpulas militares".