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Cuando la 'vuelta al cole' se queda en casa: el 'homeschooling', una opción minoritaria en España

  • Se estima que son más de 2.000 las familias que apuestan por educar en casa, si bien no existen registros oficiales
  • La ley no recoge de forma específica esta modalidad de educación en España

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Una madre ayuda a estudiar a un niño
Esta modalidad está ampliamente extendida en otros países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Bélgica.

Septiembre es siempre un mes de comienzos. Llegan la rutina y el fin de las vacaciones, y con ellos la 'vuelta al cole'. Sin embargo, no todos los estudiantes regresan a las escuelas tradicionales, ya que algunas familias optan por el homeschooling o la educación en casa, una modalidad minoritaria en España, pero ampliamente extendida en otros países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Bélgica.

Con esta opción poco convencional, los padres deciden asumir personalmente la educación de sus hijos sin delegar en terceras personas. Detrás de esta decisión puede haber motivos tan variados como los intereses lingüísticos en familias con padres de diferentes nacionalidades, para hacer frente a situaciones de bullying o por razones de salud. De hecho, a raíz de la pandemia se percibió un aumento del interés ante el miedo al retorno de las clases presenciales.

Pero en muchos casos, el objetivo reside en el deseo de adaptar los estudios a las necesidades de desarrollo de cada estudiante, "respetando sus ritmos y estilos de aprendizaje".

Para quienes optan por el homeschooling, "existen tantas formas de educar en casa como familias". Algunas optan por sistemas más parecidos al tradicional, con horarios, asignaturas e incluso el apoyo de personas externas, mientras otras apuestan por más libertad y flexibilidad. "Están atentas a lo que necesiten en cada momento los hijos e hijas y al interés que muestran por aprender ciertas cosas", explica a RTVE.es Alejandro Muñoz, padre y vocal de la Asociación Libre Educación (ALE).

Una rutina dentro y fuera de casa

Aitor Fernández, de la coordinadora catalana para el Reconocimiento y la Regulación del Homeschooling, es otro de estos padres que decidió educar en casa a sus dos hijos de ocho años por una cuestión pedagógica. "Queremos compartir con ellos ese proceso mientras son pequeños", afirma, señalando que les resulta "maravilloso" el proceso de trabajar en su formación y en ayudarles a ser autónomos.

Esto me suena. Las tardes del Ciudadano García - Educar en casa - Escuchar ahora

En su caso, tienen establecida una rutina educativa clara que consiste en alternar los días de 'currículum' teórico con los de creación de proyectos para aplicar lo aprendido. Tratan también de aprender mediante el 'trabajo de campo'. "Tenemos un pequeño terreno, ahí trabajamos un poco en cosas que tienen que ver con la naturaleza. Plantamos, creamos, observamos los árboles que tenemos", cuenta Aitor a RTVE.es.

"Nosotros no nos adaptamos a la escuela, sino que es 'la escuela' la que se adapta a nuestra forma de vida", subraya, recordando que hay siempre "cosas que se tienen que dar", pero lo adaptan al día a día de los niños y la familia.

Pero no todo es quedarse en casa. También hacen visitas educativas en grupo con otros homeschoolers. Cada lunes y jueves organizan actividades en grupo con otros niños a museos, excursiones o visitas a espacios abiertos. Para ellos, dice Fernández, es muy importante estar en contacto con otras familias: "Como mínimo dos veces a la semana nos juntamos con grupos regulares y con grupos que van variando".

Las asociaciones para la educación en el hogar subrayan, sin embargo, que este es un modelo que no es "para cualquiera". Hay que dedicar tiempo, esfuerzo y sobre todo recursos, ya que en gran parte de los casos uno de los progenitores tiene que quedarse en casa para llevar a cabo las labores de docencia, lo que implica un recorte en los ingresos.

"Hay que reflexionar, pensarlo bien, porque no es un camino sencillo", dice Muñoz, quien señala, además, que para educar no solo hay que documentarse, sino prepararse ante los "momentos de soporte emocional hacia los menores". De hecho, para él es fundamental este tipo de acompañamiento a los estudiantes, algo que cree no siempre es fácil en la escuela tradicional por "el ratio entre profesores y alumnos", razón por la que optó que la educación en casa.

La obligación de escolarizar, recogida en una sentencia del TC

En nuestro país se estima que son más de 2.000 las familias que apuestan por educar en casa, si bien no existen registros oficiales a causa de la falta de reconocimiento legal o de una ley específica que lo permita o prohíba. Sí que hay una ley educativa nacional que establece que la educación es obligatoria desde los seis hasta los 16 años y que la escolarización es responsabilidad de los tutores legales.

Hay casos excepcionales en los que Educación contempla la educación en casa o a distancia: deportistas de élite, artistas, feriantes, personas residentes temporalmente en el extranjero o con problemas de salud, por ejemplo. Para ellos se pueden establecer medidas que faciliten la conciliación o seguir la enseñanza reglada a distancia a través del programa CIDEAD.

La Constitución, además, reconoce el derecho a la educación en su artículo 27 sin hacer referencia a la escolarización, lo que para muchos abriría la puerta a la libertad de elección. Los partidarios de la educación libre apuestan por que cada uno pueda elegir el método "que crea más conveniente", ya sea la escuela tradicional, las alternativas o en su propio hogar. "Creemos que la educación en escuelas tiene que estar, que lo ideal sería poder democratizar la educación", subraya Muñoz.

Pero aunque la Carta Magna "habla de que todo el mundo tiene derecho a la educación" y "reconoce la libertad de enseñanza", el Tribunal Constitucional ya señaló en una sentencia de 2010 que "no ampara el que los padres puedan no enviar a los niños a la escuela", señala a RTVE.es el profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universitat de Vàlencia, José Eliseo Valle Aparicio. "Sí pueden elegir el tipo de centro: públicos, privados, con un cierto perfil ideológico, religioso...", añade.

Sin embargo, algunas comunidades han dado ciertos pasos para tener en cuenta este modelo. Por ejemplo, el País Vasco y Cantabria tienen el conocido como Decreto Balora, con el que la práctica del homeschooling podría no tener sanción administrativa o penal si los Servicios Sociales consideran que no supone un riesgo grave y que hay un plan de estudios individual establecido, aunque no se admita como opción educativa.

"No sabes como van a actuar desde todos los niveles, desde Servicios Sociales hasta la Fiscalía de Menores. O incluso yendo a juicio, porque ha habido juicios que los han ganado las familias y otros que los han perdido", lamenta Muñoz, que insiste en diferenciar la educación en casa de quienes hacen absentismo escolar.

"Las familias que lo practican tienen una gran inseguridad jurídica", reconoce Valle. A su vez, explica que los defensores de este modelo aducen que la regulación aproximaría el sistema educativo español "a la realidad más extendida en la Europa comunitaria, donde lo normal es la existencia de varios modelos educativos junto con la escuela tradicional".

No obstante, Javier Urra, psicólogo infantil y antiguo Defensor del Menor entre 1996 y 2001, recalca que la "legislación en España está clarísima". "La única obligación que tiene un menor de 16 años es acudir a un colegio ordinario. La escolaridad hasta los 16 años es obligatoria", dice en declaraciones a RTVE.es. Considera así que con la ley educativa actual es más que suficiente y "no hay que legislar nada" más.

"Educar significa socializar"

Más allá del marco legal, a través del debate se plantean otras cuestiones en torno al modelo educativo. "No es una cuestión solamente de leyes, sino de qué es lo más beneficioso para el menor", expone Valle, que incide en que educar no es solo transmitir conocimientos, "sino cómo enseñar".

Los sectores educativos críticos con el homeschooling señalan el riesgo de que los menores puedan verse aislados o conocer un entorno social limitado. “Se puede estar perdiendo lo que es la realidad social. La familia es una forma de socialización, pero la sociedad es más amplia y poliédrica”, plantea el profesor de la Universitat de Valencià.

Por su parte, Urra afirma que "educar significa socializar con otros niños, con otros diálogos, con otros debates" y que considera que los padres “no necesariamente son pedagogos y maestros”. Los docentes, por otra parte, tienen que valorar las actitudes y comportamientos a través del contacto con su entorno, por lo que los expertos se cuestionan si esta labor individual en casa se puede evaluar de manera efectiva por parte de la Administración.

Frente a esto, las familias defienden que ponen esmero en todo momento en fomentar las reuniones con otros niños –escolarizados o no– en los ratos de ocio, las actividades en grupo y la práctica de actividades extracurriculares con otras personas para evitar crear “una burbuja” social.

Las asociaciones recuerdan también que la flexibilidad permite el retorno al sistema cuando sea necesario. "En el momento en que nuestros hijos nos digan que quieren ir a un colegio, irán a uno. Cada cierto tiempo les preguntamos y lo vamos valorando, no nos hemos puesto un objetivo de hasta cuándo va a ser esto", asegura Fernández.