Pati, superviviente de violencia sexual: "Lo más duro fue contárselo a mi entorno y que me juzgaran"
La historia empieza cuando escucho el programa de Tolerancia Cero y el duro, verdadero, impactante testimonio de Pati, superviviente de dos agresiones sexuales -una de ella con agresores en grupo- cuando tenía catorce años y le pido la entrevista para Objetivo Igualdad. A los 30 años, esta superviviente de violencia sexual tuvo el valor de hablar sobre su trauma, con una psicóloga y también en terapia de grupo, y publicarlo en sus redes sociales. Conversamos sobre las consecuencias y huellas que deja una violación en una menor, también en una mujer adulta, en nuestro reportaje Las huellas de una agresión sexual. Para Pati, lo más difícil tras el estrés postraumático que padeció fue: "Contárselo a mi alrededor y que me juzgaran o que no me creyeran del todo. Porque me pueden creer y decir: Vale, la historia es cierta; pero igual hay puntos en los que no te quieren creer porque todas las personas que me rodeaban tenían vínculo directo con alguno de mis agresores". Según la ONU, una de cada tres mujeres sufre agresiones o abusos sexuales en el mundo
“Lo más duro fue contárselo y que algunas personas no me creyeran del todo “
¿Sigue vigente la cultura de la violación y seguimos cuestionando a las víctimas? Según Pati, las supervientes de violencia sexual tienen miedo a contar el delito y a denunciarlo porque temen ser cuestionadas por su entorno y también experimentan terror por las posibles represalias del agresor. "En el momento en el que tú le dices a una persona que su pareja, su hermano, su amigo me ha hecho esto, se queda bastante descolocada. Al final, los daños me los llevo yo. La repercusión cae sobre mí si no me creen". Pati enumera frases que podría escuchar cualquier víctima: "Uy eso no ocurrió del todo así", "Esto fue hace mucho tiempo". Son excusas que duelen más que otras reacciones. "Y fue hace mucho tiempo. Tengo empatía hacia los niños que me lo hicieron (la agresión) pero no tengo empatía hacia los adultos que lo justifican", asegura Pati, quien ahora, empoderada tras sobrevivir a la violencia sexual, se ha convertido en una referente para muchas adolescentes, para muchas mujeres, que han pasado y pasan por una violación. Según reconoce, también quiere inspirarlas para que no carguen con una vergüenza que no les corresponde.
“Cuando tú le dices a una persona que su pareja o su hermano o sus amigos han participado en una agresión sexual se queda muy descolocada “
Sólo una minoría denuncia
Hay que recordar que el 80 por ciento de la violencia sexual no se denuncia, según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, que elaboró el Ministerio de Igualdad y ese dato asciende al 92% cuando se trata de víctimas de dicha violencia fuera del ámbito de la pareja. Un 13,7% de mujeres ha sido víctima de violencia sexual (2.802.914 mujeres) en nuestro país, aunque sólo una minoría se atreve a denunciar su agresión por diferentes causas: un 40% de mujeres víctimas de violación relata que no denunciaron por "vergüenza"; el 36,5% cita el temor a no ser creída y el 23,5% por el miedo al agresor. En cuanto a quienes han sufrido violencia sexual fuera de la pareja, el motivo más citado es que "era menor, era una niña", que es mencionado por el 35,4% de las mujeres. Como razones sigue el no conceder importancia a lo sucedido (30,5%), la vergüenza (25,9%), el hecho de que la agresión haya sucedido "en otros tiempos en los que no se hablaba de estas cosas" (22,1%) y el temor a no ser creída (20,8%).
Victoria Rossell, delegada del Gobierno para la Violencia de Género, en el reportaje Violencia sexual: ayuda y reparación de Objetivo Igualdad que puedes ver en RTVE Play, explica: "La violencia sexual es mucho más prevalente de lo que la gente cree. En España, el 6,5% de las mujeres hemos sufrido este tipo de violencia fuera del ámbito de la pareja a lo largo de nuestras vidas" y añade: "La violencia sexual no es una cuestión de sexo sino una cuestión de violencia, de sumisión, de poder como toda la violencia de género".
“La violencia sexual es una cuestión de sumisión y de poder como toda la violencia de género “
Para Daniel Moreno, jefe del EMUME Central de la Guardia Civil (Equipo de Mujer y de Menor) denunciar es quitarse un peso de encima aunque reconoce: "Dar ese paso a muchas mujeres les cuesta. Nosotros invitamos a las mujeres a que lo hagan, porque lo que vemos después -una vez que han venido a denunciar- es que se quitan una losa. El poder compartirlo, el poder buscar ayuda es muy importante".
“Las mujeres se quitan una losa cuando denuncian “
Los datos revelan que la violencia que sufren las mujeres no es una violencia episódica sino estructural de la que sólo atisbamos la punta del iceberg porque las cifras no reflejan la realidad oculta que existe, según nuestros entrevistados. "A veces las pacientes te lo cuentan cuando ya han pasado 20 o más años", dice Gemma Del Val, psicóloga sanitaria del centro Álava Reyes, que, además, confiesa que "en la primera fase de la terapia, ventilamos emociones. Cuando compartimos nuestro dolor, nuestra angustia, nuestros miedos, nos sentimos aliviados. Cuando verbalizas lo que ha pasado, ya inicias un proceso terapeútico".
“Cuando la víctima comparte su dolor, su angustia, su miedo, ya se siente aliviada “
La importancia del consentimiento
Pati reconoce que ve positivo que la ley 'del sólo sí es sí' ponga en la agenda legal el tema del consentimiento a la hora de mantener relaciones sexuales, y también el hecho de que se hayan centros especiales para atender a las víctimas de violencia sexual. Cuando cuenta el calvario que pasó, nuestra entrevistada lo resume: "Pasé por dos hechos: uno fue una violación, con dos compañeros de clase, que eran amigos míos, que eran de mi confianza,y el segundo fue (una agresión sexual) en un botellón. Estábamos en mi pueblo y 20 chavales me drogaron y metieron en el maletero de un coche, empezaron a levantarme la camiseta, con el coche dieron marcha adelante, marcha atrás. Fue gente que me rodeaba hasta los treinta años que fue cuando empezó el trastorno de estrés postraumático".
“Me violaron dos amigos de clase que eran de mi confianza“
Pati insiste en que el consentimiento es clave para ella porque "es muy importante, también el deseo, porque no sólo importa el consentimiento que tengas hacia una persona sino el tú sentir que una mujer te desea porque el que una persona quiera estar contigo debe ser que algo que te fortalezca. No es algo tipo: 'Me ha dado su consentimiento y me da igual lo que piense o si está incómoda. No, realmente no pasa nada por preguntar".
“El consentimiento y el deseo son muy importantes“
La agresión sexual en los pueblos
Pati sufrió sus agresiones sexuales en un pueblo de España. ¿Es diferente si se produce el delito en el ámbito rural o en el urbano? Para Daniel Moreno, la respuesta es sí. ¿Por qué? "Porque, en el área rural se conoce todo el mundo. ¿Eso qué implica? Pues que la víctima a la hora de interponer denuncia le da mucha más verguenza que en el ámbito urbano porque, incluso, puede conocer a los compañeros del cuartel. Si nosotros tenemos conocimiento se le dan facilidades. La Guardia Civil acompaña las víctimas que sufren una agresión sexual. En los casos de agresiones sexuales va a actuar siempre personal especializado. En la atención a víctimas de violencia sexual son profesionales que han recibido una formación adicional a la que recibe cualquier guardia civil. Miramos mucho por el estado anímico de la víctima, cómo se encuentra, tanto a nivel psicológico como si ha sufrido algun tipo de lesión y su estado de ansiedad también lo tenemos en cuenta".
“En los pueblos se conoce todo el mundo y la víctima siente más carga“
El hecho de que sea un sitio más pequeño tiene un gran peso específico porque acentúa la indefensión psíquica de la víctima. "Me recluí en casa. Luego fui a terapia que me fue muy bien. Poco a poco ha ido bastante mejor pero el camino ha sido duro, con muchas piedras", relata Pati. Hay que recordar que los estereotipos que apuntan a que las violaciones las cometen agresores desconocidos y se producen en lugares peligrosos son erróneos. Según cuentan nuestros expertos y expertas, los atacantes son, en su inmensa mayoría, conocidos. "En el caso de abusos sexuales a menores, según mi experiencia profesional, normalmente son parientes, amigos y familiares, que conocen a la víctima y se aprovechan de su vulnerabilidad para cometer este tipo de delitos. Es importante que se acuda bien al pediatra bien a un centro hospitalario si la agresion sexual se ha producido en el momento sino hay que activar el protocolo igualmente. El paso a dar sería interponer una denuncia y después psicólogosforenses analizarán la credibilidad del testimonio (de la menor) También hay veces que se necesita la intervención de un ginécólogo para evaluar los daños".
“El camino ha sido duro, con muchas piedras“
Miedo, parálisis y culpa
El 70% de las víctimas de agresiones sexuales no se defiende. La neurociencia explica por qué la respuesta habitual del cerebro es la parálisis. Según un estudio publicado en Nature, es lo que se conoce como inmovilidad tónica, una circunstancia a tener en cuenta, dicen los especialistas, para no poner en duda la credibilidad de las denunciantes. "Es un evento tan traumático que lo normal es que la persona se quede en un estado de shock, en un estado de irrealidad, con esos pensamientos en la línea de esto no puede estar pasando, esto no puede ser real, no puede ser que me esté ocurriendo a mí. El impacto psíquico que supone la vivencia de una experiencia de estas características supone un profundo daño en la personalidad", explica Del Val.
“No puede ser que esto me esté pasando a mí“
"Tuve un estrés postraumático, que me hizo recordar hechos que había vivido cuando era un niña. Sueños que se me repetían constantemente. Yo me orinaba en la cama cuando dormía porque cuando me drogaron, yo me oriné. Aunque no lo relacionaba pero tratándolo en terapia, fue como: 'Claro, sentiste terror en ese momento y la forma de expresarlo tu cuerpo fue orinarte. Cada vez que lo repites te pasa exactamente lo mismo", cuenta Pati, que recuerda que se le quedó paralizada la cara. "Tengo un tic nervioso en ojo. También siento desconfianza hacia la gente. La culpabilidad. Realmente ¿me merezco esto? He estado 30 años... siendo amiga de esas personas y ¿ahora me merezco que no me llame nadie?"
“Tenía pesadillas y me orinaba en la cama “
La culpa es una de las secuelas psíquicas de la violencia sexual. "El sentimiento de culpa es muy frecuente que aparezca. Sobre todo en mujeres adultas, la culpa va en la línea de cuestionarse: ¿Quizás podría haber hecho más? ¿Quizás me podría haber defendido? ¿Quizás yo di pie a que sucediera esto? A nivel cognitivo, se produce una cadena de pensamientos culpabilizadores que pueden favorecer el que no se denuncie por ese motivo, por ese miedo a que no se te crea", profundiza Del Val, quien tampoco descarta el apoyo farmacológico durante el tratamiento. "Hay veces que también se necesita medicación para manejar las sintomatologías y psicopatologías de ansiedad, de depresión e incluso de estrés postraumático que van asociadas a la víctima".
“Se produce una cadena de pensamientos culpabilizadores en las mujeres y menores“
Superar el trauma
Pati cuenta que las supervivientes de violencia sexual muchas veces no encuentran el apoyo que necesitan para superar lo sucedido. Aunque afrontar los hechos delictivos y hablar sobre ellos ya es un gran paso adelante, segun los expertos entrevistados. "La víctima (del reportaje) fue tremendamiente valiente porque, en vez de recurrir a la evitación -que es una variable muy frecuente del estrés postraumático-, se enfrentó a recuerdos, lugares... Hay que recordar que estamos hablando de personas conocidas y se hace a costa de un gran sufrimiento", puntualiza Gemma Del Val.
“No te sientas culpable porque no has hecho nada malo“
¿Que le dirías al alguien que haya pasado o pase ahora por tu trauma? "Que no se quede callada, que lo hable con alguien de confianza, que acuda a terapia si lo ve necesario, si está causando un transtorno en su vida porque al final esto es un transtorno y pensamos que no pero sí nos hace daño o nos cambia conductas en nuestra vida. Necesitas que alguien te agarre la mano, necesitas que alguien comparta esta experiencia contigo, necesitas que alguien te acompañe. Pero no te sientas culpable porque no has hecho nada malo", concluye Pati.