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Marruecos, desde el epicentro del seísmo (I)

El miedo a las réplicas invade la noche de Marrakech: "Dormimos con la ropa por si hay que salir corriendo"

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Decenas de familias pasan su segunda noche en las calles de Marrakech por temor a réplicas del terremoto

Poco más de 24 horas después del terremoto que ha sacudido Marruecos, Marrakech ha amanecido con cientos de personas que han pasado la noche a la intemperie por temor a nuevos temblores, como los que causaron el derrumbe de sus casas o sus hoteles.

Los parques están llenos de familias que han pasado la noche en un trozo de césped que han convertido en su hogar de forma temporal. Tiendas de campaña instaladas al borde de la carretera rodeadas de niños que hacen el pino o juegan al “pilla pilla” y mujeres que se peinan unas a otras para matar el tiempo.

En algún hotel en el que se alojan turistas y también periodistas que han llegado para informar sobre las consecuencias del seísmo se observan algunas grietas en las paredes y algún que otro cuadro torcido. Unos pocos clientes se quedan en la recepción charlando y otros tantos prefieren dormir en las hamacas de la piscina tapados con edredones e incluso bajan de las habitaciones las cunas para sus bebés.

Temen que pueda haber una réplica del terremoto que ha dejado ya más de 2.000 víctimas mortales, cuyo epicentro se ha registrado a tan solo 60 kilómetros de la ciudad más turística de Marruecos.

Aunque otros locales y turistas continúan haciendo una 'vida normal' en la plaza de Jemaa El Fna, donde venden comida y otros productos en sus puestos o cenan en las azoteas viendo el atardecer.

“Tenemos mucho miedo”

Jamal charla con su mujer sentados sobre una manta en mitad del Jardin Sidi Mimoun, a tan solo unos metros de la mezquita Kutubía. Si no fuera por el terremoto, parecería que estuvieran en una cita romántica haciendo un pícnic, pero lo cierto es que han decidido pasar la noche en el parque por miedo a que su vivienda volviera a temblar mientras dormían.

“Notamos el terremoto en casa. Yo estaba dormido y tuvimos que salir corriendo. Nuestra casa está bien, pero vamos a pasar la noche aquí. Mañana volveremos para ver cómo está nuestra casa”, explica este hombre de unos 60 años.

A tan solo unos metros de Jamal y su mujer, dos chicas rezan en el césped mirando hacia La Meca, un grupo de jóvenes toma té en un círculo y varios niños corren por el parque. Todos en el mismo lugar, por una misma razón.

“Es la primera vez que pasa algo así en Marruecos. Es normal que estemos asustados y veamos a tanta gente por las calles”, explica Mohammed, quien trabaja en un hotel de la zona. “Tienen miedo porque la mayoría de los que están aquí viven en casas de la ciudad vieja. Casas del siglo XIX. Es normal ver a gente con miedo y viviendo en las calles por la noche”, justifica este joven sentado en un banco del parque, quien detalla que el edificio en el que vive es nuevo, por lo que no tiene muchos daños.

Dormir con ropa y los zapatos puestos

Fabienne y su amiga Jasmine viajaron desde Dijon, en Francia, para pasar nueve días en Marrakech. El seísmo les pilló tomando algo en una azotea en la medina de la ciudad, una de las zonas más turísticas.

“Empezamos a notar el temblor y nos dio mucho miedo. Nos temblaba todo el cuerpo y esa noche no pudimos dormir. Solo dos horas”, admite esta francesa de unos 60 años. “Había mucho temor durante la noche y sirenas que no dejaban de sonar”, añade todavía con el miedo en el cuerpo.

A la mañana siguiente del terremoto, mientras una de ellas se duchaba, sonó un estruendo tremendo. “Se ha caído el edificio que estaba al lado de nuestro hotel y ahora tenemos que escalar para ir a la habitación”, explica.

Los equipos de emergencias marroquíes trabajan a contrarreloj para buscar a los desaparecidos del terremoto

Sin embargo, a pesar de seguir con miedo, Fabienne y su amiga han preferido pasar la noche en su hotel. “Dormimos con la ropa y los zapatos por si tenemos que salir corriendo”, afirma riendo para intentar quitarle tensión al asunto.

“¿Sois periodistas españoles? ¿Tenéis alguna información nueva?”, nos pregunta una enfermera valenciana que pasa unos días de vacaciones por Marruecos con su pareja.

Esta española tuvo que asistir junto a una sanitaria británica y otro griego a los heridos que llegaban a la plaza de Jemaa El Fna. “Un señor llegó con la tibia salida”, recuerda esta enfermera española que no durmió en toda la noche.

La pareja asegura que su hotel se encuentra pegado a varios edificios dentro de la zona vieja de la ciudad y teme que si hay una réplica pueda caerse. “Vamos a comprar unas mantas y dormiremos en la plaza”, añade sin dudarlo.