El independentismo llega a la Diada en horas bajas y dividido por las negociaciones para la investidura
- La ANC llama a “desbordar las calles de Barcelona para volver a poner la independencia en el centro del debate"
- Junts y ERC, que marcan distancias sobre los pactos con el Ejecutivo central, acudirán a la manifestación principal
Cataluña ha vuelto a situarse en el centro del tablero político coincidiendo con la celebración de la Diada este lunes. Con el apoyo a la independencia en mínimos históricos, las negociaciones para una hipotética investidura de Pedro Sánchez y la amnistía reclamada por Junts centrarán las manifestaciones, a las que esta vez sí acudirán miembros de ERC. "Pactar con quien nos reprime y espía no puede ser el camino", avisa la Asamblea Nacional Catalana (ANC), quien convoca una de las marchas principales.
Tras años de declive en el número de asistentes, el Día de Cataluña volverá a tomar el pulso a un independentismo que acude más dividido que nunca, con el Govern entre las dos principales fuerzas soberanistas roto en pedazos y la caída electoral del movimiento en las municipales y en las generales, impulsada por la campaña a favor de la abstención del sector más radical.
El año pasado, la marcha reunió a 150.000 personas -según la Guardia Urbana-, lejos del poder de convocatoria de hace una década, cuando cientos de miles de personas formaron una cadena humana a lo largo de 400 kilómetros desde el municipio de El Pertús, en Francia, atravesando 86 localidades hasta Alcanar, en Tarragona, para reclamar la independencia.
Lo cierto es que el secesionismo vive sus horas más bajas, de acuerdo al último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat, el conocido como CIS catalán. En julio, el rechazo a la independencia volvió a situarse en su máximo hasta la fecha, el 52%, frente a un 42% que elegiría la papeleta del 'sí' en un hipotético referéndum. Tanto es así que, en apenas tres meses, la distancia entre ambos ha pasado de 7 a 10 puntos.
La encuesta también destaca que, tanto entre los partidarios como entre los contrarios a la independencia, se da una mayoría favorable a una resolución negociada y pactada del conflicto político (62%), mientras que solo el 10% apoyan la consecución de la independencia por vías unilaterales.
Una multitudinaria protesta en mitad de las negociaciones
Precisamente las negociaciones entre las dos principales fuerzas soberanistas y el Ejecutivo central para apoyar la reelección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno -en caso de que la investidura de Feijóo no salga adelante a final de mes- centrarán gran parte de la jornada. Sobre todo, tras la advertencia de la ANC, que llama a “desbordar las calles de Barcelona para volver a poner la independencia en el centro del debate", tras años donde a su juicio “la represión, los pactos con el PSOE y la mesa de negociación han fracasado y han blanqueado el Estado”.
Bajo el lema 'Via Fora', un grito medieval que avisaba al pueblo a salir a las calles para defenderse en caso de ataque, la entidad clama por abandonar el diálogo con el Estado y pide a Junts y ERC que se pongan de acuerdo “para activar la mayoría política del Parlament y hacer efectiva la independencia", y no “para votar presidentes del Estado represor”.
El comunicado de la ANC se hacía público a la vez que la vicepresidenta segunda en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, se reunía en Bruselas con el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, convertido en el principal rostro de las negociaciones. El líder de Junts, consciente de que sus votos son necesarios tanto para investir a Feijóo como a Sánchez, ha abierto la puerta a iniciar conversaciones tanto con el PP como el PSOE, aunque solo si se cumplen dos condiciones: una ley de amnistía y el reconocimiento de la “legitimidad democrática” del independentismo.
La respuesta no se hizo esperar. El PP, que hasta entonces abría la puerta a sentarse con Junts en aras de conseguir los cuatro votos que Feijóo necesita para superar la investidura, aunque eso le costara las críticas de algunos de sus principales barones, cree que las exigencias de Puigdemont son "inasumibles" porque romperían el criterio de igualdad entre los españoles. “No puedo aceptar que la democracia española sea igual que una dictadura", señaló el presidente popular en una comparecencia ante los medios.
El PSOE, por su parte, ve a Junts "abierto al diálogo" después del “cambio de discurso” del líder catalán y asegura que cualquier planteamiento pasa por "el diálogo en el marco de la Constitución” y con “un objetivo, que es la convivencia". No obstante, instan a cumplir los tiempos y esperar a que se resuelva la investidura de Feijóo para poder mover ficha.
"No tiene base moral", apuntó el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, totalmente contrario a aceptar las exigencias de Puigdemont. Algo que también comparte el histórico dirigente del PSOE y expresidente del Gobierno Felipe González, quien cree que la amnistía “no tiene encaje en la Constitución”.
Junts y ERC, divididos y con el sector crítico en contra
Los primeros compases de la negociación también han provocado duras críticas en el sector más duro de Junts, sobre todo tras la disolución de la asamblea del Consell de la República, la entidad independentista que dirige Puigdemont desde Bruselas y que pretende ser una suerte de Generalitat paralela. “¿Por qué tanta prisa?", se preguntan parte de sus miembros en un escrito que recoge Europa Press. Para calmar los ánimos, el expresident aseguró que "no hay ninguna negociación en marcha con nadie".
Más allá fue la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, quien cargó contra el acuerdo entre el PSOE y Junts para reconocer el catalán como lengua oficial en la Unión Europea a la vez que la socialista Francina Armengol se hacía con la Presidencia del Congreso. "Creíamos que íbamos a hacer la independencia, no a conseguir que se pudiera hablar catalán en un sitio de Europa. Esto, si tuviéramos un Estado propio, también lo podríamos hacer", denunció.
Desde ERC, por su parte, celebran que la formación haya entendido que “negociar es la vía” para alcanzar la independencia. “En Esquerra hace tiempo que picamos piedra. Muchas veces en solitario y recibiendo ataques muy duros”, subrayó su portavoz, Raquel Sans, un argumento que comparten el resto de líderes republicanos: "Ser útiles no nos hace menos independentistas", puntualizó Gabriel Rufián.
Precisamente ese posicionamiento ha llevado a ERC a cosechar en los últimos meses duras críticas del ala más radical del independentismo, que provocaron incluso que la formación que preside Oriol Junqueras no acudieran el año pasado a la manifestación de la Diada convocada por la ANC para evitar ser abucheados.
““Negociar es la vía para alcanzar la independencia“
Este año, en cambio, sí estarán presentes porque, en palabras del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el escenario "es distinto" y está enfocado en "dirigir la presión hacia el Gobierno del Estado" frente a la estrategia negociadora de la Generalitat y de Esquerra con la Moncloa, tal como sucedió entonces.
Desde Junts también acudirá a la manifestación, pese al riesgo de que sus líderes pueden convertirse este año en blanco de los ataques. Los de Puigdemont insisten en marcar distancia con sus antiguos socios de Govern, cuya matrimonio de conveniencia saltó por los aires hace casi un año, y cargan contra los republicanos por estar “desconectados de la realidad del independentismo". “Parece que un día de confrontación inteligente da más resultados que dos años de mesa de diálogo”, subrayó el exvicepresidente de la Generalitat Jordi Puigneró en un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter) tras el pacto en la Cámara Baja.
A todo ello hay que sumar el terremoto interno dentro de la propia ANC, la organización que nació con el objetivo de alcanzar la independencia en Cataluña. A la pérdida de fuerza de los últimos años, se unen las dimisiones en el seno de su dirección a raíz de la intención de impulsar una nueva candidatura independentista en las próximas elecciones catalanas.
Los constitucionalistas llaman a la "convivencia"
Mientras tanto, parte del sector constitucionalista también celebrará el Día de Cataluña, aunque lejos de los actos convocados por el independentismo. Una de las presencias más destacadas será la de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que viajará a Barcelona para celebrar la festividad y participará en un acto institucional en la plaza de Carles Buïgas de la capital condal.
Por parte del Ejecutivo en funciones, solo se prevé la presencia de la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en funciones, Raquel Sánchez, como parte de la delegación del PSC. Precisamente el líder de los socialistas catalanes en el Parlament, Salvador Illa, apeló este domingo a la "convivencia" en un mensaje en sus redes sociales: "Es un buen momento para afirmar nuestra voluntad de ser y de convivir, primer entre nosotros mismos, los catalanes y las catalanas, después con el resto de pueblos de España y también con el resto de pueblos de Europa", señaló.
Los socialistas catalanes participarán hasta en cuatro actos institucionales, siendo la más destacada la representación por la mañana en la tradicional ofrenda floral en el monumento a Rafael Casanova de Barcelona. Por lo que respecta a los Comunes, este año volverán a asistir a los tres actos a los que suelen enviar representación: la ofrenda floral a Casanova, el homenaje a Salvador Allende y el acto organizado por Ómnium Cultural a las 12:00 horas.
Por su parte, desde el PP en Cataluña confirman que no asistirán a los actos institucionales que organiza la Generalitat, tal como ya han venido haciendo los últimos años, aunque Fernández sí estará presente en los que organiza el Ayuntamiento de El Vendrell (Tarragona). Más crítico con la celebración de la Diada se mostró el líder de Vox en Cataluña, Alejandro Fernández, quien aseguró que es "una efeméride histórica totalmente manipulada y tergiversada", por lo que desde su formación no lo celebrarán. Y desde Ciudadanos piden una "Diada de todos" este 11 de septiembre.