La sequía empuja al campo a una siniestralidad de más de 1.000 millones de euros, la mayor de la historia
- Superan los 768,85 millones de euros que se abonaron en 2022, el peor año hasta la fecha
- La producción de cebada ha caído un 39% y la superficie de maíz se ha reducido en un 20% por la falta de agua para regar
El Gobierno prevé que 2023 sea el año de mayor siniestralidad en la historia del seguro agrario, con unas indemnizaciones totales por encima de los 1.000 millones de euros, la mayor cifra de la historia. De ese total, alrededor de 460 millones de euros se destinarán a cultivos siniestrados por la sequía.
Así lo han avanzado este martes los ministros en funciones de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; y de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante la presentación en rueda de prensa de un informe sobre los daños ocasionados por la sequía. De confirmarse las previsiones a final de año, los más de 1.000 millones de euros en indemnizaciones que tendrá que abonar el seguro agrario superarán por mucho el que hasta ahora ha sido el peor año, 2022, cuando se alcanzaron los 768,85 millones de euros.
Cereales
En detalle, los cultivos extensivos (cereales, oleaginosas y leguminosas) y los pastos son los sectores más perjudicados por la sequía, con rendimientos significativamente inferiores a las anteriores, según la información del Gobierno. Así, en cereales se estima una producción de unos 11 millones de toneladas, lo que significa una reducción en torno a un 40% con respecto a la campaña de 2022, ha detallado Planas.
La producción de cebada se ha reducido en un 39%, la de trigo blando en un 36%, y la superficie de maíz se ha reducido en un 20% debido a la menor disponibilidad de agua para riego. Como consecuencia de estas bajas producciones, el Gobierno estima que España deberá importar unos 20 millones de toneladas de cereales para poder satisfacer la demanda, tanto de consumo como de fabricación de piensos.
Olivar y viñedo
En cuanto al olivar, Planas ha ilustrado que la falta de agua ha provocado que la producción de la presente campaña se haya situado en poco más de 630.000 toneladas, un 55% inferior a la anterior, y que esta circunstancia se encuentra en el origen de la subida de precio al consumidor que está experimentando el aceite de oliva, de más de un 50% en el último año.
El Departamento que lidera Planas espera que la próxima campaña, que comienza el 1 de octubre, sea algo mejor que esta, aunque considera que la evolución de la situación climática en las próximas semanas "será determinante".
Respecto a las perspectivas de producción de una de vinificación, ha indicado que las últimas lluvias han mejorado la previsión, que ahora se sitúa en entorno a 36 millones de hectólitros de vino, frente a los 41 millones de la campaña pasada. Planas ha destacado que hay unas existencias importantes de vino almacenado y que eso permitirá que los precios de mantengan estables.
Oleaginosas y frutales
El descenso en los rendimientos de oleaginosas (girasol y colza) se estima en un 30% y también se esperan producciones inferiores de leguminosas en grano, principalmente lentejas. La sequía ha afectado igualmente de manera directa a los árboles y producción de frutales, tanto por la falta de lluvias como por las restricciones en las dotaciones de agua para riego en momentos críticos de la evolución de los frutos, como el periodo de engorde.
De esta forma, en fruta dulce se han obtenido productos de menor calibre, que perciben menores cotizaciones en el mercado e inciden negativamente en la rentabilidad de las explotaciones.
En algunos cultivos hortícolas la falta de agua ha producido una disminución de la superficie sembrada muy significativa y en el caso del tomate de industria, por ejemplo, en Andalucía apenas se han sembrado 1.700 hectáreas, cuando lo habitual está en torno a las 6.600 hectáreas.
En la ganadería, la producción en extensivo es la más afectado por la situación de sequía, ha indicado Planas, y además de la escasa disponibilidad de pastos, también tiene incidencia el encarecimiento de las materias primas para la alimentación animal, lo que ha incrementado de manera muy significativa los costes de producción.
El ministro ha recordado que la sequía está contemplada dentro de los seguros agrarios en la gran mayoría de los cultivos que se desarrollan en secano: herbáceos extensivos (cereales, leguminosas, girasol), uva de vinificación, olivar, almendro, remolacha azucarera y algunos cultivos forrajeros.
Además, ha destacado que en el pasado mes de agosto ya se abonó más del 90% de los 460 millones de euros de indemnizaciones que se destinarán a cultivos siniestrados por la sequía.
Planas ha subrayado que el Gobierno ha arbitrado ayudas directas por importe de 636,7 millones de euros para que agricultores y ganaderos combatan los efectos de la sequía, a los que suman los 81 millones de euros asignados por la Comisión Europea (CE) del fondo de reserva de crisis y varias medidas de ayuda indirecta.