El encuentro entre Putin y Kim Jong-un: una visita rodeada de misterio que pone de manifiesto el "aislamiento" de Rusia
- El viaje es el primero de Kim Jong-un al exterior en cuatro años y lleva meses fraguándose
- Los líderes podrían sellar una alianza armamentística de la que Washington lleva meses advirtiendo
Rusia acoge este miércoles el esperado y enigmático encuentro entre el presidente Vladímir Putin y su homólogo norcoreano, Vladímir PutinKim Jong-un, que se ha desplazado hasta allí por invitación expresa del jefe del Kremlin. La reunión, la primera entre ambos líderes desde 2019, llega una semana después de que el mandatario ruso manifestara su intención de ampliar lazos con Pionyang “en todas las direcciones” y las dos partes esperan obtener de ella un beneficio que podría pasar por el sello de una alianza armamentística de la que Washington lleva meses advirtiendo.
El líder norcoreano ha llegado al Lejano Oriente ruso a bordo de un tren blindado cuyo destino final ha sido una incógnita hasta el final. Sin embargo, la visita, que responde a los intereses de ambos países, lleva meses fraguándose. En julio, el ministro de defensa ruso abrió paso a un acercamiento en su visita oficial a la capital norcoreana, donde se manifestó el interés en fortalecer su cooperación en seguridad y defensa; y, en las últimas semanas, Putin y Kim Jong-un han intercambiado cartas con el mismo propósito.
Además, ambos líderes estrecharon lazos allá por 2019, en la que fue su primera cumbre bilateral, celebrada en Vladivostok. Tras ese encuentro, el líder coreano ha manifestado su apoyo a Moscú en cualquiera de sus disputas, incluida la guerra en Ucrania, siendo Corea del Norte el tercer país que reconoció la independencia de los territorios ocupados de Donetsk y Lugansk.
Un “matrimonio de conveniencia” entre líderes
Según el diario estadounidense The New York Times, que cita a funcionarios del gobierno de EE.UU., el mandatario ruso busca con este encuentro la venta por parte de Pionyang de artillería y misiles antitanque, mientras que el líder norcoreano perseguiría la obtención de tecnología avanzada para el desarrollo de nuevos satélites y submarinos, así como ayuda humanitaria para un país que sufre un aislamiento aún mayor tras el cierre a cal y canto de sus fronteras durante la pandemia de Covid-19.
“El encuentro no representa tanto una apertura diplomática, sino más bien una especie de matrimonio de conveniencia entre los dos regímenes, y esto se aplica en particular a Rusia”, apunta el analista de El Orden Mundial (EOM) Álvaro de Argüelles, que cree que este acercamiento no representa “ningún triunfo” para Putin. “Es una muestra del aislamiento del Kremlin y la debilidad de su Ejército, obligado a recurrir a Pionyang en busca de munición”.
“Muestra a una Rusia que ve que las cuotas se van cerrando en distintos espacios, lo que le obliga a comunicarse con otros países como Irán o Corea del Norte. Vemos una Rusia que está más atrapada”, expone a RTVE.es la analista de CIDOB Inés Arco. Pionyang, en cambio, quiere mostrarse como “un poder establecido capaz de actuar de forma independiente” frente a lo que dibuja como el frente occidental anti Corea del Norte y ahora también anti Rusia.
Los analistas consultados coinciden en que el acercamiento de Moscú a Pionyang sigue la línea de lo ocurrido con Irán, uno de los países más cercanos al Kremlin, en el punto de mira por la denuncia tanto de Kiev como de potencias occidentales del uso por parte de Rusia de drones fabricados en ese país en territorio ucraniano. Teherán, que durante meses negó cualquier tipo de suministro armamentístico, llegó a reconocer haber suministrado drones a Moscú, aunque aseguró que solo lo hizo antes del inicio de la guerra.
Rusia busca armas ante un conflicto que se alarga
"Rusia busca cooperación armamentística de dónde sea. Se ha apoyado mucho en Irány ahora la cooperación que lleva tiempo buscando es la de Corea del Norte", expone a RTVE.es la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, Gracia Abad. Son estos "estados gamberros, indeseables", que arrastran duras sanciones y décadas de relaciones complicadas con la comunidad internacional, y a los que parece imposible limitar, con los que ahora Moscú tiene "unas relaciones más intensas".
Los expertos también coinciden en que Moscú acude a Pionyang en un momento en que la ofensiva ucraniana se está alargando más de lo que Putin esperaba y cuando, lejos de lo que desearía Putin, la ayuda occidental a Kiev no cesa.
En las últimas semanas, mientras Zelenski insiste en la necesidad de recibir más armamento de sus socios, supimos que Washington comenzará a entrenar en su territorio a pilotos ucranianos en el manejo de cazabombarderos F-16 a partir de octubre y el sábado ABC News citaba a funcionarios estadounidenses que hablaban de un "probable" envío de misiles de largo alcance a Ucrania.
"El encuentro llega en un contexto en el que Ucrania se prepara con el apoyo de sus aliados occidentales y Rusia hace lo propio con distintos países", apunta de Argüelles, que añade que el acercamiento a países como Corea del Norte o Irán se explica en que ambos "se permiten una política exterior muy agresiva porque tienen poco que perder y, sin embargo, mucho que ganar".
Abad, por su parte, subraya que el hecho de que Rusia entable relaciones con este tipo de estados, "dice muy poco en su favor" y "hace pensar mucho en que se encuentra en una situación de franca debilidad". Esta visita, añade, no cree que fortalezca para nada la posición de Putin, ya que Corea del Norte es un "estado paria" y "relegado de las relaciones internacionales" con el que "nadie quiere nada".
Un impulso contra el aislamiento tecnológico de Pionyang
Por su parte, Corea del Norte, que no tiene en su mano otra tecnología que pueda servirle a Moscú, salvo munición y artillería, podrá recibir a cambio combustible, ayuda humanitaria y, sobre todo, tecnología más avanzada, muy necesaria en un país que lleva décadas aislado y que, entre otras cuestiones, arrastra varios intentos fallidos en el marco de su programa de lanzamiento de satélites.
"Pionyang no está abierto a cualquier ayuda, por lo que va a intentar sacar rédito, el máximo posible, de esta situación", afirma Arco. El país arrastra años de dificultades agravados por el impacto de la pandemia, a lo que se suman los fallos en sus recientes lanzamientos y un aumento de la tensión con Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, que han aumentado sus maniobras militares.
Por todo ello, este encuentro con una Rusia a la que representa como un gran poder, "puede ser una nueva forma de tratar de ganar legitimidad por otras vías", apunta la analista.
El hermetismo del país ha arrastrado a gran parte de su población al hambre y la pobreza y el cierre de sus fronteras no ha hecho sino empeorar la situación. El Programa Mundial de Alimentos (PMA), que calculó que entre 2018 y 2019 unos 10 millones de norcoreanos pasaban hambre, cuenta con un programa de asistencia activo, de momento, hasta fines de 2023.
Pionyang buscará, explica el analista de EOM, que lo acordado en este encuentro sirva "de alguna forma paliar lo aislado y lo atrasado que está" y que pueda suponer "un balón de oxígeno para un país que, hasta hace poco, más allá de Pekín, no tenía realmente ningún añadido nacional".
China, “el elefante en la habitación”
La de este martes es la primera salida al exterior en cuatro años del líder del hermético país asiático y es cuanto menos reseñable que haya escogido como destino Rusia y no China, su aliado por excelencia y principal apoyo económico del régimen. Si bien los lazos entre Pekín y Pionyang se rompieron allá por 2013, volvieron a su cauce a partir de 2018, cuando Kim Jong Un sí eligió la capital china para el que fue su primer viaje al extranjero como mandatario.
"Corea del Norte consigue es diversificar su posición y su peso diplomático. Ya no solo depende de China, sino que también abre una línea directa cada vez más cara con Moscú", expone de Argüelles. Además, añade, el viaje de Kim Jong-un supone una muestra más de que "Asia está cobrando cada vez más relevancia" como escenario.
Como señala Arco, China es "el elefante en la habitación" en este encuentro. Pekín asistió hace poco a los actos con motivo del 75 aniversario de la fundación del Corea del Norte, pero hasta ahora no ha hecho comentarios sobre el viaje de Kim Jong-un a Rusia, lo que parece indicar que pueda estar "más centrado en sus cuestiones domésticas".
De hecho, la flaqueza de la economía china, cuyo IPC ha bajado por primera vez en dos años, puede ser uno de los motivos que haya empujado a Kim Jong-un a los brazos de Rusia.
"Si la economía china presenta ciertas debilidades, puede que el apoyo que recibe Pionyang de su único aliado se vea disminuido, por lo que puede ser que Kim Jong-un esté buscando formas de suplirlo con otros socios", señala Arco, que, por otro lado, no cree que a China pueda afectarle este encuentro, ya que Pionyang es un "socio menor" e "impredecible" al que cada vez ve con más reticencia.