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Irán, un año de la muerte de Mahsa Amini

Disparos a los ojos para frenar la protesta: "Las iraníes sabemos que tarde o temprano llegará la libertad"

  • Se cumple un año de la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial por no llevar bien puesto el velo
  • Amnistía Internacional denuncia la impunidad de los funcionarios iraníes responsables de homicidios y torturas generalizadas

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Un año sin Mahsa Amini: "Las iraníes sabemos que tarde o temprano llegará la libertad"

Un ojo vendado es señal de castigo por haber participado en una protesta. Es la huella de una rebeldía prohibida. Cada vez que Elahe Tavakolian se mira al espejo recuerda la muerte de Mahsa Amini, la joven que murió hace un año mientras estaba bajo custodia policial por no llevar "correctamente" el hiyab y que desató protestas y manifestaciones al grito de Mujer, Vida y Libertad en todo Irán. La sociedad iraní evoca este aniversario con una lista de 525 personas fallecidas y más 19.500 detenidas, según registros de la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos de Irán (HRANA). La agencia de noticias Tasnim News Agency eleva los detenidos a 100.000 citando a un alto cargo del poder judicial iraní.

Amnistía Internacional denuncia la impunidad con la que a lo largo de estos doce meses el régimen ha llevado a cabo "cientos de homicidios ilegítimos, la ejecución arbitraria de siete manifestantes, decenas de miles de detenciones arbitrarias, tortura generalizada y el hostigamiento generalizado de familiares de víctimas que exigen verdad y justicia". Las mujeres y niñas que cuestionan la legislación discriminatoria que impone el uso obligatorio del velo han sufrido un sinfín de represalias.

Detrás de la sombra de las gafas se percibe la mirada herida de Tavakolian. Es el rostro mutilado de este descontento social que ha estallado con la muerte de Mahsa Amini después de más de 40 años de Revolución Islámica en el país persa. Ella y centenares de personas han sufrido lesiones oculares. "Lo hacen para sembrar el miedo en las personas, para dejar claro que te arriesgas a perder el ojo si sales a la calle", explica a RTVE.es en una videollamada. La joven de 33 años se ha convertido en una de las voces más incómodas para los ayatolás.

Las Mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Un año de la muerte de Mahsa Amini: "Ha unido a la población, pero también ha endurecido la violencia del régimen contra el pueblo" - Escuchar ahora

Cinco días después de la muerte de Amini se sumó a una manifestación pacífica en la pequeña localidad de Karbala, al sur de la capital, en una visita a su familia. "Durante 20 minutos empezaron a disparar contra las personas. Al principio fueron disparos generales, luego apuntaron a la gente y después vi que me apuntaban a mí", recuerda. "Vi quién lo hizo, conozco al agente. Lo hizo de perfil y es intencional", dice con rabia. Sus dos hijos pequeños estaban siendo testigos de todo.

No solo perdió un ojo: "Se volvió insoportable"

"Mi mundo estaba lleno de sangre". Explica que se llevó las manos a los ojos en un intento de retener el ojo. "Un oficial me dijo que me quería llevar en una ambulancia, cuando en realidad pretendía detenerme", rememora. El médico de guardia no la aceptó y tras el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos se sometió a tres operaciones.

Enseguida se percató de que no solo había perdido un ojo, sino que su vida había dado un giro de 180 grados. El ojo vendado se convirtió en un carnet de identidad. La expulsaron como investigadora en la Universidad de Mashhad, perdió su trabajo, tenía acusaciones en firme y muchos especialistas ya no aceptaban su caso. Tras un mes de cautela, decidió romper el silencio y mostrar sus ojos al mundo a través de las redes sociales.

"La vida se volvió insoportable", confiesa. Unos periodistas italianos la ayudaron a salir, llegó a Turquía en marzo y el 1 de abril aterrizó en Milán. Llegó a Italia con mucha esperanza, la admitieron en el hospital San Raffaele donde se dieron cuenta de que tenía una bala en la cabeza. "Me dijeron que no podía recuperar la visión de mi ojo", dice con tristeza. No se despidió de su familia, dejó a sus hijos porque está divorciada y no pueden salir del país sin la autorización del padre. La organización IranWire calcula que al menos 580 personas, mujeres y hombres, han sufrido graves lesiones oculares debido a la represión que busca silenciar las protestas. La oenegé ha denunciado que las fuerzas de seguridad han utilizado "perdigones, botes de gas lacrimógeno, balas de pintura u otros proyectiles". No descartan que la cifra sea mucho más alta.

"Van a por los ojos porque requieren de una operación quirúrgica, se entiende que te han disparado y una víctima no puede ir al hospital y decir que ha tenido un accidente. Además, son operaciones costosas que mucha gente no puede permitirse", argumenta Ryma Sheermohammadi, intérprete y activista de derechos humanos. "No es lo mismo que si una persona pierde un brazo, que puedes llegar decir que ha tenido un accidente y sobornar", dice la intérprete. Además, recuerda que las fuerzas del orden en momentos de protestas van a los hospitales para identificar a quienes han ingresado en urgencias.

"Me recuerda a las leyes que tienen que ver con mutilar las manos o los dedos. Quieren dejar en el cuerpo una estampa que te recuerde que tú has hecho algo que no está bien", manifiesta Sheermohammadi. Sin embargo, pese a la represión, reconoce que su pueblo en estos doce meses ha aprendido a luchar de otra forma. Ella destaca el manifiesto de los universitarios, el más corto de la historia de Irán, que ponía "NO" y debajo "no a vivir como tú quieras" o "no a la imposición del velo". La trasformación arrolladora de la sociedad iraní, asegura, demuestra que se ha producido una conciencia dentro de la sociedad. "Mahsa es un símbolo que desató la rabia de una generación que ha sido machacada con una propaganda brutal", explica.

"El régimen tiene poder, pero no tiene autoridad"

Las mujeres se han visto conviviendo con contradicciones con un Estado que considera que "una mujer con nueve años tiene juicio para casarse, pero no puede entrar en un estadio", denuncia. La muerte injusta de Mahsa ha hecho que haya más mujeres que desafíen a la Policía Moral. “Salen a la calle sin el velo. El régimen tiene fuerza, tiene poder, pero no tiene autoridad", explica la intérprete. De hecho, ha sido la represión del régimen la que ha hecho enfadar "incluso a aquellos que no se han manifestado".

Amnistía Internacional ha denunciado que las autoridades iraníes han cometido un sinfín de crímenes de derecho internacional para "erradicar cualquier desafío a su férreo control del poder". "Muchas personas han muerto, muchos jóvenes han sido ejecutados y heridos. Actores y actrices que nos han apoyado están en prisión. Muchas jóvenes tienen más fuerza que nunca. Y los hombres se han aliado con las mujeres", enumera con una cierta emoción que deja entrever que no pierden la esperanza.

Vahed Rooznavard, tiene 21 años y es de la ciudad de Mahabad, ubicada al sureste de Teherán. "El día que mataron a Mahsa Amini tuve la sensación de que habían matado a mi hermana o a mi madre. No pude quedarme callado ante esta crueldad", asegura el joven refugiado en Turquía. A él le arrancaron el ojo con un disparo el 20 de septiembre del año pasado, eran las diez de la noche y, pese a huir de la represión policial en una manifestación, se encontró en un callejón sin salida.

Cerca de ochenta balas impactaron mi cuerpo

"Cerca de ochenta balas impactaron mi cuerpo, la mayoría en la parte superior de mi espalda, cerca de diez balas impactaron en mi cabeza y en mi cara, una impactó en mi ojo derecho y otra en mi ojo izquierdo y, desgraciadamente, perdí completamente la visión de mi ojo izquierdo", relata a RTVE.es. Vivió un periplo de hospital en hospital, mendigando una atención, pero debido a las condiciones médicas y de seguridad tuvo que marcharse del país.

 Foto cedida Vahed Rooznavard

Dejando atrás a toda una familia amenazada. "Llevaron a mi hermano al Ministerio de Inteligencia Nacional por mi culpa y confiscaron su teléfono", denuncia. Pero no dejará de luchar, quiere dejarlo claro: "Si hay una forma de curarme los ojos, volveré a Irán y seguiré protestando por la libertad de las mujeres".

"Los hombres están con las mujeres"

"El hecho de que haya tantos hombres detenidos y tantos que han protestado por lo ocurrido con Amini es una muestra clara de que los hombres están con las mujeres y quieren el cambio en Irán", explica Sheermohammadi. Pero el grado de represión ha expulsado a muchas personas del país. La entrenadora de esquí Samira Zargari también se encuentra en Turquía. “Ahora soy libre”, dice en una videollamada con RTVE.es. En 2021 su marido, amparado por la ley, le prohibió salir del país para asistir a un campeonato mundial. Estaba luchando por el divorcio y, al quedarse en tierra, emprendió una lucha titánica para cambiar las leyes que permiten a los hombres decidir sobre los movimientos de sus mujeres.

Consiguió divorciarse, casarse con el hombre que ella quería y tuvo una niña hace un año. Las protestas por la muerte de Mahsa Amini la llevaron a huir del país. "No quiero que mi hija viva lo mismo", relata. "Las mujeres vivíamos con miedo", reitera. Se marcha por su hija y deja su proyecto, la primera escuela de esquí mixta, mientras espera en Turquía la posibilidad de rehacer su vida. "El régimen es fuerte, muy fuerte y no va a caer", lamenta. Le duele lo que ocurre en Irán aunque ahora saborea la libertad: "Nadie me pregunta por el hiyab".

La indiferencia de la comunidad internacional

"El aniversario de las protestas recuerda con crudeza a los países de todo el mundo la necesidad de aplicar el principio de jurisdicción universal e iniciar investigaciones penales de los crímenes horrendos cometidos por las autoridades iraníes", manifiesta Diana Eltahawy, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. "Siguen siendo fundamentales las declaraciones de los gobiernos que instan a las autoridades iraníes a abandonar el uso ilegítimo de armas de fuego contra manifestantes, dejar de infligir torturas bajo custodia y poner en libertad a todas las personas detenidas", ha añadido.

La comunidad internacional no tiene en cuenta que hay una maquinaria para crear terror

"La comunidad internacional no tiene en cuenta que hay una maquinaria para crear terror", denuncia Elahe Tavakolian. Necesitan acciones que les demuestren que no están solos. La sociedad iraní en este año se ha unido. "El movimiento no ha tenido líder. La juventud se ha unido junto a las etnias, grupos sociales y sindicatos, la pena es que los líderes de la oposición no han sabido unirse del todo", argumenta Sheermohammadi. La esperanza, asegura, reside en el orgullo de los activistas por las condenas recibidas. "Están dispuestos a cumplirlas y a seguir. Hay un despertar social", añade la activista por los derechos humanos. Desde fuera quizá no se ha conseguido nada, "pero el nivel de entendimiento y conciencia es bestial".

Y sobre todo deja claro Tavakolian que, aunque maten y destrocen todas las flores, no podrán detener la llegada de la primavera: "Las iraníes sabemos que tarde o temprano llegará la libertad".