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La falta de personal lastra la competitividad de las empresas españolas, según Cepyme

  • Faltan trabajadores en siete de cada 10 pymes y sube la edad media de los empleados hasta 43,7 años
  • Las vacantes no se cubren en la España vaciada, lo que provoca el cierre de empresas

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La edad promedio de los trabajadores ha aumentado
Un botones de un hotel en Barcelona.

El problema de las vacantes sin cubrir, que convive con una alta tasa de paro en España, frena la actividad de muchas empresas y lastra el crecimiento de las pymes españolas, según el informe El reto de las vacantes en España, elaborado por el servicio de estudios de la Confederación española de pequeñas y medianas empresas (Cepyme)

Carencias formativas, cambios sociales, la despoblación o la desvinculación entre las políticas pasivas y el mercado laboral son algunas de las causas de la escasez de mano de obra, un factor que se está acrecentando en el mercado laboral español y que Cepyme analiza en unas jornadas en Madrid.

Las vacantes que no se cubren suponen una debilidad que lastra especialmente a las pymes y merma su capacidad de crecimiento y de ampliación de plantilla. Muchas empresas pierden proyectos, detienen inversiones, clausuran unidades productivas, claudican a la hora de buscar profesionales y hasta pueden afectar a la viabilidad del negocio.

Problemas para cubrir las vacantes

El informe de Cepyme está vinculado a los datos resultantes del Barómetro #LaPymemehabla y sus resultados apuntan a que el 71% de las pymes tiene problemas para cubrir las vacantes de empleo.

Sin embargo, tan solo el 44% de las pequeñas y medianas empresas están buscando empleados en este momento. Aunque el INE cifra en torno a las 150.000 las vacantes en el mercado laboral español.

El estudio explica que las pequeñas empresas tienen menores recursos para destinarlos a la búsqueda activa de trabajadores, lo que les conduce a que sus ofertas decaigan con mayor rapidez o a declinar la búsqueda de profesionales directamente por su incapacidad para tener éxito en el proceso.

Despoblación y falta de perfiles tecnológicos

El desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo ahonda la despoblación en la España vaciada, mina su tejido productivo y concentra el mercado laboral español en un puñado de zonas de mayor dinamismo, según el estudio.

Cepyme registra especial dificultad para encontrar perfiles STEM (sigla en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) o muy técnicos; en un contexto de cambio en muchos sectores antes más intensivos en mano de obra no cualificada, como la construcción, pero que cada vez más precisan trabajadores formados en tecnologías.

La consecuencia directa de la falta de empleador es el freno de la producción. La situación es más acusada en las empresas medianas, ya que lastra procesos de expansión y de crecimiento. Algunas compañías deben reducir su oferta u horario de producción y de atención al cliente debido a la falta de personal, entre otros, el sector hostelero.

Trabajadores de más edad

A la desaparición de algunos oficios tradicionales, se suma la dificultad del relevo generacional en las empresas que, en zonas despobladas, acaban cerrando por falta de personal. Así, el envejecimiento de la población se traslada al mercado laboral. La edad media de los trabajadores ha aumentado más de cuatro años desde 2008 hasta ahora, pasando de 39,5 a 43,7 años.

El envejecimiento afecta a la modernización de las tareas y a la necesidad de formación continua o de incorporar trabajadores en puestos que reequilibren las plantillas hacia un modelo más basado en las nuevas tecnologías, señalan. Además es generalizado por ramas de actividad, en 12 de 20, la edad media supera los 44 años y en cinco rebasa los 46.

La inmigración de trabajadores jóvenes ayuda a rejuvenecer la fuerza laboral, pero no es el caso de España. La edad media de los ocupados extranjeros ha crecido más que la de los españoles (5 años en un caso y 4, en el otro, de 2008 a 2023). Incluso los empleados de países europeos no comunitarios tienen una edad media que supera a la de los nacionales.

Menos jóvenes y menos activos

Los cambios sociales de los últimos decenios modifican el interés ante una oferta de trabajo. La familia es un soporte económico sólido para los demandantes de empleo y el desajuste entre la formación impartida en los estudios oficiales y los perfiles demandados por las empresas fuerzan a una educación complementaria que alarga los periodos de formación.

La tasa de actividad de los jóvenes ha caído 11,5 puntos porcentuales desde 2008. Ha pasado del 48,4% hasta el 36,9%. A lo que se suma que la población de 16 a 24 años ha descendido en casi medio millón de personas (490.000 menos, según el INE).

Con respecto a la media europea, en España hay más universitarios en artes y humanidades que en ingeniería o arquitectura, lo que deriva en un desacople entre el perfil de los titulados y lo que necesitan las empresas.

Redefinición del SEPE

La desvinculación entre las políticas activas y pasivas de empleo reduce en muchas ocasiones el incentivo a aceptar un empleo, lo que perjudica más a ciertas actividades intensivas en mano de obra no cualificada. Otras dificultades son la falta de información sobre los puestos disponibles, la movilidad geográfica, los conocimientos o expectativas salariales de los candidatos.

El informe critica que el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) no tiene mucho éxito para casar oferta y demanda porque apenas logra colocar a menos del 5% de los inscritos como demandantes de empleo. En este sentido, Cepyme pide "una redefinición de las tareas de intermediación del SEPE".

Con respecto al estancamiento de la productividad, el estudio proyecta que de haberse mantenido el ritmo medio de 1989 a 2019, la productividad media sería de un 8,5% mayor y el PIB español podría ser de 115.000 millones más alto de lo que es.