Borja González: "En mis cómics intento comprender el mundo que nos rodea"
- Cierra su trilogía ganadora del Premio Nacional del Cómic con El pájaro y la serpiente
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Hace una semana Borja González (Badajoz, 1982) conseguía el Premio Nacional del Cómic por Grito nocturno (2022), la segunda parte de su trilogía las Tres noches que inició en 2018 con The Black Holes y que ahora concluye con El pájaro y la serpiente (Reservoir Books), que acaba de llegar a las librerías.
El jurado del premio destacaba “la lírica, el surrealismo y un trabajo gráfico de una gran elegancia y exquisita belleza” cualidades que también están en este final de ciclo. “Uno siempre tiene dudas de su trabajo y por eso agradezco mucho este premio que me tomo un poco como una reafirmación de que no lo he hecho tan mal”, nos confiesa el dibujante.
Para Borja, este nuevo cómic es: “Como un punto y aparte. Necesito un pequeño descanso porque creo que los tres libros ahondan en temas similares, no solo por los personajes, sino también por una motivación y una ambientación muy concretas. Los tres exploran un universo muy particular del que no es que estuviera cansado, pero sí necesito oxigenarme un poco, porque los he hecho casi sin parar. Por eso quiero que este universo repose, pero tengo bastante claro que volveré a este sitio más pronto que tarde”.
Y es que, a pesar de la fantasía que impregna toda la obra, estos cómics son autobiográficos y la protagonista, Teresa, un alter ego del propio Borja. “Ya estoy dándole vueltas al siguiente libro y lo que ocurre es que, para mí, Teresa, Laura, Matilde… o el mismo escenario por el que se mueven, no son tanto personajes como como emociones concretas. No son personajes desarrollados que tengan un pasado o un futuro, son literalmente personajes de cómic. Entonces con el nuevo cómic quiero salirme de ahí, pero termino viendo a Teresa y sus amigas, y todo el rato me tengo que obligarme a cambiarles el nombre. En el fondo no son tan distintos porque tal vez las emociones no sean tan diferentes. Les tengo mucho cariño, pero es hora de llamar a mis personajes por otros nombres”.
Pero, como decimos, este cómic también es como un diario, como una historia de autodescubrimiento. “Algo de eso hay -confiesa Borja-. Lo que pasa es que este autodescubrimiento, Teresa lo termina sufriendo siempre. Y, de hecho, termina siempre tomando los peores caminos. Yo no tengo claro que, al final de cada libro, Teresa termine aprendiendo algo realmente. Y, si lo aprende, suele aprenderlo demasiado tarde. Como le pasaba en Grito nocturno, que cuando se da cuenta de que está haciendo mal las cosas y entiende quién es respecto al resto de los personajes, ya es demasiado tarde. Siempre llega tarde a la hora de entenderse y de entender a los demás. Y por lo tanto hace sufrir a la gente que le rodea y a ella misma”.
En la obra de Borja también es fundamental la participación del lector: “Me gusta dejar espacio para que el libro crezca una vez que los lectores han terminado. Que semanas después sigas pensando en él. Ese es el libro que a mí me interesa realmente. Y para eso son necesarios lectores y lectoras que estén dispuestos a aportar y a imaginar”.
“Para mí es como un truco de magia -añade-. Yo presto mucha atención al ritmo que va a tener el libro, a la cantidad de páginas… Pero el único libro que me preocupa es el que ocurre en la cabeza del lector. Por eso dejo un montón de puertas abiertas, para que el libro lo completen los lectores”.
Un regreso a los orígenes
En El pájaro y la serpiente Teresa y sus amigas están en un castillo, en medio de un frondoso y oscuro bosque, esperando a que los hombres regresen de una larga expedición de caza. Las protagonistas habían acordado escapar juntas, pero… algo no sale como pensaban. Un cómic en el que se vuelven a mezclar lo gótico, el fantástico, el punk… con grandes temas como la libertad, el feminismo… Y todo con mayores dosis de suspense y terror que en los anteriores libros. ¡Y un dibujo espectacular!
Un tebeo que es como un regreso a los orígenes, porque se basa en La Reina Orquídea (2016), un cómic con el que Borja sentó las bases de este particular universo de Las tres noches y que será reeditado (¡por fin!) a finales de septiembre. “Para mí, La Reina Orquídea es un libro súper importante, porque fue con el que empecé y realmente estaba todo ahí. Pero yo siempre lo vi como un ejercicio, más que como libro completo. Estaba probando, viendo si aquello tenía algún sentido para mí. Y como lo tuvo, después ha llegado esta trilogía”.
“Siempre he pensado que La Reina orquídea es mi mejor historia y el germen de todo -añade-. Lo que pasa es que mi estilo gráfico y narrativo ha evolucionado mucho desde entonces y no me convencía. Siempre tuve como la tentación de rehacerlo, Incluso de redibujarlo entero y ampliarlo. Al final, El pájaro y la serpiente es una mezcla de querer hacer bien La Reina Orquídea y, al mismo tiempo, una especie de secuela y su reverso oscuro, como la otra cara de la Reina Orquídea. Es verdad que es una especie de revisión de La Reina Orquídea, pero también es una secuela y es un final. Por eso creo que cierro el círculo con el que todo comenzó”.
Aprender a conocer el mundo que nos rodea
En sus cómics Borja reflexiona sobre muchos temas: “No me hago un guion previo con trama, giros y demás -confiesa-, Básicamente me apunto muchos pequeños temas sobre los que quiero hablar para que estén en mi cabeza mientras estoy trabajando”.
“Pero sí es cierto que en este libro prevalecían dos cosas -añade-. Por un lado, a nivel estético, quería volver a ese punto gótico que tenía La Reina Orquídea y una parte de The Black Hole. Quería cerrar la trilogía con esa estética”.
“Y por otro lado -continúa-, quería ahondar en el tema fundamental de la trilogía, que es aprender a conocer el mundo que nos rodea, que siempre es extraño, cambiante e imprevisible, hasta el punto de que a veces no conocemos a las personas que tenemos alrededor. Ese era el tema de Grito nocturno y aquí regresa con estas dos hermanas de las que una está completamente segura de conocer perfectamente a su hermana y, como veremos a lo largo del cómic, no la conoce en absoluto. Probablemente no entiende a su hermana ni la entendió nunca. Ni nada de lo que la rodea”.
También está el tema de la opresión de las mujeres, con esas protagonistas que esperan el regreso de los cazadores. “Si, aunque no es algo que me planteara demasiado -confiesa Borja-. Quería volver a esa pequeña obra de teatro con dos personas que era La Reina orquídea, donde teníamos ese castillo con estas dos chicas paseando por los jardines, las habitaciones… Y he añadido más personajes porque también estaba el tema de esta familia decadente, aristocrática…”
“En cuanto a los hombres -concluye-, quería añadir el tema de las leyendas relacionadas con la caza y explorar la relación de esa familia con el bosque que les rodea. Y me parecía lógico que los hombres estuvieran fuera haciendo lo que hacen, pegando tiros y cazando. Además, eso me dejaba un clima bastante interesante en el castillo, con estas chicas, con su madre, con su prima… Esa opresión de las mujeres es un tema que me preocupa y al final simplemente creo que se acaba filtrando”.
Personajes desconectados de su tiempo
Otro tema recurrente en sus obras es que los personajes parecen vivir en épocas que no les corresponden. “Sí, es una cosa que también me interesa. En The Black Hole teníamos dos épocas, el presente y 1856, donde se ubicaba Teresa, que es la misma época de El pájaro y la serpiente. Lo curioso es que Teresa hablaba igual que las jóvenes actuales. Y aquí he querido mantener esa desconexión, que el lector entendiera que, a pesar del escenario, esto no estaba ocurriendo en la Inglaterra de tal año. Está ocurriendo en la cabeza de Teresa o en el sueño de alguien, Pero no es real”.
“A la gente le suele llamar mucho la atención que yo no dibuje caras -continúa-. Pero también me he dado cuenta de que hay gente a la que le molesta mucho que en una historia supuestamente de época, los personajes hablen como chicas de la actualidad. Es como un elemento disruptivo que te está diciendo claramente, que todo esto no es real”.
En este universo lleno de símbolos los títulos también tienen su importancia. “Este libro en realidad se iba a titular El pájaro azul, porque ese animal es fundamental en la trama -confiesa Borja-. Pero ya hay muchos libros titulados así y decidimos añadir la serpiente. No quiero desvelar demasiado, pero digamos que la familia esconde algo debajo del castillo, que es esta serpiente. Tanto el pájaro como la serpiente son elementos que se cuelan en ese castillo, y que provienen del bosque, de algo mucho más antiguo y verdaderamente señorial. Como lo que esta familia piensa de sí misma. Pero no son animales enfrentados, sino dos elementos netamente naturales”.
En cuanto a sus influencias en esta historia, es indudable la de Edgar Allan Poe y La caída de la casa Usher. “Si, es algo que está en toda la trilogía -asegura Borja-. A mí la literatura de terror siempre me ha influido mucho. Pero también el cine de terror de los 70, sobre todo de la productora británica Hammer. Quería un poco esa estética y esos inquietantes escenarios”.
“Y es que -concluye-, otro de los temas que más me obsesionan es precisamente el misterio. Yo siempre digo que que voy improvisando los comics, porque si los planificara enteros y luego estuviera un año dibujando me aburriría. Porque ya sabría el final de la historia. Para hacer un libro necesito tener un túnel oscuro por el que meterme y a ver qué es lo que termino encontrando. Para mí el misterio es eso. Y a veces no encontrar nada o no tener claro lo que has encontrado. Esa sensación que siento al hacer un cómic también es al que espero que sientan los lectores. Por eso en el libro destaca una frase: “En el sitio más feo se encuentran las cosas más bonitas”.
Un aspecto visual inimitable
Borja ha conseguido un estilo visual único en el que destaca su aspecto teatral (casi todo son planos generales) y en el que sus personajes no tienen rostro. Algo que acentúa en este libro al hacer aparecer a varios personajes cubiertos con las típicas máscaras del teatro griego. “Lo he hecho por la farsa -confiesa-. Me obsesiona mucho la representación. Intento por todos los medios que mis comics se sientan de alguna manera naturales con el movimiento de los personajes y demás… Pero trato de huir del realismo”. Mis cómics no existen, no ocurren en ningún lugar, más allá de en tu cabeza o en tu recuerdo cuando los terminas. Por eso siempre quiero acentuar ese punto de farsa”.
“Si lo piensas -añade-, son libros que tratan sobre comprender el mundo que te rodea, que es algo complejo, cambiante y a veces incomprensible. Y que tiene mucho que ver con una representación. Hay veces que tú miras la televisión… o simplemente miras por la ventana y te da esa sensación de que nada de esto tiene ningún sentido, que es una farsa, una comedia extraña. Y me gusta acentuar, acentuar todo eso”.
“Por eso he añadido en el cómic esa especie de representación extraña que nadie te explica -añade-. Y jugar con esas máscaras que me permitían pintar caras muy histriónicas, muy exageradas, con muecas muy extrañas… y que contrastan con la falta de cara de los personajes. Me parecía gracioso y muchas veces añado cosas simplemente porque son graciosas o me llaman la atención. No lo pienso demasiado”
Otra de las cosas visuales características de Borja es su uso del color, que en este libro acaba siendo casi monocromático. “Con este libro tuve muchos problemas con el color -nos confiesa-. Al principio quería llenar el libro de colores, que fuera muy exuberante. Y empecé a dibujarlo con esa idea en la cabeza, pero no me funcionaba. No generaba el ambiente que yo buscaba. Y fue Mayte Alvarado la que me dijo: “Te estás esforzando mucho en el dibujo, en la tinta y cuanto más color le metes, menos se aprecia ese trabajo de tinta. Y además estás perdiendo atmósfera”. También me dijo que empezase a quitar colores y a aclararlos. Al final terminó quedando este aspecto gráfico que yo creo que le sienta bien a la aventura y a la atmósfera que se pretendía”.
Por cierto, que en esta viñeta del cómic Borja también ha dibujado un ojo con este espectacluar resultado.
Sus proyectos
Sobre sus proyectos, Borja nos comenta: “Con el follón del Premio Nacional de Cómic aún no he tenido tiempo de sentarme y leer El pájaro y la serpiente con tranquilidad. Para mí eso es fundamental, porque como no trabajo con un guión cerrado, sino que voy eligiendo un camino u otro según dibujo, al final necesito entender la historia como un conjunto cerrado y asimilar lo que he hecho”.
“Porque tampoco estaba planteada como una trilogía. Simplemente ha ido creciendo -añade-. Pero echando la vista atrás, y valorando también el premio, creo que en estos cuatro libros protagonizados por Teresa me he ido como radicalizando un poco. Ese punto crítico se ha ido agudizando cada vez más. Y eso lo siento como un puntito de orgullo, porque con Un grito nocturno tenía dudas de si estaba haciendo las cosas bien o no. Y, a pesar de eso, con El pájaro y la serpiente decidí arriesgar y seguir por el camino que me había marcado. Por eso, este Premio Nacional es para mí como un reconocimiento a la constancia”.
En cuanto a mis proyectos -finaliza Borja González-, ahora mismo quiero descansar un poco, tras la promoción, y me pondré con el siguiente libro para que, como te decía, tengo varias ideas. Acabo de cumplir 41 años y durante un momento pensé hacer madurar también a mis personajes. Pero enseguida me arrepentí y ahora me apetece hacer algo más ligero que esta trilogía, algo divertido, de aventuras… y disfrutar dibujando. Hacer todo lo contrario de este El pájaro y la serpiente”.