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El papa pide en Marsella regularizar la inmigración con responsabilidad: "Quien se juega la vida en el mar no invade"

  • Francisco celebra una misa ante 50.000 personas en la ciudad francesa con la presencia de Emmanuel Macron
  • El pontífice ha mantenido una reunión privada con el presidente francés, criticado por acudir a un acto religioso

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El papa culmina su visita a Marsella y pide regularizar la inmigración

El papa Francisco ha abogado este sábado por una acogida justa de los migrantes en Europa, facilitando la entrada de estas personas por vías legales, y ha rechazado la propaganda alarmista sobre la realidad de la inmigración.

"Las palabras invasión y emergencia alimentan los temores de la gente y los puertos se cierran, pero quien se juega la vida en el mar no invade, busca acogida, busca vida", ha dicho el pontífice durante una misa celebrada en el Velódromo de Marsella, en el sur de Francia, ante unas 50.000 personas y a la que ha asistido el presidente francés, Emmanuel Macron, en el último acto de su visita de poco más de 24 horas a esta ciudad.

Francisco ha apelado a la responsabilidad europea y ha reiterado su petición de no encerrarse en la indiferencia ante el drama de la migración. "Los que se refugian con nosotros no deben ser vistos como una carga que hay que llevar, sino como dones", ha subrayado.

"Hay un grito de dolor que resuena sobre todo, y que está convirtiendo el Mare Nostrum en Mare Mortum, el Mediterráneo de la cuna de la civilización a la tumba de la dignidad. Es el grito ahogado de los hermanos y hermanas migrantes", ha dicho el papa, sentado en un sillón blanco en el centro del escenario instalado en el Palais du Pharo de Marsella.

Este llamamiento ha ido acompañado de la denuncia de las "campañas alarmistas", de la "retórica fundamentalista" y de los "nacionalismos anticuados y beligerantes que quieren hacer menguar el sueño de la comunidad de naciones". El Mediterráneo es un "espejo del mundo" y "lleva en sí mismo una vocación global de fraternidad, único camino para prevenir y superar los conflictos", según las palabras del papa.

En su rueda de prensa en el vuelo de vuelta a Roma, Francisco ha criticado "el ping pong" que se hace con los migrantes cuando se les devuelve desde Europa a los campos del norte de África y "donde se les tortura".

El papa pide una "respuesta europea" a la crisis migratoria en su viaje a Francia

Gran expectación en las calles

Francisco llegó este viernes a la ciudad portuaria para participar en los Encuentros Mediterráneos, un evento en el que se han dado cita 60 obispos y jóvenes de países de la cuenca mediterránea, pero la Iglesia local había insistido para que Francisco celebrase misa en este país, altamente secularizado, por lo que finalmente se añadió un día a la visita.

El papa se dirigió en papamóvil al estadio entre el entusiasmo de los marselleses que se echaron a las calles a recibirlo y, según las autoridades locales citadas por el Vaticano, fueron cerca de 100.000 personas las que esperaron el paso del pontífice argentino recorriendo la avenida que llevaba al lugar de la misa.

Al evento religioso, celebrado en el estadio del equipo de fútbol del Olympique de Marsella, asistió Macron, lo que le valió algunas críticas y la presidencia tuvo que precisar que "no se violaban los principios de laicidad de la República", en un momento además en el que el Gobierno acaba de prohibir las abayas en las escuelas públicas por tratarse de un signo religioso que identifica a las mujeres musulmanas.

La defensa de la laicidad "no excluye que la República tenga relaciones con todos los cultos, incluido el culto católico", respondieron desde el Elíseo, antes de recalcar que Macron "asiste a la misa pero no participa como creyente o al nivel religioso, no es para nada la misma cosa que ir a comulgar, por ejemplo".

Además, recordaron, Macron ya ha acudido a otras misas en el pasado, como la del funeral del expresidente Jacques Chirac en 2019, así como a sinagogas y a actos por el ramadán. En 1980, a la misa celebrada por Juan Pablo II en la explanada de Notre Dame en París, asistió el entonces presidente francés, Valéry Giscard d'Estaing..

Conversación "muy animada" con el presidente francés

Al margen de su asistencia a la misa, en la que también estuvo presente su esposa, Brigitte Macron, y la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, el presidente francés mantuvo una reunión de cerca de media hora con el pontífice. Fue una reunión privada en la que conversaron durante 32 minutos a puerta cerrada, si bien la primera dama se unió a ellos posteriormente. Ambos se dieron la mano afectuosamente y posaron juntos para las cámaras.

"Por Marsella, por nuestro país, orgullo de acoger a Su Santidad el papa Francisco con ocasión de los Encuentros Mediterráneos", dijo Macron en un mensaje en X (antes Twitter) junto a una foto en la que ambos se estrechan las manos.

Macron y Francisco trataron cuestiones como la situación de África, la guerra de Ucrania o el conflicto en Nagorno Karabaj, indicaron posteriormente fuentes del Elíseo, que describieron la conversación como "muy animada".

Con la acogida de los migrantes en Europa como el principal tema de esta visita papal, el presidente francés explicó al pontífice que Francia "hará su parte" para aliviar la situación de Lampedusa y quiere combatir a los traficantes. También le habló en líneas generales del proyecto de ley de inmigración que prepara su Gobierno.

Como obsequio, el mandatario galo le entregó dos libros: Ex-voto marins de Notre-Dame-de-la-Garde de Félix Reynaud, una obra de investigación sobre miles de ofrendas realizadas a la considerada guardiana de los marineros -cuya icónica basílica marsellesa visitó este viernes el pontífice-, y una edición original de El verano, del escritor galo nacido en la Argelia francesa Albert Camus. "Un texto sobre el Mediterráneo, las leyendas europeas, con un fuerte mensaje de esperanza", habían remarcado fuentes del Elíseo sobre el libro de Camus. Por su parte, Francisco hizo entrega a Macron de una medalla de oro del Pontificado.

El papa teme que los países se echen atrás en su apoyo a Ucrania

En su vuelo de vuelta, el pontícife se ha mostrado preocupado porque algunos países "están empezando a echarse marcha atrás" en su apoyo a Ucrania y ha lamentado que "el pueblo ucraniano será así de nuevo mártir".

"Algún país se está echando atrás y (ahora) no da armas y esto será un proceso donde el pueblo ucraniano será mártir y esto será muy triste", ha afirmado el pontícife,  refriéndose a la paradoja de países como Polonia que han armado a Ucrania y ahora podrán dejar de hacerlo, según ha matizado después el portavoz vaticano, Matteo Bruni.

Ante los cerca de 70 periodistas que le acompañaron en su visita de poco más de 24 horas a Marsella, Francisco ha confesado que ante la ausencia de resultados en la misión vaticana sobre la guerra en Ucrania siente "alguna frustración", porque "la Secretaría de Estado está haciendo de todo para ayudar".