Paul B. Preciado y su revolución trans contra toda forma de binarismo: "Es una cuestión de vida o muerte social"
- El filósofo revienta el género documental con la brillante Orlando, mi biografía política
La revolución orlandesca de Paul B. Preciado está en marcha. El filósofo español y activista queer revienta el género en todos los sentidos con Orlando, mi biografía política. Documental poético y político que juega libérrimamente con las formas cinematográficas y ataca al binarismo de cualquier tipo. El futuro fluido ya está aquí: 'orlandos' del mundo, uníos'.
“La capulla de Virginia Woolf escribió mi biografía en 1928”, dice Preciado al comienzo de un documental de estructura epistolar en el que 25 personas trans se visten de Orlando, el personaje creado por Woolf que viaja a través del tiempo y cambia de género en el proceso, para retratar distintos aspectos de la transexualidad. Preciado ha paseado por San Sebastián con una fotografía enmarcada de la escritora británica. “No soy cineasta, un filósofo que hace cine como mucho”.
Preciado se ha acercado al cine de manera completamente desprejuiciada, aunque confiesa que lo hizo “casi en secreto” porque le daba pudor sentirse cineasta. Pero no ha tenido reparos en cuestionar el propio proceso de producción de las películas, sabedor que para conseguir un resultado distinto no hay otro camino que hacer de manera distinta.
“En el cine hay algo que ya está muy estandarizado, como industrializado, que muy a menudo evita que se puedan pensar los procesos. Cuando mis productoras me decían cómo había que hacer las cosas les decía que si me traían la maquinaria de cómo se hace una película, al final es la máquina que la hace. En el fondo la he hecho casi como de manera preanalógica”.
Los festivales tienen algo de burbuja en la que se sobredimensiona la importancia del cine. Por eso no es fácil encontrar un discurso tan a la contra como el de Preciado: “El cine está totalmente mistificado. Hacer una película tampoco es para tanto. Todo el mundo está todo el día filmando con su teléfono 50.000 cosas. Y si el cine dejara de ser la industria cultural dominante a nadie le importaría un rábano”. Niega cualquier ambición como cineasta. “Siempre he pensado que ser filósofo era lo mejor que se puede ser, es como un ámbito de libertad increíble, como una especie de aristocracia dentro del pensamiento”.
Es mejor definir el documental como lo que no es. No es una recreación del proceso de opresión “que es lo que hacen muchas películas”, sino “mirar el proceso de mutación orlandesca de una manera no binaria, como un proceso de emancipación política”. En definitiva, no es una película sobre lo trans, es una película trans. “En mi película trabajo la superación de los binarios tradicionales, que son solo documental y ficción, o masculino y femenino, sino también escritura y cine”, explica.
A la política por la poética
Preciado muestra imaginativamente cómo la psiquiatría, la medicina, la justicia o la burocracia forman parte de la “violencia institucional”. “Para nosotros seguir intentando ese proceso de cambio es una cuestión de vida o muerte: determinar las condiciones de vida y muerte sociales de ciertos cuerpos”, explica.
La palabra “política” en el título va más allá del mero contenido. “Pensé que todo el proceso debía ser político. Hice talleres de lectura de Orlando en el que participaron los 25 ‘orlandos’ de la película. También con el equipo técnico. Leíamos Orlando y a veces decían: “no he entendido nada”. Mi productora me decía: ‘¿esto para qué sirve? Estamos perdiendo un tiempo maravilloso’. Le contestaba que no, que servía para la gente se empodere en el proceso, porque no eran actores que luego aprendían un papel en la película, sino gente que quiero que atraviese el libro”.
Dice que muchas de las escenas del documental son rituales políticos, como cuando el propio libro se sitúa en el quirófano donde es intervenido. “Nosotros normalmente estamos en la otra posición, tumbados en la cama del quirófano como un paciente patológico. Vernos de pronto operando el libro fue un proceso emancipador”.
El documental es juguetón y poético, nada discursivo pese a su fuerte contenido teórico. “Los productores que me lo encargaron pensaba que como yo era filósofo iba hacer como muy histórico y siempre tuve claro que el tono debía ser poético y fluido. Y que la forma no estuviera fija, siempre cambiando: la forma de la poesía es la forma del tiempo".
¿Es optimista Preciado con la revolución? “El optimismo es una metodología política. Lo primero que arranca la sociedad neoliberal contemporánea es la capacidad de soñar, la capacidad de imaginar otra cosa, la capacidad de guardar, la esperanza de que las cosas pueden cambiar. Soy súper optimista, a veces me levanto hecho polvo por la mañana y me digo igualmente: hoy es un día revolucionario”. O, como dice la película: ‘Querida Virginia, el mundo está lleno de Orlandos. Estamos cambiando el rumbo de la historia”.