La 'fruta bonita' o las estrategias de marketing: ¿Por qué se tira tanta comida?
- Las expertas coinciden en el "problema ético y nutricional” que hace que se tiren más de 65 kilos de comida por familia
- El desperdicio se produce tanto en la producción de las materias primas como en el consumo final en los hogares o en hostelería
Mónica es una mujer trabajadora a la que, como a muchas personas, le cuesta encontrar un hueco para hacer la compra. Normalmente planifica sus menús y va cada semana a comprar exactamente lo que necesita, porque en anteriores ocasiones ha comprado más de lo necesario "y al final he tenido que tirar algo a la basura”, confiesa.
Algo parecido le pasa a Marcela, que está muy concienciada con el hecho de no desperdiciar comida. Ella prefiere hacer "muchas compras chiquititas" y también "congelar mucho". Además, normalmente elige las frutas y verduras a granel también para evitar consumir tanto plástico.
Sus casos no son desconocidos para la mayoría de familias españolas. Según un informe del Ministerio de Agricultura, los españoles desperdiciamos 1.201,92 millones de kilos o litros de alimentos y bebidas en 2022.
Un tercio de la comida que se produce en el mundo acaba en la basura, mientras en 2022 pasaron hambre en el mundo entre 691 y 783 millones de personas, según la FAO. Esto supone “un grave problema ético y nutricional”, tal y como afirma a RTVE.es la doctora en Antropología Social y profesora de la UNED, Carmen Lozano-Cabedo.
Sobre esta problemática trata de concienciar la ONG Enraíza Derechos, que ha lanzado la campaña ‘A la tercera va la vencida’ con motivo del Día Internacional de la Concienciación sobre las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario que se celebra este viernes. En un experimento a través de cámara oculta en un supermercado, un supuesto cajero tiraba a la basura -de manera simulada- parte de la compra de sus clientes.
"Las estrategias de marketing y publicidad fomentan compras excesivas"
La directora de esta campaña, Mari Cruz Martín, asegura que el derroche de productos no solo ocurre en las casas, sino que también tiene lugar “a lo largo de toda la cadena agroalimentaria, es decir, desde la producción de las materias primas (…) hasta la última fase en el momento del consumo final en nuestros hogares o en establecimientos hosteleros”.
Esta apreciación también la contempla Lozano-Cabedo, quien afirma que atribuir la responsabilidad solo al consumidor invisibiliza otras causas: “Por ejemplo, hay alimentos que no se recolectan por criterios estéticos, higiénico-sanitarios, o económicos”.
De ahí la importancia de concienciar sobre “que se pueden comprar, frutas, verduras y hortalizas de imagen o estética diferente a la que tenemos asumido como normal”, dice Martín. "Que las manzanas perfectas, brillantes y enceradas no tienen por que estar más buenas que esa manzana pequeña y dañada, apunta.
Y es que esas "estrategias de marketing y publicidad”, dice Carmen Lozano-Cabedo, fomentan las “compras excesivas” que, a ojos de Mari Cruz Martín muchas veces tienen que ver con las ofertas "de ese 3x2 que pensamos que nos sale más barato" y que luego no nos comemos por completo.
La falta de tiempo de las familias también influye en el problema
A las dinámicas del mercado se suman las circunstancias vitales del consumidor final, “constreñido por horarios de trabajo y de desplazamiento” y limitado por “tiempos disponibles para planificar y hacer compra, la cocina y las comidas”, o por “los lugares y tiempos en los que se come”, dice la antropóloga.
Una situación de la que da buena cuenta Mónica: “Si no puedo ir físicamente al mercado, hago el pedido por whatsapp y me lo entregan en casa a última hora de la tarde cuando ya he vuelto de trabajar”. Una realidad frenética que provoca que las familias hagan menos compras a lo largo de la semana y las sustituyan por una grande para más tiempo, lo que implica mayores cantidades de comida que pueden perecer.
Esto influye también, según Lozano-Cabedo, en “la reducción del tiempo dedicado a cocinar”, a lo que se suma “la pérdida de conocimientos asociados a la cocina de ‘aprovechamiento’” tan popular en España, como croquetas o torrijas.
Más conciencia social pero poca percepción de lo que tiramos
Pese a las altas cifras de desperdicio actuales, la antropóloga Carmen Lozano-Cabedo asegura que ha aumentado "el conocimiento y la conciencia de la población" en cuanto a esta cuestión. Los datos del Informe de Desperdicio Alimentario en España en 2022 avalan esa esperanza, ya que aseguran que uno de cada tres hogares no desperdicia.
Aun así, según la experta, "existe una brecha importante entre lo que los ciudadanos dicen que tiran y los alimentos que realmente desechan", algo que confirma a RTVE.es Mari Cuz Martín: "No tenemos esa percepción, a veces por pudor, otras veces por desconocimiento de lo que tiramos y de cuánto tiramos".
Ambas coinciden en la importancia de la educación de la ciudadanía, pero también del cambio "en el resto de las fases de la cadena agroalimentaria", dice Lozano-Cabedo, que permita "proponer medidas efectivas" en este aspecto.
Por su parte, Martín anima a poner en marcha "diferentes políticas que cambien las reglas de juego del sistema alimentario actual para que transite hacia un sistema más sostenible y que no consuma todos los recursos naturales". Y es que, en la Agenda 2030 -concretamente en el objetivo 12/3-, se incluye el compromiso de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial.
Este derroche "contribuye a la subida de los precios de los alimentos y también atenta a la sostenibilidad", afirma la trabajadora de la ONG, ya que la excesiva producción "agota recursos limitados, como son el uso de la tierra o del agua".