Amnistía Internacional: "El camino hacia la justicia en el caso de Khashoggi está totalmente bloqueado"
- Este lunes se cumplen cinco años del asesinato del periodista saudí
- Del crimen, se conocen detalles, móvil y ejecutores, pero falta conocer quiénes fueron los autores intelectuales
El 2 de octubre de hace cinco años murió asesinado el periodista saudí Jamal Khashoggi. Del crimen, se conocen detalles, móvil y ejecutores, pero faltan los autores intelectuales. Carlos de la Heras, responsable en Amnistía Internacional de las áreas de Europa y Oriente Próximo, lamenta la falta de investigaciones independientes en el caso y critica que las democracias hayan subordinado la defensa de los derechos humanos a proteger los intereses económicos y diplomáticos que las vinculan con Arabia Saudí.
PREGUNTA: En estos cinco años, ¿ha habido alguna investigación independiente del asesinato de Khashogg
RESPUESTA: En estos cinco años, la realidad es que el camino hacia la justicia en el caso de Jamal Khashoggi está totalmente bloqueado. Las pocas investigaciones que se han llevado a cabo han sido bastante negativas y, salvo un informe de la entonces relatora de Naciones Unidas para ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, en el que se acusaba a altos cargos saudíes, como el príncipe heredero Mohamed bin Salman como ordenante del asesinato, apenas ha habido investigaciones independientes o imparciales.
P: Arabia Saudí condenó a cinco personas a muerte y a varias más a cadena perpetua. ¿Qué ha ocurrido después?
R: Tras la condena a muerte inicial que se impuso a cinco de los once acusados por la ejecución extrajudicial de Jamal Khashoggi, estas cinco condenas a muerte fueron conmutadas por el fiscal general saudí por penas de entre cinco y veinte años de prisión. Del resto de los seis acusados, tres fueron condenados a penas de prisión, y otros tres fueron liberados.
P: ¿Se llegó a investigar a alguna autoridad en Arabia Saudí?
R: No. La gran preocupación que tenemos la sociedad civil y organizaciones como Amnistía Internacional es que ninguno de los autores intelectuales ha sido investigado de forma independiente e imparcial.
P: En Turquía también se inició un proceso. ¿En qué ha quedado?
R: En Turquía se llegó a acusar a más de veinte ciudadanos saudíes de estar implicados en el asesinato de Khashoggi. Pero, a día de hoy, esa puerta a la justicia también está cerrada porque, en 2022, se cerró este proceso y se trasladó a las autoridades saudíes, que no han hecho ningún progreso.
P: ¿Hay algún otro proceso abierto?
R: En Estados Unidos se abrió una investigación por una demanda presentada por la prometida de Jamal Khashoggi, pero las posibilidades de que se haga justicia son muy limitadas. Principalmente, porque una de las personas que podría ser considerada como autor intelectual del crimen, el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, ha visto cómo el Departamente de Estado le concedía inmunidad diplomática hace poco tiempo.
P: En su opinión, ¿por qué mataron a Jamal Khashoggi?
R: Es evidente que Jamal Khashoggi era una persona muy incómoda para las autoridades saudíes. Se dedicaba a denunciar la corrupción y las constantes violaciones de los derechos humanos en Arabia Saudí, como el alto uso de la pena de muerte, la discriminación de las mujeres o la falta de libertad de expresión. Esta fue la causa real de su asesinato.
P: ¿Por eso creen que estarían clara la implicación de las autoridades saudíes, y particularmente del príncipe heredero?
R: Lo que es curioso es que, en paralelo al asesinato de Khashoggi, el príncipe bin Salman empieza a adquirir cada vez más poder en Arabia Saudí. Y todo esto viene acompañado de la estrategia que las autoridades saudíes llaman Visión 2030 con la que pretenden mostrar más apertura, más reformismo, e incluso más democracia, al exterior. Pero, realmente, lo que sucede desde 2018 es que la represión a los derechos humanos es cada vez mayor en Arabia Saudí.
P: Joe Biden
R: A día de hoy, esas declaraciones han quedado hundidas en la hemeroteca. Hemos visto cómo Estados Unidos ha concedido inmunidad diplomática al príncipe heredero, bin Salman; y hemos visto cómo EE.UU., al igual que otros países de Europa están blanqueando a las autoridades saudíes.
P: ¿Cree usted que esa actitud afecta a la autoridad moral de Occidente?
R: Es muy preocupante que la comunidad internacional siga mirando hacia otro lado, y ya no solo en el caso de Khashoggi sino de las violaciones constantes de los derechos humanos que se producen en Arabia Saudí. No se pueden anteponer intereses diplomáticos o económicos a los derechos humanos a la hora de negociar con cualquier país. Occidente queda en un mal lugar mirando hacia otro lado. No se pueden hacer declaraciones citando la vulneración de los derechos humanos en Arabia Saudí, y al mismo tiempo estar poniendo por delante intereses económicos o diplomáticos.
P: Amnistía Internacional recogió decenas de miles de firmas y las envió a Arabia Saudí para que se realizara una investigación independiente, en medio de una gran conmoción internacional. Pero no se ha concretado nada y la figura de bin Salman parece rehabilitada a nivel internacional. ¿Cree que eso puede llevar a una posición melancólica que lleve a pensar que no hay nada que hacer ante determinados poderes?
R: Es cierto que hay razones para ser pesimista y puede llevarnos a pensar que no hay nada que hacer y que todo esto no ha servido para nada. Pero nosotros sí creemos que hay cosas que se pueden hacer. Desde Amnistía Internacional estamos pidiendo a los Estados que inicien procesos de jurisdicción universal para que los autores intelectuales rindan cuentas. Hasta que no haya una investigación abierta, independiente e imparcial, ni las víctimas, ni los familiares, nadie va a conseguir justicia.