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Arabia Saudí, Mohammed bin Salman y el asesinato de Jamal Khashoggi: cinco años de un crimen "impune"

  • Un informe de la ONU concluyó que el periodista fue víctima de "una ejecución extrajudicial premeditada"
  • Estados Unidos señaló directamente a Bin Salman como la persona que había ordenado directamente la ejecución del periodista

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Se cumplen cinco años del asesinato del periodista y disidente saudí, Jamal Khashoggi

Hace cinco años, el 2 de octubre de 2018, Jamal Khashoggi entró al consulado de Arabia Saudí en Estambul. Pero nunca salió.

Apenas un año antes, el periodista saudita se había exiliado en Estados Unidos temiendo un arresto tras haber criticado las políticas del príncipe heredero, Mohammed bin Salman, en 'The Washington Post'. Un miedo que se materializó en el consulado saudí.

Aquel día de octubre de 2018, Khashoggi había ido al consulado para realizar unas gestiones administrativas sobre la boda que iba a celebrar unas semanas más tarde con su prometida. Sin embargo, la pista de Khashoggi se esfumó al entrar en el edificio. Tras varias horas y días sin noticias del periodista crítico con el régimen, se dio por hecha su desaparición.

El 5 de octubre, Mohammed bin Salman confirmó que había entrado en el consulado y aseguró que había salido poco después. Era mentira, tal y como demostró Turquía un día más tarde, cuando el gobierno de Recep Tayyip Erdogan señaló directamente a Riad. "El periodista ha sido asesinado en el consulado por un equipo llegado especialmente a Estambul que se fue el mismo día", expresaron.

Riad negó lo ocurrido en un primer momento

Horas más tarde, entre la confusión y la estupefacción mundial por lo que había ocurrido, más informaciones ponían en entredicho la versión saudí y todo apuntaba a una ejecución política. 'The Washington Post', diario en el que trabajaba Khasoggi, afirmó que el cuerpo se había "descuartizado y metido en cajas de madera antes de ser enviado por avión fuera del país". Además, según 'The New York Times', uno de los sospechosos de haber participado en el asesinato pertenecía al entorno del príncipe heredero y otros tres, a los servicios de seguridad vinculados con el príncipe heredero. Todas estas pistas apuntaban a la dictadura saudí.

Dos semanas después, y a pesar de que en un primer momento Riad lo negó, al verse acorralada por la opinión pública y política a nivel mundial, Arabia Saudí reconoció un "asesinato" en su consulado "durante una pelea a puñetazos". Se confirmaba que el periodista había entrado, pero no salido del edificio, en contra de lo que aseguraba el príncipe heredero.

Además, Erdogan calificó lo ocurrido como un "asesinato político", "planificado" y ejecutado por un equipo de "15 agentes". Así, acusó a "los niveles más altos del gobierno saudita" de haber encargado el asesinato, excluyendo al rey. A los pocos días, los restos de Khashoggi fueron encontrados en el jardín del consulado.

EE.UU. señaló a Mohammed bin Salman como el cerebro del asesinato

Tras el asesinato, Estados Unidos señaló directamente a Bin Salman como la persona que había ordenado directamente la ejecución del crítico con el régimen. Desde entonces, la imagen de Arabia Saudí y de su príncipe heredero quedaron comprometidas a nivel mundial, aunque sin grandes consecuencias. Pasados cinco años, el príncipe heredero sigue gozando de inmunidad por lo ocurrido y el régimen sigue contando con la complicidad de Occidente.

"Es curioso que quien puso al descubierto lo ocurrido no es precisamente un país defensor de los periodistas, sino una de las mayores cárceles de periodistas, como es Turquía", reflexiona al respecto el director de Reporteros Sin Fronteras, Alfonso Bauluz.

"Lo que ocurrió puso al desnudo crudamente cómo se podía asesinar y descuartizar descaradamente a un periodista. Y también queda de manifiesto la impunidad de quienes ordenan esos crímenes", dice Bauluz.

Una impunidad que viene motivada por "la necesidad de abastecerse de petróleo". "Eso hace que cualquier tiranía y especialmente quienes tienen acceso al crudo gocen de impunidad, lamentablemente", añaden desde RSF.

"Impunidad" por un asesinato "premeditado"

Un informe de la ONU publicado en 2019 por la entonces Relatora Especial sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Agnès Callamard, concluyó que Jamal Khashoggi fue víctima de "una ejecución extrajudicial premeditada de la que el Estado de Arabia Saudí es responsable, una responsabilidad que no ha depurado, a pesar de que el país realizó un juicio en el que condenó a cinco personas de identidad desconocida a muerte.

"Cinco años después de que el brutal asesinato de Jamal Khashoggi conmocionara a todo el mundo, el camino hacia la justicia por su asesinato sigue totalmente bloqueado", denuncia la ONG Amnistía Internacional.

La organización critica que todavía no se haya llevado a cabo una investigación penal "independiente e imparcial" sobre el "papel desempeñado por funcionarios de alto nivel", mientras "las autoridades saudíes continúan su implacable represión de la libertad de expresión con total impunidad".

"Es espantoso que en lugar de presionar para que se haga justicia por su asesinato, la comunidad internacional siga extendiendo la alfombra roja a los líderes de Arabia Saudita en cualquier oportunidad, anteponiendo los intereses diplomáticos y económicos a los derechos humanos", añade Amnistía Internacional.

El príncipe heredero se ha seguido relacionando con Occidente sin problemas

Desde que ocurrió el brutal asesinato, y a pesar de que en un primer momento los grandes líderes mundiales evitaron tímidamente juntarse con Mohammed bin Salman, el príncipe heredero se ha ido reintegrando en la esfera política de Occidente.

Y es que poco a poco se le han reabierto las puertas de nuevo gracias a acuerdos estratégicos a nivel energético con países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos.

Unos acuerdos que le han permitido gozar de impunidad e inmunidad, gracias al poder del dinero, según destaca RSF. "La impunidad viene motivada por la necesidad de abastecerse de petróleo. Eso hace que cualquier tiranía y especialmente quienes tienen acceso al crudo gocen de ella, lamentablemente", concluye Bauluz.