Taiwán, el territorio que China codicia y Estados Unidos protege
- El riesgo de invasión por parte de China es cada vez más real
- Su potente economía está asociada a los microchips, piezas del tamaño de una milésima parte del grosor de un cabello humano
- Ya puedes ver 'Taiwán, nación prohibida' en RTVE Play
La tensión entre Taiwán y China se ha intensificado aún más en los últimos meses. Desde hace casi 75 años, la China comunista codicia este territorio que dista del continente 160 kilómetros y que los expertos consideran como el próximo punto geoestratégico caliente del planeta.
Pekín está dispuesto a todo para someter a la isla rebelde, pero Taiwán ha desarrollado una sociedad moderna, democrática que no está dispuesta a ceder ni un ápice de su identidad y estatus actual. El conflicto está servido y Taiwán sigue en el centro de la rivalidad entre China y Estados Unidos comprometido a defenderlo.
China, el enemigo de Taiwán
En 1949, el entonces presidente de China, Chiang Kai-Shek, perdía la guerra frente al ejército comunista de Mao Tse-Tung. Junto a algo más de un millón de personas se refugió en Taiwán, una de las provincias de la República China. Desde ese momento, existen dos Chinas cada vez más distantes social y políticamente que se niegan a reconocerse entre sí. Para el resto del mundo, Chiang Kai-Shek seguía representando a la única China y Taiwán era miembro de la ONU.
Pero, en 1971, el estatus de la isla cambió. Los miembros de Naciones Unidas votaron a favor de una resolución que formalizaba la existencia de la China comunista porque comenzaba a hacerse imprescindible en el escenario internacional. Taiwán se vio obligado a ceder su asiento en favor de su enemigo continental.
Desde entonces y hasta hoy, la isla lucha por recuperar su reconocimiento ante la comunidad internacional, al mismo tiempo que China intenta dominar y someter a los 23 millones de taiwaneses para concluir con su proyecto hegemónico de anexión de Taiwán a la China continental. Y la estrategia pasa por tratar de borrar del mapa político, diplomático y militar a la provincia rebelde.
Estados Unidos, el calculador aliado de Taipei que irrita a Pekín
Las relaciones entre Pekín y Taipei se han deteriorado mucho desde 2016, con la llegada al poder de la presidenta Tsai Ing-Wen que aboga por la independencia de Taiwán.
Después de 40 años de opresión y dictadura bajo el régimen de Chiang Kai-Shek, los taiwaneses consiguieron, en la década de los 90, una sociedad moderna y democrática que no está dispuesta a perder su identidad y estatus. En la isla crece el sentimiento nacional y tan solo el 5% desea la reunificación con China.
“Seguiremos buscando sinceramente la reunificación pacífica, pero jamás renunciaremos al uso de la fuerza“
Para Xi Jinping, presidente chino, el único escenario posible es la reunificación. En octubre de 2022, en el Gran Salón del Pueblo del palacio de Tiananmén, Xi Jinping aseguró que "seguiremos buscando sinceramente la reunificación pacífica, pero jamás renunciaremos al uso de la fuerza".
Esta declaración era la respuesta a la visita a Taiwán, dos meses antes, de Nancy Pelosi, la entonces presidenta de la Cámara de Representantes. "Hoy, el mundo debe elegir entre la democracia y la autocracia. Estados Unidos apoya a Taiwán", manifestaba Pelosi. China vio en esta acción una provocación contra sus intereses y su estrategia se endureció aún más.
“El ataque a Taiwán provocaría una crisis económica internacional quizás más grave que la situación creada por la guerra de Ucrania“
Aviones de combate chinos sobrevolaron el espacio aéreo de la isla. En el Mar de China, Pekín envió barcos guardacostas lo que hizo aumentar la tensión con Estados Unidos, Japón y el sureste asiático. "El ataque a Taiwán provocaría una crisis económica internacional quizás más grave que la situación creada por la guerra de Ucrania", asegura el ministro de Asuntos Exteriores taiwanés, Joseph Wu. China sigue acosando política y militarmente a la isla.
El arma más potente, un producto imperceptible a la vista
La perspectiva de una guerra con la segunda potencia mundial amenaza a la isla. "Si no hacemos algo para disuadir a China, nadie puede garantizar que Taiwán no se convierta en la próxima Ucrania", advierte el almirante y ex Jefe de Estado Mayor de Taiwán, Li Hsi-min.
Los taiwaneses cuentan con el apoyo militar de Estados Unidos, su interesado aliado que desde siempre ha sabido moverse entre dos aguas, reconociendo a Pekín y manteniendo una antena diplomática en Taipei. Y lo ha conseguido haciendo uso de la ambigüedad estratégica, un tipo de política que aún hoy día persiste. "Entre 2009 y 2012, vendimos armas a Taiwán por valor de 13.000 millones de dólares. Desde entonces, no ha dejado de aumentar", confiesa William Stanton, un alto funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos y exdirector del Instituto Americano.
Sin embargo, la posición discreta que Taiwán mantenía en la geopolítica mundial ha cambiado profundamente. En 40 años, la isla se ha convertido en el principal productor del planeta de semiconductores. Sus ingenieros fabrican algo que todo el mundo necesita: discos de silicio de alto rendimiento sobre los que se implantan componentes en miniatura, cuyo espesor no supera la milésima parte de un cabello.
Producen el 60% de los chips de ordenador para la comunidad internacional. "Y, en el caso de los semiconductores de última generación, generamos alrededor del 90%", admite el ministro taiwanés Joseph Wu.
Líder global en este sector, Taiwán ostenta su excelencia tecnológica como escudo para contrarrestar las ambiciones chinas. "Aquí, a la industria de los semiconductores se le llama el guardián de Taiwán", revela Wu Chih-I, vicepresidente del Instituto de Investigación Tecnológica Industrial.
“A la industria de los semiconductores se le llama 'el guardián de Taiwán'“
Los semiconductores están en el centro de una batalla entre las dos potencias mundiales que luchan por la hegemonía tecnológica. Y Taiwán, de nuevo, se encuentra en el medio de las ambiciones de Estados Unidos y China.