Los civiles también juran la bandera: "Es sellar el compromiso con la cultura, la nación y la historia de España"
- Hablamos con dos jóvenes que prestaron juramento en los actos que organizan las Fuerzas Armadas junto a los ayuntamientos
- La princesa Leonor jura la enseña este sábado como militar en la Academia General de Zaragoza
F. tenía 28 años cuando juró la bandera de España. Pero él no es militar, es administrativo. "Sinceramente, fue muy bonito", cuenta a RTVE.es. Cualquier persona con nacionalidad española de 18 años o más puede hacerlo en las ceremonias que el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército de Aire organizan a lo largo del año en distintas ciudades.
Pero es un acto algo distinto al que ocupa este sábado a la princesa Leonor, como cadete de la Academia General Militar de Zaragoza. Mientras para los militares el momento de jurar fidelidad a la bandera supone un ritual de iniciación—marca el comienzo de una nueva vida de servicio—, para los civiles no es más que la expresión pública de un compromiso "hacia España y hacia los españoles", según indica el Ministerio de Defensa en un documento.
"El ciudadano decide por voluntad propia, mostrar ante todos que está decidido a contribuir por el bien común. Es una promesa que el ciudadano se hace a sí mismo y que puede desempeñar en cualquiera que sea su labor en la sociedad, ya sea en el trabajo o con la familia, en el entorno público o privado: pagar sus impuestos como exige la Ley, colaborar con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado cuando la situación lo requiere, comportarse de forma adecuada etc.", se explicita.
El joven F., de familia con tradición militar, recuerda la ceremonia en la que participó en 2019 en Valencia y lo primero que le viene a la mente es el ambiente castrense de la base en la que se celebró. Reminiscencias, dice, de su propia infancia. "Es gente que de verdad, sea del color que sea, quiere a su país", afirma. Así, con la misma voluntad de "defender al Estado", decidió prestar el juramento.
Un acto solemne en los pueblos y las ciudades
La jura de bandera civil es, además, una forma de acercar las Fuerzas Armadas a las calles. En la ceremonia solemne, suena música militar, los miembros de la unidad organizadora entran desfilando en formación, el mando pronuncia un breve discurso y, finalmente, el teniente más antiguo sujeta el estandarte con la bandera a la que, uno a uno, los civiles se acercan y besan. Todo ello ocurre, no obstante, de la mano de los ayuntamientos.
"La organización de las calles, engalanar la plaza y todo eso corre a cargo del Ayuntamiento, que es el intermediario también a la hora de remitir las solicitudes a la Subdelegación de Defensa de la provincia. Luego ellos son lo que gestionan todo lo demás", explica a RTVE.es la alcaldesa de Benavente, Beatriz Asensio, del Partido Popular.
La localidad zamorana auspició hace poco una jura de bandera, como había solicitado el gobierno municipal anterior, del PSOE. "Nos pareció un acto bonito para Benavente", justifica la nueva regidora, que participó también en el acto. "Fue emotivo. En mi caso, como cargo público, creo que es una demostración de respeto a la bandera", añade y asegura que le han llegado "muy buenas sensaciones" de las vecinas y los vecinos que se acercaron a la plaza Mayor a ver o participar en la ceremonia.
David, de 26 años, estaba allí y confiesa que lo vivió como un día "cargado de emoción". "Al ser un espectáculo tan llamativo, con ese ritual militar previo, te predispone a estar un poco más nervioso a la hora de sellar el juramento. Más siendo en la plaza donde me he criado y he visto tan a menudo, al verla vestida con los colores de la enseña nacional", describe el joven de Benavente, que está al frente de una bodega de Toro.
"Al fin y al cabo, jurar la enseña de nuestro país es sellar el compromiso que un ciudadano tiene con la cultura, la nación y la historia de su propia patria", dice, reivindicando "los valores y la educación" castrense que ha recibido.
Algunas diferencias con el acto militar
En el pasado, el acto simbólico de jurar bandera podía revestirse también de un carácter religioso. Según apunta la Comandancia General de Baleares, en las ceremonias anteriores a 2007, los civiles podían responder "Sí, juro" o "Sí, prometo", dependiendo de si preferían jurar ante dios u optaban por una promesa laica.
Con el cambio de fórmula hace 16 años, en la ceremonia se pregunta: "¡Españoles! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?". A lo que los jurandos responden: "Sí, lo hacemos".
La misma Comandancia de las fuerzas terrestres explica las diferencias de una jura de bandera militar y una civil, siendo esta segunda más corta. Además, el juramento se dirige a los "soldados", en lugar de a los "españoles".
"Los militares después de prestar juramento o promesa y pasar de a uno para besar la bandera, desfilan de a tres bajo el arco formado por la bandera y el sable de la autoridad militar que les ha tomado el juramento —normalmente el jefe de la Unidad en la que se desarrolla el acto—. Este es un gesto que representa la aceptación por parte de España del compromiso de los militares. En el caso de los civiles, solamente se realiza el paso de a uno frente a la bandera", completa el documento.
En la Academia Militar General de Zaragoza, donde jura la princesa Leonor, cuentan además con una bandera de 137 años de historia. Fue un regalo de la Reina María Cristina en 1886 a la institución, que entonces estaba ubicada en el Alcázar de Toledo. "Es uno de nuestros bienes más preciados, atesora entre sus pliegues miles de besos de oficiales del Ejército de Tierra y de la Guardia Civil que la juraron", se lee en la página web de la Academia, que cita también las palabras del general Galbis cuando recibió el regalo de la Regente: "Quien sirva en esta Academia y jure esta bandera, aunque quisiera ser traidor no podría serlo nunca".
Del Imperio Romano hasta nuestros días
El juramento para ser reconocido como parte de un ejército o un país es acto simbólico que puede encontrarse ya en la Antigua Roma con el ‘sacramentum’ de sus soldados. También lo exigían los reyes de la Edad Media y los califas, para asegurarse la fidelidad.
Hoy, ya no son ‘súbditos’, sino ciudadanos los que voluntariamente pueden pronunciar la promesa hacia el Estado. Quienes lo hacen pasan a formar parte de un registro centralizado, donde figuran algunos datos de identificación así como dónde y cuando juró. También si se ha renovado, puesto que puede hacerse en más de una ocasión, siempre que hayan pasado al menos 25 años.
Una parte de la población, en cambio, sí está obligada actualmente a jurar fidelidad a España. Todos los ciudadanos que nacieron en otro país y obtuvieron luego la nacionalidad española han jurado o prometido fidelidad "al Rey y obediencia a la Constitución y a las leyes" en un acto breve en Registro Civil. Es lo que se conoce como "Jura de Nacionalidad".