Enlaces accesibilidad
Entrevista en TVE

Manuel Torres Soriano: "La toma de rehenes dificulta la respuesta israelí"

Por
Los rehenes, una moneda de cambio clave para Hamás

El catedrático de Ciencia Política y experto en terrorismo yihadista, Manuel Torres Soriano, analiza junto a RTVE la toma de decenas de rehenes israelíes y extranjeros por parte de Hamás en su ofensiva del sábado.

PREGUNTA: ¿Qué puede conseguir Hamás con estos rehenes que tiene en su poder?

RESPUESTA: Sobre todo, dificultar la respuesta israelí. Israel es una sociedad muy sensible a las bajas propias y cualquier operación que intente debilitar a Hamás se va a encontrar con ese escudo humano de cientos de rehenes, que imagino que habrán sido dispersados y situados en un punto estratégico, precisamente para dificultar que Israel pueda utilizar su poderío aéreo.

P: En su opinión, ¿es creíble la amenaza que ha realizado Hamás de matar a un rehén por cada ataque no avisado por parte de Israel en la Franja de Gaza?

R: Creo que lo es porque Hamás tiene una trayectoria previa de crueldad extrema. De hecho, este ataque ha sido una manifestación de sadismo a la hora de acabar con la vida de algunas de esas víctimas, lo que hace creíble que igualmente pueden tratar de explotar mediáticamente nuevos asesinatos.

P: ¿Cree que Israel tiene líneas rojas en esta eventual negociación que se puede dar para liberar a esas personas capturadas?

R: Es un contexto bastante difícil porque es necesario un acuerdo unánime por parte de una sociedad tan plural como la israelí sobre a qué se está dispuesto a renunciar o a ceder para conseguir la liberación y la vuelta de esos rehenes. Tenemos que tener en cuenta, por ejemplo, que en el pasado, en la guerra contra Hezbolá en el Líbano, Israel estuvo dispuesto a liberar a decenas de prisioneros de la organización Hezbolá a cambio de los cadáveres de los soldados que habían muerto en una incursión de Hezbolá. Por tanto, si en el pasado el país ya ha estado dispuesto a liberar prisioneros por cadáveres, imaginemos lo que está dispuesto a hacer por cientos de personas que siguen vivas.

P: ¿Cómo puede afectar el hecho de que una parte de los rehenes sean extranjeros?

R: Dificulta en extremo el margen de maniobra de Israel, puesto que también tiene que tener en consideración la perspectiva de los gobiernos de los países de estos rehenes. A Hamás también le da cierto margen para generar contradicciones entre Israel y sus socios o aliados, ya que puede llevar a cabo una liberación selectiva de algunas nacionalidades y no de otras. Es una herramienta de presión política muy útil para Hamás, si sabe utilizarla.

P: ¿Ve en este rapto masivo algo propio de este conflicto o hay también rasgos del terrorismo yihadista?

R: Hamás es una organización que enlaza directamente con esa perspectiva yihadista de la lucha armada. Precisamente no la hemos considerado parte de lo que llamamos el movimiento yihadista global porque sus objetivos han sido estrictamente domésticos, pero encontramos todos los nexos comunes de justificación de la violencia contra los enemigos, de alabar el martirio, de considerar que lo que están llevando a cabo es una yihad… Decir que históricamente hayan desconectado del universo de Al Qaeda, el Estado Islámico, etcétera, no significa que sean una cosa muy diferente. En este sentido, vamos a encontrar, y de hecho ya se ha producido, cómo en la propaganda yihadista empiezan a aflorar la muestra de simpatía y solidaridad y celebración de lo que ha hecho Hamás.

P: ¿Cree que de esas manifestaciones se puede pasar a otra situación en la que grupos yihadistas realicen acciones en otros países?

R: Es un escenario posible. Es decir, al final, los grupos yihadistas también compiten por la atención, por recibir apoyo dentro de esa comunidad musulmana global a la que se dirigen y, por lo tanto, para reivindicar también su protagonismo dentro de esta lucha, pueden sentirse llamados a protagonizar algunos atentados no necesariamente en Israel, sino contra objetivos israelíes y población judía en el resto del mundo como una contribución a esa lucha. Creo que esta opinión es coherente, por ejemplo, con las medidas que están tomando algunos gobiernos de reforzar la seguridad de sinagogas y enclaves diplomáticos y otro tipo objetivos que podrían ser situados dentro de la diana de estos grupos que, sin ser Hamás ni ser organizaciones palestinas, pueden sentirse llamados a participar con su particular contribución de violencia.