El FMI mantiene el crecimiento de España en el 2,5% este año, empeora las previsiones de 2024 y revisa al alza la inflación
- El país se mantiene entra las economías avanzadas que más crecen, liderando la tabla junto a Croacia, Malta e Islandia
- Prevé un aumento del PIB español del 1,7% el año que viene y una inflación del 3,5% y el 3,9% en 2023 y 2024
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado en tres décimas el crecimiento esperado en 2024 para España, hasta el 1,7%, si bien mantiene su previsión para este año en el 2,5% y el país permanecerá entre las economías avanzadas que más crezcan.
La institución ha empeorado también su pronóstico de inflación: el índice de precios español subirá hasta el 3,5% este año, dos décimas más de lo estimado en el informe anterior, y hasta el 3,9% en el año que viene. De este modo, España quedará entre los países con menos inflación de la zona euro en 2023, pero entre los que más en 2024.
"En un entorno internacional de incertidumbre, España liderará el crecimiento entre las principales economías desarrolladas ambos ejercicios", han celebrado fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos, que no tiene en cuenta el avance de Malta (3,8%), Islandia (3,3%), Croacia (2,7%) o Grecia (2,5%).
Con las consecuencias de la guerra en Ucrania, la "creciente fragmentación geoeconómica", el endurecimiento de la política monetaria, los fenómenos meteorológicos extremos y la pandemia todavía lastrando la recuperación, aunque de forma desigual, se prevé que el crecimiento mundial disminuya del 3,5% en 2022 al 3% en 2023 y al 2,9% en 2024, esto es, cifras por debajo de la media histórica (3,8%, entre el 2000 y el 2019).
Profundiza la recesión alemana, mejora el dato de EE.UU. y empeora el chino
Para el ámbito europeo, el FMI augura una recesión más profunda en Alemania este año (-0,5%, dos décimas peor que en el pronóstico de julio), que remontará en 2024 hasta el 0,9% del PIB. Dicho crecimiento, no obstante, supone una revisión a la baja de cuatro décimas respecto a lo esperado en verano.
Además, se rebaja el progreso estimado del PIB de Italia (hasta el 0,7% en 2023 y 2024) y se mejora ligeramente el cálculo para Francia, que crecerá un 1% y 1,3% estos años. Así, en conjunto, el FMI ha empeorado el pronóstico para la zona euro, que crecerá un 0,7% en 2023 y un 1,2% en 2024 (una corrección de dos y tres décimas menos respecto a julio).
El crecimiento más débil en la zona euro (que venía de un 3,3% en 2022) supone una ralentización para las economías avanzadas: pasarán del 2,6% en 2022 al 1,5% en 2023 y al 1,4% en 2024, gracias a un impulso más fuerte de lo previsto inicialmente para Estados Unidos. Su PIB crecerá tres y cinco décimas más de lo esperado este año y el próximo, hasta el 2,1% y el 1,5%.
Por último, el FMI prevé que el crecimiento de las economías de mercado emergentes y en desarrollo disminuya ligeramente, del 4,1% en 2022 al 4% tanto en 2023 como en 2024, con una revisión a la baja de una décima en 2024, debido a la crisis del sector inmobiliario en China. El gigante asiático crecerá un 5% y un 4,2% este año y el siguiente, esto es, dos y tres décimas menos de lo proyectado en julio.
"La crisis del sector inmobiliario chino podría agravarse, con repercusiones mundiales, en particular para los exportadores de materias primas", advierte la institución que dirige Kristalina Georgieva en el informe de octubre.
Inflación: hacia el "aterrizaje suave"
En cuanto a la inflación, el FMI prevé un descenso constante, del 8,7% en 2022 al 6,9% en 2023 y al 5,8% en 2024, si bien, las previsiones globales para este año y el próximo se han revisado al alza en una y seis décimas, respectivamente, y la inflación subyacente está siendo más complicada de gestionar.
La institución asegura que han aumentado las posibilidades de que la economía logre un "aterrizaje suave" en el que se reduzca la inflación sin que caiga de forma importante la actividad, especialmente, en los países más desarrollados.
Con todo, no se espera alcanzar el índice objetivo hasta 2025 en la mayoría de los casos. Las expectativas de inflación a corto plazo han aumentado en algunos países y, destaca el FMI, "podrían contribuir —junto con la rigidez de los mercados laborales— a que persistan las presiones sobre la inflación subyacente y a que los tipos de interés oficiales sean más altos de lo previsto".
El precio de los alimentos y la energía, en concreto, podrían sufrir nuevas subidas por las perturbaciones climáticas y geopolíticas, al tiempo que la fragmentación geoeconómica puede limitar el flujo de productos básicos. El FMI cita como ejemplos de esto último el recorte de la oferta de los países de la OPEP+, que ha aumentado alrededor de un 25% los precios del petróleo, o el impacto de la guerra en Ucrania en los alimentos. Esto, además de provocar "una mayor volatilidad de los precios", puede complicar la transición ecológica.
Ante todo ello, el FMI insta a los países a respaldar con su política fiscal a los bancos centrales y recuperar sus reservas, "gravemente erosionadas por la pandemia". Para ello, señala directamente a eliminar los subsidios a la energía, sin dejar de proteger a los más vulnerables.
España, el país con más paro de la UE
Por otro lado, el FMI ha mejorado alrededor de un punto los datos españoles de paro. El desempleo caerá del 12% tanto este año como el que viene (11,8% y 11,3%), aunque España seguirá siendo el país con más paro de la Unión Europea y su entorno. La media de la zona euro se espera en torno al 6,6% y en la "Europa avanzada" en el 6%.
Como nota positiva, se hace eco de una "fuerte actividad en economías con importantes sectores de viajes y turismo, como Italia, México y España", lo que compensó la ralentización de los sectores manufactureros, más sensibles a los tipos de interés. Todo ello, en un contexto de rigidez en los mercados laborales en Estados Unidos.
Desde una perspectiva global, la institución considera que las reformas encaminadas a reducir los obstáculos estructurales al crecimiento, como fomentar la participación en el mercado laboral, pueden suavizar el descenso de la inflación hacia el objetivo y facilitar la reducción de la deuda. Para esto último sobre todo, insta a una coordinación multilateral más rápida y eficaz, que también será necesaria para el reto climático y energético.