Radiografía de la Franja de Gaza: así viven dos millones de personas en la encrucijada entre Israel y Hamás
- La población de la Franja, con una edad media de 18 años, vive atrapada en 365 km2
- Sigue en directo la última hora de la guerra entre Israel y Hamás
Tras casi una semana desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás, los habitantes de la Franja de Gaza se encuentran en una encrucijada.
Por un lado, Israel ha avisado de una inminente invasión terrestre y llama a evacuar el norte de la Franja en 24 horas, una operación que Naciones Unidas considera “imposible” y con “consecuencias humanitarias devastadoras”. Por otro, Hamás, que controla el territorio, insta a los gazatíes a permanecer en sus viviendas y a ignorar los “mensajes propagandísticos”.
Después de 16 años de bloqueo y cuatro guerras, la situación ya era de "emergencia" humanitaria antes de este quinto conflicto armado, en una estrecha franja de terreno de la que es casi imposible escapar y cuya supervivencia depende de la ayuda extranjera. Ahora, más de dos millones de gazatíes se encuentran al borde del abismo de una catástrofe humanitaria sin precedentes, atrapados en la mayor cárcel del mundo a cielo abierto.
Una de las zonas más densamente pobladas del mundo
En los 365 kilómetros cuadrados de extensión que conforman Gaza viven 2,2 millones de personas -casi 800.000 en Ciudad de Gaza-, lo que convierte a la Franja en una de las zonas más densamente pobladas del mundo: más de 6.000 personas por kilómetro cuadrado.
El norte de la Franja tiene alrededor de 1,1 millones de habitantes, según la ONU, que ha pedido a Israel que retire el aviso de ataque y la llamada a la evacuación. Trasladar a toda esta población en el plazo de 24 horas que ha dado Israel supondría movilizar a más de 40.000 personas por hora.
El dato de la densidad de población sirve para entender la dificultad de que los bombardeos en Gaza no alcancen a civiles, independientemente de que los objetivos puedan ser únicamente milicianos y dirigentes de Hamás. Son niveles similares a los de territorios tan densamente poblados como Hong Kong o Gibraltar. Por añadir a la comparación, la ciudad de Madrid tiene 5.430 habitantes por km2; en Barcelona, en cambio, la densidad es de 16.140 habitantes por km2.
Se trata, además, de población mayoritariamente joven: la edad media es de 18 años, y el 39,75 % no tiene más de 14. "Más de 800.000 niños en Gaza han conocido solo la vida bajo el bloqueo, y cuatro de cada cinco viven con depresión y miedo", asegura la ONU. Según el Ministerio de Salud palestino, 447 niños han muerto en Gaza desde que empezó la ofensiva.
En el siguiente gráfico se puede ver cómo se distribuyen los habitantes por edades en la pirámide de población. La base, los más jóvenes, conforman el grupo más numeroso. El 99% de la población es musulmana, mayoritariamente suní, y un 1% cristiana.
Casi el 80% de los residentes en Gaza están registrados como refugiados de conflictos anteriores, y unos 3.000 son desplazados internos de escaladas previas, según la UNRWA, la agencia de la ONU creada en 1949 específicamente para atender a las sucesivas oleadas de palestinos que han perdido sus hogares desde la creación del Estado de Israel.
Esta misma agencia gestiona ocho campos de refugiados en la región: Jabalia, al norte de la Franja, es el más grande de todos. Le siguen por número de habitantes Rafah, Al Shati, Nuseirat, Jan Yunis, Deir El-Balah, Bureij y Maghazi. La UNRWA ha perdido a al menos doce trabajadores humanitarios desde el inicio de las hostilidades.
Una población empobrecida que vive de la ayuda externa
Gaza tiene una población empobrecida que necesita ayuda externa para sobrevivir. Dieciséis años de bloqueo y de operaciones militares israelíes han destruido las infraestructuras y la economía y han creado una "situación de emergencia humanitaria permanente", según la ONU. El 81,5% de la población de Gaza vive en la pobreza, y el 63% sufre inseguridad alimentaria y depende de la ayuda internacional. En 2021-22, el 78% de las familias redujeron el número de comidas diarias.
Aunque la Franja conserva una pequeña producción industrial y del sector primario, el desempleo es del 46,6%, y asciende al 62,3% entre los jóvenes de entre 15 y 29 años.
Rodeados de escombros y destrucción, los hospitales de la Franja de Gaza están al borde del colapso por la falta de electricidad, la escasez de suministros y la necesidad de más personal médico, comprometiendo la atención de los miles de heridos en el enclave palestino. "Nuestra capacidad está al límite y solo podemos intentar mantener las vidas de los heridos", afirma en declaraciones a EFE el doctor Medhat Abás, portavoz del Complejo Médico Al Shifa, el hospital más grande de la ciudad de Gaza.
Desde que empezó la contraofensiva se han dañado al menos 14 centros médicos, han muerto once sanitarios y varias ambulancias han quedado inservibles. Pese a todo, los médicos se niegan a abandonar el norte de la Franja a pesar del aviso israelí. “La gente no tiene a dónde ir [...] Pedirle a la gente que se vaya a otra zona con esta gran destrucción de infraestructura y carretera y estas restricciones de movimientos es algo increíble”, decía a la BBC Nebal Farsahk, un portavoz de la Media Luna Roja Palestina en Gaza.
En cuanto a la infraestructura educativa, se desconoce el daño que los bombardeos pueden haber causado por el momento en los más de 700 colegios que hay repartidos por la Franja. En torno a un tercio de estos centros está gestionado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) y se está utilizando como refugio para los más de 400.000 desplazados internos que hay desde el estallido del conflicto.
“En la escuela faltan todos los servicios, no tenemos de nada”, cuenta Nabil Alsamiry, quien cree que Gaza se enfrenta al “conflicto definitivo”. En la entrevista con la agencia Reuters, este desplazado en Al-Qarara lamenta que solo tienen acceso a algo de pan para comer y protesta por los cortes de agua: “Tenemos que ir a la carretera principal, a los hospitales o a la mezquita para hacer las abluciones [baños rituales] y ducharnos”.
Infraestructuras de servicios mínimos que peligran
Israel ha desconectado a la franja de su red eléctrica, dejándola sin energía. Además, la única central que genera electricidad dentro del territorio ha tenido que apagarse por la falta de combustible que ha provocado el bloqueo de Israel. El corte ya afecta a áreas críticas de los hospitales, como unidades de cuidados intensivos o salas de maternidad, y a las bombas de aguas residuales, los pozos de agua potable o las plantas desalinizadoras.
Ya entre enero y julio, la electricidad solo estaba disponible una media de 11 horas al día; un suministro que apenas cubría el 45% de la demanda eléctrica del enclave, según datos de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) hasta septiembre de 2023. Los cortes impactan no solo en los servicios esenciales, sino también en la agricultura y la industria.
Israel también les ha cortado el agua a los gazatíes y ha afirmado que los suministros no se restablecerán hasta que Hamás no libere a los rehenes que ha capturado durante la última semana. El 95% de la población no tiene acceso directo a agua potable. El acuífero local está exhausto o contaminado y las bombas de extracción funcionan también con gasolina.
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Una franja de tierra sometida al bloqueo
Gaza limita al norte con Israel (59 kilómetros de frontera y los pasos fronterizos de Erez y Kerem Shalom) al sur con Egipto (13 kilómetros de frontera, con el único paso de Rafah) y al oeste con el Mediterráneo (40 km de costa).
Israel ocupó Gaza en la guerra de los Seis Días, en 1967, y la desalojó en 2005. En 2006, Hamás ganó las elecciones en la Franja, y en 2007 dio un golpe de mano para expulsar a la otra gran facción palestina, Al Fatah, y hacerse con el control total. Israel y Egipto establecieron entonces un bloqueo que continúa hasta hoy. Controlan la entrada y salida de productos y permiten la salida de personas solo en determinadas condiciones.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha reiterado que el bloqueo y las restricciones a los movimientos de la población "contravienen la legislación humanitaria internacional porque tiene como objetivo e imponen duras condiciones a los civiles, penalizándoles de hecho por actos que no han cometido".
Mientras Washington negocia con Israel y Egipto la apertura de un corredor humanitario, la amenaza de Israel amenaza con no dejar ninguna opción a los gazatíes que se encuentran en la Franja. En escaladas anteriores, la ayuda humanitaria podía suministrarse por el paso de Rafah, fronterizo con Egipto. El país temía que al abrir su frontera a los palestinos no se les permita regresar, convirtiéndose en refugiados en su territorio. Finalmente, las autoridades egipcias ofrecieron una solución temporal en su territorio, pero la propuesta ha sido rechazada tanto por Israel como por Hamás, porque "obligaría al pueblo palestino a abandonar su patria" e implicaría un nuevo desplazamiento y búsqueda de refugio, según una fuente del grupo islamista citada por EFE. Además, el cruce se encuentra cerrado desde el miércoles, cuando el Ejército israelí bombardeó la zona.
El Plan de Acción de la UNRWA para 2023-2028 advertía de que, si el bloqueo continuaba, "las condiciones serían cada vez más invivibles". Esto era antes de esta nueva guerra entre Hamás e Israel. Es de prever que la situación en el futuro ya no sea la de antes, sino peor.