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Análisis

La Unión Europea, enredada en Oriente Próximo

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Charles Michel, Roberta Metsola, Ursula Von der Leyen, y Haim Regev, participan en un homenaje a las víctimas israelíes el 11 de octubre
Charles Michel, Roberta Metsola, Ursula Von der Leyen, y Haim Regev, participan en un homenaje a las víctimas israelíes el 11 de octubre

Que los 27 países de la Unión Europea tienen distintas sensibilidades en algunos asuntos de políticas exterior -y cada vez más-, no es ninguna novedad. Por eso quieren eliminar la unanimidad, para tomar decisiones en este terreno.

Igualmente, que el conflicto entre Israel y Palestina se lee con matices diferentes en las distintas capitales tampoco es ninguna novedad. Por eso el ataque de Hamás a Israel ha puesto a prueba, una vez más, la capacidad de la Unión Europea para hablar con una sola voz.

¿Lo están consiguiendo? Claramente, no, y esto es algo que se ve solo con un ejemplo: Francia, Hungría y Alemania han prohibido manifestaciones propalestinas, algo impensable en países como España, ya que cada gobierno está sujeto a su realidad nacional.

14 Horas - ¿Cuál es la implicación de la Unión Europea en el conflicto palestino-israelí? - Escuchar ahora

Bruselas debería ser capaz de llegar a cierto equilibrio cuando hablan las instituciones europeas, ya que a veces es mejor una postura ambigua y descafeinada que la cacofonía que hemos vivido en esta semana.

Tira y afloja entre comisarios

¿Puede un comisario anunciar de manera unilateral, sin consultar a los Estados ni a sus propios compañeros, una suspensión de todas las ayudas destinadas a Palestina? Eso es lo que ocurrió el pasado lunes.

El comisario de Vecindad, el húngaro Olivér Várhely, prendió la mecha con un mensaje en redes sociales. Dijo que el brutal ataque contra Israel debía marcar un punto de inflexión: todos los pagos de la UE a Palestina, 691 millones de euros, quedaban suspendidos.

Poco después, su colega esloveno, el comisario Janez Lenarcic, le corregía también en redes sociales afirmando que la ayuda humanitaria a Palestina se mantenía.

La Comisión también confirmó que el resto de programas de asistencia se revisará para asegurar que ni un solo euro acaba financiando indirectamente actividades terroristas, y la auditoría se hará lo más rápido posible.

Reunión de ministros de Exteriores

Los ministros de Exteriores se reunieron de urgencia con esa polémica de fondo. El jefe de diplomacia europea, Josep Borrell, dijo al finalizar el encuentro que una inmensa mayoría de los socios estaban convencidos de que había que seguir proporcionando ayuda a Palestina, aunque admitió que algunos países eran partidarios de suspenderlas.

Borrell subrayó que no hay que confundir a los palestinos con Hamás, al tiempo que incidió en que la población civil necesita ahora más ayuda y no menos. El jefe de la diplomacia insistió en los mínimos comunes de los 27: Israel tiene derecho a defenderse, hay proteger a la población civil, Hamás tiene que liberar a los rehenes, y cualquier acción, venga de quién venga, tiene que respetar unos límites.

A este respecto, Josep Borrell hizo hincapié en que, dejar sin electricidad, agua y comida a la población de Gaza vulnera el derecho humanitario internacional.

Los matices sí que importan

El tono de cada discurso, lo que se dice y lo que no, refleja la pluralidad y complejidad de la Unión Europea. La propia presidenta de la Comisión Europea ha dejado claro varias veces durante esta semana su apoyo a Israel, evitando cualquier advertencia sobre la magnitud de su respuesta. Horas después del ataque, en la sede del ejecutivo comunitario, una bandera israelí iluminaba la fachada.

La bandera de Israel en la sede de la Comisión Europea en Bruselas el 8 de octubre

La bandera de Israel en la sede de la Comisión Europea en Bruselas el 8 de octubre JOHANNA GERON / AFP

Von der Leyen junto al presidente del Consejo, Charles Michel, y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, participaron en un minuto de silencio en la Eurocámara. “Europa está con vosotros”, le dijo Metsola al embajador del país hebreo ante la UE y la OTAN. Ella, sin embargo, mide sus palabras y a ese apoyo sin ambages añade: “La respuesta importa”.

Metsola preside una institución plural y eso quedará patente de nuevo esta semana, ya que la Eurocámara debatirá el miércoles sobre el ataque de Hamás a Israel. Allí veremos a las familias políticas defender posiciones distintas y acordar una resolución será, de nuevo, un reto, un juego de equilibrios, y una fotografía más de la complejidad de la Unión Europea.

Quiero y no puedo

Volviendo al último consejo extraordinario de ministros de Exteriores presidido por el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en él estaban invitados a participar los ministros de Exteriores de Israel y de la Autoridad Palestina.

Los dos declinaron la invitación y quizás ese momento tiene algo de simbólico: la Unión Europea, a pesar de su crisol, intenta echar mano de su poder blando y de su capacidad de dialogar con todos para resolver conflictos enquistados.

Su posición no es sencilla en una guerra abierta, incendiaria para la región donde prima la inmediatez, y donde hay otras potencias, como Estados Unidos, que juegan claramente sus cartas. A pesar de eso, allí sigue la Unión Europea, avisando de que la guerra nos recuerda que, si este conflicto no se resuelve, los ciclos de violencia, -ahora dramáticos-, se perpetuarán en el tiempo.

Esta semana, Josep Borrell dijo que hay que empezar a mirar hacia el futuro, y eso significa relanzar las negociaciones para alcanzar una paz y una convivencia duraderas. La solución, recordó, pasa por el reconocimiento mutuo de dos Estados: Israel y Palestina.

Esa sí es una posición común que defiende la Unión Europea, porque no conocen otra solución posible, afirmó, y hay que trabajar para hacerla viable, aunque el propio Borrell es consciente de que el papel de Bruselas en esta tarea es más que limitado.