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Elecciones en Polonia | Análisis

Ucrania como arma electoral: el envío de armamento y la exportación de grano se cuelan en los comicios polacos

  • La amistad entre Varsovia y Kiev ha mostrado signos de enfriamiento en los últimos meses
  • El fin del suministro de armas y los vetos a los productos ucranianos pueden ser parte de una estrategia electoral

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Ucrania como arma electoral: el envío de armamento y la exportación de grano se cuelan en los comicios polacos
El primer ministro polaco, Mateuz Morawiecki, en un acto de campaña

Varsovia es, sin duda, el principal socio europeo de Kiev desde el comienzo de la invasión rusa, pero en los últimos meses la amistad entre ambos ha mostrado signos de enfriamiento. Cuestiones como la ayuda militar, las tensiones en torno a la exportación de grano o la acogida de refugiados se han colado en la campaña de unos reñidos comicios que podrían apartar del poder al actual gobierno de Ley y Justicia (PiS), que lucha por movilizar a un electorado descontento por la situación económica.

La formación gobernante ve peligrar su tercer mandato. Según los sondeos, el PiS no alcanzará la mayoría y dependerá del apoyo de otras fuerzas para formar gobierno (y lo mismo le ocurriría a la oposición), siendo su socio más probable Confederación, un partido de extrema derecha contrario a la ayuda a Ucrania y crítico con “los privilegios” de los refugiados. El actual Ejecutivo anunció hace poco su decisión de no enviar más armas - de las acordadas - a Kiev, al tiempo que imponía vetos a la importación de productos ucranianos en su territorio.

“Hay que verlo todo en clave electoral, la inminencia de las elecciones está provocando determinados gestos que habrá que ver si luego se confirman dependiendo de quién vaya a gobernar”, explica a RTVE.es Jose Ángel López Jiménez, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad Pontificia Comillas. Las proyecciones apuntan a una votación ajustada en la que, de los votos que saquen algunos pequeños partidos y de los bloques que se conformen, puede depender la futura relación con Ucrania.

“La creciente inflación ha hecho a la gente más sensible a su propia situación económica y menos dispuesta a ayudar a los demás. Estas actitudes, compartidas por Confederación, han sido adoptadas también por algunos miembros de Ley y Justicia”, explica a RTVE.es el politólogo de la Universidad de Wroclaw, Piotr Sula, que apunta a un “cambio de actitud” en la población de aquellos países que acogieron a un alto número de refugiados. “Al cabo de los meses, las sociedades se cansaron”, dice.

El respaldo social a la acogida de refugiados en Polonia ha caído del 80% en 2022, a apenas superar el 50%, según el Pew Research Center. De hecho, la cuestión migratoria también se ha hecho hueco en la campaña justo cuando, junto a Hungría, Varsovia se ha opuesto a un pacto migratorio en la UE que contemple, entre otras cuestiones, el reparto de refugiados. Hace unos meses, además, el gobierno polaco anunciaba que empezaba a cobrar a los refugiados ucranianos por el uso de sus albergues. Pero este no es, ni mucho menos, el único foco de tensión.

"La evolución de la guerra va generando cambios de posturas o adaptación de las mismas. Las circunstancias hacen que las políticas se tengan que ir adaptando", apunta el catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea, José María Peredo, que descarta, sin embargo, un "giro" en la política polaca con respecto a Ucrania.

La cuestión agrícola y el veto a productos ucranianos

La relación entre Kiev y Varsovia comenzó a agrietarse en primavera. Ante las protestas ciudadanas y las quejas de países vecinos por el impacto en sus economías, la UE decidió restringir las importaciones de grano ucraniano -que disfrutaban de bajos precios y no tenían aranceles para contrarrestar el bloqueo ruso- a cinco países, incluido Polonia. El cereal podía ser transportado, pero se prohibía su venta y almacenamiento en el mercado local.

La medida se mantuvo hasta el 15 de septiembre, cuando Bruselas argumentó que las distorsiones de los mercados afectados habían desaparecido. Fue entonces cuando comenzaron los vetos unilaterales, siendo Polonia el primer país que decidió impedir la entrada de 18 productos agrícolas ucranianos a su territorio, provocando la ira de Zelenski. Después se irían sumando otros países.

“La cuestión no ha hecho más que tensarse, pero hay que entender que Polonia está a las puertas de unas elecciones y que la base electoral de su gobierno descansa mucho en las zonas rurales”, argumenta a RTVE.es la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, Gracia Abad. “Llevan ocho años en el poder y, aunque es complicado continuar, ahora no pueden decir que no apoyan a los agricultores”.

Zelenski llegó a presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio, por unas acciones unilaterales “inaceptables” y fue bastante duro en su discurso ante la Asamblea General de la ONU. Aseguró que estos países "juegan con la solidaridad" y están "allanando el camino" a Rusia. Andrzej Duda, por su parte, comparó a Kiev con alguien que "se ahoga" y arrastra a quien intenta ayudarle.

Días después, el primer ministro polaco, Mateuz Morawiecki, advirtió a Kiev de que si llevaba el conflicto "más allá" ampliaría los vetos y recordó a Zelenski que Varsovia fue el primero en "abrir las puertas a Ucrania" al inicio de la invasión rusa.

Para Sula, esto debe interpretarse "en el contexto de la campaña electoral". Aunque, por otro lado, "los errores cometidos por el partido en el poder (algunos relacionados con el grano ucraniano, que se podía organizar sin afectar tan gravemente al sector agrícola, les impulsó a buscar un chivo expiatorio; y encontraron a Ucrania como culpable", argumenta.

Se reavivan las tensiones con Bruselas

Este comportamiento "puede tener motivaciones electorales" pero, sobre todo, apunta Peredo, "hay que tener en cuenta que Polonia responde a criterios de corte más nacional y más distante con respecto a lo que puede ser una muestra de integración europea". Es un país centroeuropeo, situado en un lugar de mayor riesgo, y "el conflicto le azota de manera más directa".

Por otro lado, el cambio de postura de Polonia podría, coinciden los expertos, avivar viejas rencillas con Bruselas que parecían haberse aparcado tras la ofensiva rusa. Entre otras razones, las tensiones se derivaban de la reticencia de Varsovia a la prevalencia del derecho comunitario y del cuestionamiento de Bruselas del sistema judicial polaco y su división de poderes.

"Ahora, lo que ha podido molestar, sobre todo, a la Comisión, es el que no se haya respetado la normativa europea y que el levantamiento del veto al grano ucraniano no se haya respetado, porque supone, una vez más, ignorar los compromisos en el seno de la UE", apunta Abad.

"El hecho de que el gobierno actual, y con bastantes posibilidades el gobierno que pueda salir, se apoye en una derecha mucho más radical está atizando mucho el espíritu nacionalista y al nacionalismo radical en Polonia, que, en buena medida, no es compatible con la pertenencia a la UE", señala López Jiménez.

Las dudas sobre el envío de armamento a Ucrania

"No vamos a transferir más armas a Ucrania porque ahora nos estamos armando nosotros mismos". Así justificaba Morawiecki una decisión anunciada el 21 de septiembre, en mitad de la lluvia de acusaciones por la cuestión agrícola. El portavoz del Gobierno aclaraba después que se cumpliría con el suministro ya acordado, pero el anuncio de Varsovia empezaba a colarse en las discusiones abiertas sobre la continuidad de la ayuda militar a Kiev.

“Sin duda, el debate en la opinión pública sobre el mantenimiento de la ayuda está presente en todos los países e incorpora ahora la decisión polaca”, expone Peredo. Hay reflexiones críticas con respecto a la política que se ha seguido, "no porque haya sido equivocada, sino porque no está conduciendo a la paz", añade. Sin embargo, eso "no debe verse como una fisura en la posición aliada".

El país europeo que más armas ha facilitado a Ucrania anunciaba esta decisión justo cuando al otro lado del Atlántico, en el Congreso estadounidense, los republicanos cuestionaban la aprobación de una nueva ronda de asistencia militar a Kiev. Zelenski, de hecho, intervino en el Senado de EE.UU. solo un día después, pidiendo ayuda para una contraofensiva que todavía continúa sin grandes cambios en el frente.

"Polonia no es una excepción. Empieza a haber lo que podría denominarse como fatiga bélica. Ya hay estados que comienzan a sugerir la búsqueda de algún tipo de acuerdo para cerrar el conflicto y que las ayudas no pueden mantenerse indefinidamente", expone López Jiménez, que apunta a que puede ser EE.UU. el que marque la pauta para continuar o no con estas ayudas y que Polonia la seguirá independientemente de lo que suceda en los comicios.

Los analistas descartan, sin embargo, cualquier giro hacia Rusia por parte de Polonia, algo que sí se teme que suceda en Eslovaquia tras la victoria electoral del ex primer ministro prorruso Robert Fico hace dos semanas. El líder de Smer ha prometido que no habrá cambios en la política exterior de su país, pero en campaña se mostró crítico con la venta de armamento a Ucrania y las sanciones a Rusia.

Abad cree que después de las elecciones, "gobierne quien gobierne", Varsovia abandonará esta retórica sobre el envío de armamento, que continuará en la medida en que pueda hacerle frente. "El envío de armas no solo es un acto de solidaridad, va en su propio interés frente a Rusia", apunta.