La vida después de la menopausia (también la sexual)
- Se asocia la menopausia con un descenso del deseo sexual femenino
- Existen tratamientos para todas las molestias físicas que provoca la menopausia
- El estrés en la vida personal o el distanciamiento con la pareja pueden pasar factura
Una de las consecuencias del descenso de los estrógenos propio de la menopausia es la sequedad vaginal. No es un síntoma tan conocido como los sofocos o la irritabilidad, pero puede condicionar igual o más que estos la vida de las mujeres. "La mucosa de la vagina y la vulva se queda muy finita. Todas las terminaciones neviosas están muy al aire y nos puede producir dolor en las relaciones sexuales. Por supuesto, cuando hay dolor, hay una disminución del deseo porque algo que nos duele no lo vamos a buscar", explica Ingrid Pérez Martínez, ginecóloga y sexóloga del Hospital Universitario de Torrejón.
Esa disminución del deseo en el preciso momento en el que la fertilidad desaparece, puede suponer una falsa idea en las mujeres de que su vida sexual ha terminado. "El mensaje que nos ha dado siempre la sociedad es que el sexo tiene una función reproductiva y que cuando se acaba tu edad fértil se acaba esta parte de la vida. Y el sexo se acaba cuando morimos. Mientras somos seres sexuados y podemos disfrutar de ello", añade Ingrid Pérez.
Tratamientos para todas las situaciones
Es importante saber qué síntomas nos provoca la menopausia y acudir a consulta en cuanto aparezcan. "El descenso de los estrógenos puede primero generar en la vagina sequedad vaginal y con el tiempo si no es tratada correctamente puede formarse una atrofia en la vagina", explica la ginecóloga y divulgadora Miriam Al Adib, que es autora de varios libros, el último llamado precisamente "Hablemos de menopausia". Si no tratamos los signos de malestar cuando aparecen, advierte, se pueden agravar por ejemplo con una contractura de la musculatura que rodea a la vagina, el vaginismo secundario. Incluso puede afectar al sistema urinario con escozor y molestias al orinar.
Pero no hay que alarmarse. Las especialistas subrayan que existen tratamientos simples y eficaces para cada sintomatología. Desde una sencilla hidratación de la zona vía local cuando comienza la sequedad. Esto podría ser suficiente para solucionarlo y no sufrir ningún síntoma más. Si llegamos a la atrofia, se puede dar un paso más con tratamientos hormonales locales en óvulos o cremas. La doctora Ad Adib explica que esos tratamientos hormonales son totalmente inócuos pero además hay alternativas: "También se pueden utilizar tratamientos no hormonales como son todas las técnicas bioestimulación que nos ofrece la fisioterapia de suelo pélvico y la ginecología regenerativa. Por ejemplo la radiofrecuencia, el plasma rico en plaquetas, inflitraciones con ácido hialurónico, etc".
Ingrid Pérez nos da otro elemento a considerar, porque los órganos que no se utilizan, se atrofian: "A veces por relaciones con dolor que hayamos sufrido se puede producir una contractura de la musculatura. Eso se puede facilitar con fisioterapia, incluso con fisioterapia que nos hagamos nosotras mismas con algún vibrador que puede facilitar el volver a poner en marcha ese órgano y, por tanto, el deseo".
El cerebro: de enemigo a aliado
Así pues, las molestias físicas tienen solución. Pero hay algo más, la influencia de la mente. La sexóloga Ingrid Pérez nos da una clave: "El principal órgano sexual del ser humano, también de la mujer es el cerebro". Y explica que el cerebro nos puede hundir en una mayor apatía si los propios síntomas de la menopausia como el cansancio, los sofocos, el malestar general o el insomnio convierten la idea de un encuentro sexual en un trabajo incómodo y desagradable. A esto se unen factores del entorno de la mujer, como el estrés laboral o las dificultades en la relación de pareja.
"No hay que conformarse con el malestar", insiste Miriam Al Adib, que recuerda que no todas las prácticas sexuales tienen por qué ser coitocentristas: "Cada persona tiene que descubrir lo que le gusta y lo que hay que tener claro es que la sexualidad no se muere con la menopausia. El órgano sexual más potente es el cerebro y el más extenso es la piel. Tenemos cerebro, tenemos piel, con lo que la sexualidad no muere. Siempre que genere bienestar, es todo válido".
"La menopausia es una fase de crisis, de crisis de la edad madura, pero también es una crisis que te hace crecer, tomar conciencia de una misma, de donde está, cuidarse, tomarse tiempo con la pareja o sin ella...", asegura Ingrid Pérez: "Podemos seguir teniendo orgasmos. Podemos tener una vida sexual plena, de una manera diferente, pero no quiere decir que menos gratificante, sino incluso más. No nos podemos quedar embarazadas, tenemos un sitio mejor para practicarlo, tenemos mucha más experiencia...", enumera. En definitiva, la menopausia no supone el final de nada, sino quizás un nuevo comienzo.