Argentina afronta las elecciones devastada por la inflación: "Nadie quiere ser pobre, pero acá no serlo es un privilegio"
- En el primer semestre de 2023, la pobreza alcanzó al 40,1% de la población, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos
- La inflación no frena, en septiembre se situó en el 138,3%, su nivel más alto en los últimos 30 años
"Estaba alquilando (un piso), hubo un aumento y no pude seguir pagando el lugar". Nicolás tiene 39 años y trabaja descargando camiones en el Mercado Central de Buenos Aires, de forma informal. Antes estaba agradecido por su trabajo, "al menos tenía un salario", confiesa a RTVE.es. Pero eso quedo atrás.
Cuando la inflación le ganó la carrera a su sueldo, tuvo que cambiar su casa por el Centro de Inclusión Social San Francisco. Un hogar gestionado por Cáritas en el que los hombres sin recursos tienen cama, duchas calientes y cuatro comidas diarias. "Tuve suerte de que me recibieran acá", reconoce. En estos centros "el cupo siempre está completo y hay una lista de espera larga", explican desde Cáritas Argentina a RTVE.es.
Con el rostro cansado, sale a la puerta de ese nuevo hogar, el 272 de la calle Guaraní, en Parque Patricios. Fuma un cigarro mientras espera que una cocinera sirva la merienda. "Somos gente normal, venida a menos por todas las crisis que atraviesa la Argentina", sentencia.
Estas crisis golpean cada vez más fuerte a la sociedad. "Nadie quiere ser pobre, pero acá no serlo se convirtió en un privilegio", puntualiza Manuela, una argentina madre de un niño de nueve años.
En el primer semestre de 2023, la pobreza alcanzó al 40,1% de la población, o lo que es lo mismo, a algo más de 18 millones de personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Mientras, la indigencia afecta ya al 9,3% de los argentinos.
Detrás de esto está la inflación, que no frena. En septiembre se situó en el 138,3% interanual, su nivel más alto en los últimos 30 años. Pero ahí no queda todo, el IPC también creció respecto a agosto, concretamente un 12,7%.
"Estas subidas son golpes muy grandes que llevan a que los niveles de pobreza sean muy volátiles y muy elevados", explica el investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Eduardo Donza.
Un escenario muy inquietante a las puertas de las elecciones presidenciales el próximo día 22, que lleva a muchos argentinos al abismo. Por un lado, a los que ya tenían el agua al cuello y por otro, a los que el salario ya no les puede seguir el ritmo.
Un cóctel molotov que toca a todos
Como a muchos otros compatriotas, el salario que percibe Liliana no le permite preocuparse por llegar a final de mes. "Queda muy lejos. Hay que comer muchos días antes y, a veces, no alcanza", señala.
Trabaja como dependienta en un comercio, pero ni con eso y la Asignación Universal por Hija o Hijo (UAH) que recibe por sus dos hijas es suficiente. Por la tarde busca algún trabajo puntual, a veces incluso como ‘cartonera’. "Al principio me daba vergüenza, pero más me avergonzaría no darles a mis hijas de comer".
Un trabajo que hace 20 años era una novedad, pero "ahora es parte del paisaje", explica el investigador Eduardo Donza. "Acá se llama cartonero, es recoger cartones, plásticos o cosas para poder venderlas el fin de semana en una feria o a otra persona", incide Donza.
Pero no solo eso, la venta ambulante por parte de personas de a pie también forma parte ya de lo cotidiano. "Antes se reducía a algunos grupos étnicos específicos o a los inmigrantes, pero parte de lo que antes era clase media se vio obligada a esto", relata el investigador.
Santiago no está entre ellos, pero casi. Cobra la pensión mínima, algo más de 87.000 pesos argentinos, una cifra que no llega a los 240 euros. En sus 78 años jamás se imaginó teniendo que ir a un comedor comunitario, pero con ese dinero no puede pagar la comida. "Me alcanza para pasta o arroz, pero aquí (en el comedor) me dan carne o pescado también", relata a RTVE.es.
"Cada vez llega más gente con necesidades, pero a nosotros cada vez nos alcanza a menos", cuentan por su parte las trabajadoras de un comedor social de la Villa 21-24. Este barrio porteño es el asentamiento más grande de Argentina, allí viven 80.000 personas y la situación es complicada para la mayoría de ellos.
Cuando antes solo iban adultos, ahora van familias enteras para poder comer. "Se multiplicó la gente, pero no las raciones", relata una de las muchas mujeres que trabaja en el comedor. Hacen malabares con el mismo presupuesto que antes: "Si antes dábamos carne todos los días, ahora solo un par de ellos".
Los niños, los peor parados
Y en toda esta devastación, la peor parte se la llevan los niños. El 56% de los menores son pobres, según UNICEF Argentina. Viven en hogares en los que no hay ingresos suficientes para adquirir alimentos o suplir necesidades básicas.
"En el colegio me dicen 'pobre'", dice con la mirada triste Salva. A sus nueve años la vida le ha obligado a entender cosas de adulto. Nació en una villa en la que la gente rebusca en la basura para poder comer, a pesar de que, desde la ventana de su casa, en el horizonte se divisan los elegantes edificios de Retiro.
No es fácil, ni para él ni para sus padres. La madre de Salva, Manuela, reconoce su mala situación, pero Salva no es, pese a todo, de los más desafortunados. Sus padres suplen sus necesidades básicas. Pero allá afuera hay más de 1,7 millones de niños que ni siquiera pueden tener acceso a los alimentos mínimos necesarios, según UNICEF.
Sin embargo, la pobreza infantil no es solo monetaria. Hay niños que no pueden acceder al colegio, a la protección social, a una vivienda digna. En total, el 68% de los niños argentinos experimenta alguna de esas carencias y el 31% experimenta ambas a la vez.
Una situación que marca la carrera a la Presidencia
La pobreza es un problema cada vez más habitual y más extendido en Argentina, que está marcando la carrera a la Presidencia. "No es un problema fácil, en un período de más de 20 años y a pesar de los diferentes gobiernos, ninguno le pudo dar la solución", recuerda Donza.
Algo a lo que se ha aferrado el candidato Javier Milei, de La Libertad Avanza, favorito según todas las encuestas. El mensaje contra el estancamiento económico de los últimos años ha sido su principal aliado. "Si seguimos así, en 50 años, vamos a ser la villa miseria más grande del mundo", reitera Milei en casi cada una de sus apariciones públicas.
Una de las últimas, el pasado 1 de octubre, en el primero de los dos debates presidenciales: "Vamos camino a la peor crisis de la historia de Argentina", decía Milei, obviando crisis pasadas como la hiperinflación en 1989 o el corralito de 2001.
Mensajes que calan y que avivan el miedo a perpetuar la pobreza en un país que anhela, nostálgico, su grandeza económica, el parecido de su capital al París europeo en algo más que un simple apodo.
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