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Entrevista

Francisco Gan Pampols, teniente general del Ejército de Tierra: "Israel va a cercar y batir Gaza"

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La invasión terrestre de Gaza plantea a Israel desafíos políticos y militares

Analizamos la operación militar terrestre de Israel en la Franja de Gaza con Francisco Gan Pampols, teniente general (en la reserva) del Ejército de Tierra.

PREGUNTA: ¿Por qué el ejército israelí todavía no ha entrado en Gaza?

RESPUESTA: Hay tres causas que fundamentalmente pueden explicarnos qué es lo que está pasando. La primera y más importante es que creo que el ejército israelí ha cifrado un porcentaje de evacuación necesaria de la zona para que se minimice el número de daños colaterales.

No sé cuál es ese porcentaje, pero es fácil que estén pensando en algo por encima del 80% de la población del norte de la Franja de Gaza. Quieren evacuarla al sur del río Gaza, del Wadi Gaza. Ese es un motivo.

El segundo es, evidentemente, la obtención de inteligencia que está realizando ya in situ, con unidades que habrá infiltrado de operaciones especiales especializadas en obtención de inteligencia sobre el terreno, inteligencia de señales de imágenes acústicas... Israel va a procurar, en la medida de lo posible, obtener toda la información acerca de qué se va a encontrar, y sobre todo, y de forma muy específica, si hay alguna traza que le permita localizar a los rehenes.

Ese es otro elemento que tiene una importancia muy elevada para el planeamiento israelí. Y el tercero, evidentemente, es minimizar bajas propias. Es decir, va a hacer un reconocimiento lo más exhaustivo de las vías de penetración que quiere utilizar para, en la medida de lo posible, eliminar o minimizar las bajas propias.

PREGUNTA: Teniendo en cuenta estas causas, ¿cree que la incursión en Gaza es inminente?

REPUESTA: No lo sé, pero la espera no es particularmente beneficiosa para Israel en el sentido de que, al final, si quiere procurar sorpresa, tampoco puede dilatar demasiado a lo largo del tiempo cuáles son las acciones, porque está dando más tiempo a la organización de Hamás.

Así que yo creo que habrá fijado un límite. Y luego hay que tener también en cuenta que las unidades, cuando están en una situación previa a una acción, empiezan a tener un desgaste psicológico importante. Con lo cual, de una forma bastante precisa, habrá determinado en qué momento va a empezar.

PRGUNTA: ¿Cómo cree que se va a desarrollar esta ofensiva terrestre? ¿Se parecerá a la última invasión que lanzó, la de 2014?

RESPUESTA: Creo que los objetivos que ha definido Israel que quiere alcanzar son completamente distintos a los de otras acciones. En otras acciones lo que se quería era una represalia limitada o rescate de rehenes, pero ahora han hablado de cambiar completamente la configuración del mapa político de Gaza, la destrucción de Hamás y la generación de posibilidades para un nuevo sistema, administrado por gazatíes.

Israel no está pensando en una ocupación permanente. Así que yo creo que la configuración de la operación no responderá a cosas que hemos visto.

En principio no va a actuar sobre toda la Franja de Gaza porque sería dispersar esfuerzos de una forma poco eficaz. En principio, lo lógico es que la zona más densamente poblada, que es la norte, la aísle. Lo haría por una zona que tiene poca urbanización y que es más fácilmente penetrable, que es a lo largo del curso del río Gaza, lo que se llama Wadi Gaza.

Eso parte la Franja de Gaza en dos. De tal manera que ya le permite actuar de una forma más controlada. Luego tendría un límite al sur, que es el río Gaza; el Mediterráneo, que está al oeste, pensando en la dirección de Israel; y la valla que la tiene al este y al norte, el paso fronterizo que es la parte que tiene perfectamente controlada Israel.

A partir de ahí se determinan qué vías de penetración se intentan de la forma más protegida posible, irse acercando a las posibles zonas donde haya que combatir de forma más inmediata, más próxima.

Esa aproximación se va a hacer con vehículos protegidos, acorazados y mecanizados, pero siempre que tengan capacidad para moverse. No tiene sentido, como ya vimos en Ucrania, colocar unidades acorazadas y mecanizadas en un sitio que es de una sola dirección, donde no pueden dar la vuelta, donde una vez neutralizado un vehículo eso se puede convertir en auténtica emboscada.

Israel tiene experiencia en esto, así que hará un cerco. No lo hará al conjunto de la Franja. Irá localizando cuáles son las zonas de mayor resistencia e irá haciendo una operación que se llama de cerco, no en el conjunto, sino aislando pequeñas partes y las irá presionando, comprimiendo, limpiando.

Luego irá a la siguiente y hará exactamente lo mismo, hasta que al final consiga un grado de control del territorio y eliminación de la amenaza que sea satisfactoria. Si a partir de ahí va o no al sur, es decir, si cruza el río Gaza y se va en dirección a Jan Yunis o hacia el paso de Rafah, dependerá de cuál ha sido el grado de consecución de los objetivos. Piense que túneles hay en las dos partes, personas de Hamás hay en las dos partes, pero evidentemente donde había mayor concentración era en la zona norte. Así que esto tendrá un poco que ver con cuál es el grado de consecución del objetivo que se han fijado.

PREGUNTA: ¿Buscan entonces abarcar más territorio que en 2014, cuando avanzaron un máximo de unos 10 kilómetros?

No se trata de abarcar en el sentido de ocupar, sino que se trata de una operación de cerco y batida. Es decir, toda la zona norte estará sometida a control, a limpieza, pero no van a ser diez kilómetros. Independientemente de que luego, cuando se repliegue, el estado final deseado sea que haya una parte en la que exista la certeza absoluta de que ni se puede construir ni se puede hacer nada. Y pegada a la valla, una franja de una anchura que será superior a la que hay actualmente. Pueden ser, esto es puramente especulativo, dos, tres, cuatro kilómetros desde la valla en la que esté prohibido construir cualquier tipo de excavación o plantación, etcétera.

RESPUESTA: ¿Cómo prevé que sea específicamente la entrada de tropas de tierra?

Israel tradicionalmente procura exponer lo mínimo posible a sus unidades, es decir, el principal empeño en sacar a la población es para que no se utilice como escudo humano, para que no se violen las leyes y usos de la guerra, utilizándolos realmente como pantallas.

A partir de ese momento cualquier resistencia que se localice lo primero que hará será intentar neutralizarla a través de fuegos indirectos, o sea, con artillería y aviación. Pero eso no será suficiente porque, en el combate en población, cada ruina, cada sótano, cada semisótano, cada azotea, es un punto desde el que se puede actuar.

Cualquier zona, cualquier calle, puede ser un punto de emboscada, puede estar minada, puede contener trampas. Esto Israel lo conoce, está bastante bien preparado en combate en población y sabe que el grado de atrición, el grado de pérdida de vidas que supone este combate es altísimo. O sea que, por todos los medios, intentará destruir mediante acciones indirectas, empleando muchísimo fuego, tanto terrestre como aéreo.

Estamos hablando de carros de combate con puntería directa, estamos hablando de artillería, estamos hablando de misiles... Estamos hablando de todo aquello que es órgano productor de fuego y que, con bastante precisión, puede acabar destruyendo algo. Pero no será suficiente. Al final tendrá que desembarcar la infantería, las tropas de a pie, y tendrán que hacer las operaciones de limpieza.

Hay una red de túneles extensísima que permiten el movimiento protegido del personal de Hamás, que pasa inadvertido. Una de las funciones de la inteligencia será localizar esos túneles y sobre ellos hará tres cosas: o cegarlos, o destruirlos, o combatir en su interior, dependiendo de si tenga indicios de si hay rehenes dentro o no los hay. Eso es una pesadilla. Todo esto es una pesadilla para cualquier planificador.

PREGUNTA: ¿Cómo afecta la destrucción de buena parte de la ciudad de Gaza, ya parcialmente destruida y con multitud de escombros y ruinas en sus calles?

RESPUESTA: El obstáculo da ventaja al que se defiende, porque hace que el tránsito a lo largo de un bulevar sea más complicado, que no se pueda maniobrar, de tal manera que además queda un espacio libre, y ese espacio se puede dominar o batir con fuego directo. Siempre beneficia al que se defiende.

Es el equivalente, grosso modo, de lo que vemos en Ucrania: campos de dientes de dragón, o zanjas o fosos. El equivalente es la destrucción de edificios en una ciudad.

PREGUNTA: Esta destrucción es más notable en el norte de la Franja. ¿Es ahí por donde va a penetrar el ejército israelí?

RESPUESTA: En primer lugar, no creo que sea una sola dirección y, desde luego, no va a ser en masa. No tiene mucho sentido esperar una especie de reacción acorazada y canalizada con muchísimos vehículos en vanguardia, entrando en fuerza porque no tendrían a dónde ir. Quiero decir, ¿para hacer qué?

Yo creo que Israel tiene muchísima potencia, una potencia convencional muy considerable, tiene muchísimos carros de combate, muchos elementos de acompañamiento en forma de vehículos mecanizados que llevan tropa dentro -los APCs, los vehículos de transporte de personal blindados; tiene elementos de zapadores, tiene apoyo aéreo, tiene helicópteros de ataque, tiene muchísimas cosas, pero todo eso se tiene que poder emplear de forma racional. Quiere decir, esto no puede ser a sangre y fuego, no puede destruir una ciudad a sangre y fuego.

PREGUNTA: El ministro de Defensa israelí ha dicho que va a ser una operación larga, y calculaba entre seis y ocho meses. ¿Usted qué piensa?

RESPUESTA: Creo que cuando hablan de fechas se están curando en salud. Lo que dura una operación va en función del grado de consecución de los objetivos por los que se desencadena.

El objetivo de cualquier operación militar es de carácter político, o sea, lo que habrá que ser capaz de entender es cuál es la finalidad política y, sobre todo, cuál es el estado final deseado y qué se espera del día después. De lo contrario, esto no tiene ningún sentido.

PREGUNTA: El propio gobierno israelí ha dado versiones contradictorias sobre estos objetivos. ¿Usted con qué cree que se podría conformar Israel?

RESPUESTA: Sobre esto hay una anécdota que es bastante gráfica. En la segunda guerra de Irak, el general Petraeus mandaba una unidad que estaba a cargo de la toma de Najaf, y la acabó tomando. Cuando llamó a su jefe le dijo: "Hemos tomado Najaf. Tengo una buena noticia y una mala noticia".

El jefe le preguntó: "¿Cuál es la buena?". Najaf contestó: "Hemos tomado Naja". Y el otro dice: "¿Cuál es la mala?". Respuesta de Petraeus: "¿Qué hacemos con ella?". O sea, ¿qué se hace con la Franja de Gaza? ¿Qué se hace con 360 kilómetros cuadrados, con dos millones y medio de habitantes, que tiene un nivel de destrucción altísimo en los que hay que conseguir rebajar el nivel de tensión, dar condiciones de vida, crear sociedades, una clase media, dar posibilidades de desarrollo? ¿Qué hay que hacer? Pues todo lo contrario a lo que se ha hecho hasta ahora.

Ya no puede ser un cerco, hay que desideologizar la situación, hay que rebajar la tensión, hay que buscar países que sean más próximos, más proclives, que permitan, en primer lugar, restañar las heridas. Esto lleva generaciones. Estamos hablando de qué solución tiene. La que no es una solución es ocuparlo militarmente por tiempo indefinido.

PREGUNTA: ¿Y es posible acabar con Hamás?

RESPUESTA: No. Testimonialmente y en la Franja de Gaza, sí, pero Hamás es más que un movimiento terrorista. Es más que las Brigadas Al Qasam. Hamás es una ideología. Es una ideología que ha calado profundamente desde mediados de los años 80, que tiene bastante que ver con el yihadismo y cuyo objetivo último es la destrucción del Estado de Israel y su aniquilación.

Es decir, si no cambiamos los términos iniciales de referencia para poder negociar, no hay negociación posible. Volveríamos a aquello que dijo Golda Meir hace muchos años de "¿cómo voy a negociar con el que viene a matarme? No puedo".

PREGUNTA: ¿Cómo puede influir el rechazo a las bajas propias en Israel?

RESPUESTA: Israel tiene aversión a las bajas. El pueblo israelí tiene aversión a las bajas y conocemos intercambios de prisioneros con cifras que son asombrosas. Nos acordamos del soldado Gilad Shalit y mil gazatíes, de Hamás, que fueron intercambiados.

Ahora se hablaba de 6.000 por el conjunto. Israel tiene un respeto a la vida de sus nacionales elevadísimo y lo tiene muy claro. Pero también es cierto que la sensación que transmiten sus Fuerzas Armadas, sus responsables de defensa y políticos, es que esta vez van a admitir bajas.