Luis Cazorla: "La jura es un acto jurídico y constitucional. No nos entretengamos en la parafernalia"
Noticia Parlamento
- Charlamos con Luis María Cazorla, Letrado Mayor en la jura de la Constitución del príncipe Felipe en 1986
- Participó en el diseño del acto, inédito: "No fue fácil poner de acuerdo a las Cortes, Casa Real y Gobierno"
- Jura Leonor, en directo
La jura de la Constitución de la Princesa Leonor, el proximo día 31, celebrando su mayoría de edad, será muy similar a la de su padre, en 1986, cómo ya adelantó Parlamento. Una ceremonia medida al milímetro para cumplir con las exigencias de la Constitución bajo la batuta de las Cortes, Casa Real y Gobierno. Tres instituciones a las que hubo que poner de acuerdo, y no fue fácil, como recuerda Luis María Cazorla, entonces Letrado Mayor y Secretario General del Congreso, que participó activamente en la elaboración del protocolo.
Sabemos que la princesa de Asturias jurará sobre el mismo ejemplar que lo hizo su padre: el original de 1978 firmado por todos los ponentes. Después ella misma firmará en los Libros de Honor del Congreso y el Senado. Habrá música en directo, ejectuada por la Banda de la Guardia Real, y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, intervendrá brevemente ante las autoridades, en el estrado del hemiciclo, diputados y senadores, en los escaños, y miembros invitados de la familia real, entre los que no se encontrará el rey emérito.
Luis Cazorla quiere destacar la trascendencia constitucional de este acto de la heredera del trono que él ayudó a definir y al que incluso ha dedicado un libro.
Pregunta: Luis Cazorla, usted era el Letrado Mayor y Secretario General del Congreso en el momento de la jura del entonces príncipe Felipe.¿Qué recuerdos tiene de aquel día?
Respuesta: Mantengo recuerdos muy, muy gratos de que todo salió bien, estupendamente... y por otra parte, recuerdos de alivio, porque la preparación no fue fácil. Hubo que limar ciertas asperezas para que todo resultara bien. Me da la sensación de satisfacción y de alivio.
“Tengo recuerdos muy gratos de que la jura salió bien, porque no fue fácil“
P: Usted estaba allí con los Reyes y con el entonces Príncipe de Asturias. ¿Estaba nervioso?
R: No, no le noté nervioso. Le noté muy entero y dominando la situación, sin ningún rasgo de nerviosismo o de inquietud. Lo llevaría por dentro, pero no exteriormente. No le noté incómodo, o que no controlara la situación.
Organizar un acto nuevo
P: El primer paso para la jura de Leonor ya se ha puesto en marcha en el Consejo de Ministros, que ha encargado al Congreso que organice el acto. Este programa ha podido saber que seguirá un guión muy parecido a la jura de su padre. Se puede decir que sus sucesores se han encontrado con gran parte del trabajo hecho, porque en el 86 no había nada escrito sobre cómo tenía que ser ese acto. ¿Fue complicado poner de acuerdo a la Casa Real, a las Cortes y al Gobierno?
“Hubo que encontrar equilibrios entre las Cortes, la Casa Real y el Gobierno“
R: No fue sencillo y sobre todo fue delicado porque había que definir la naturaleza del acto: es un acto gubernamental y con muy buen criterio se llegó a la conclusión de que era un acto estrictamente parlamentario. Lo que es la esencia del acto. Y así se montó y se organizó el resto de lo que acompañaba. Pero no fue fácil. Había tres interesados: Cortes Generales -encarnado sobre todo en el presidente del Congreso, Gregorio Peces-Barba-, Casa Real y Gobierno, y hubo que encontrar equilibrios para que el acto saliera tan estupendamente como salió.
P: ¿Quién puso más pegas, quién se preocupaba más de que hubiera un guión?
R: Fue muy estudiado. Los antecedentes que hay en el archivo del Congreso así lo demuestran y las tres partes se dedicaron al máximo, defendiendo su punto de vista.
P: Los letrados del Congreso, siempre tan discretos.
R: Bueno, claro, es nuestra función: ver, oír y ayudar cuando se puede ayudar.
P: Como director de orquesta de todo el acto del año 86, ¿se han puesto ahora en contacto con usted?
R: No, no, yo lo que podía ayudar en este acto lo dije en el discurso de hace dos años de inauguración del curso de la Real Academia sobre el juramento de la Princesa y escribiendo un libro hace dos años, en donde puse de manifiesto cómo se habían hecho las cosas y, sobre todo, por qué se habían hecho así. Y a lo mejor eso ha podido ser de alguna utilidad, me consta que más de una persona lo ha consultado. Mi aportación está en mi experiencia y en construir jurídicamente y está plasmada en ese libro.
Las pautas las marca la Constitución
P: ¿Y por qué se hicieron las cosas así en el año 86?
“Es un acto de contenido jurídico y constitucional enorme. No nos entretengamos en la parafernalia“
R: Había que hacerlas porque lo imponía la Constitución. Voy a decir ya desde un principio lo fundamental que quiero que retengamos: este acto es un acto de un contenido jurídico y constitucional enorme. No nos entretengamos en la parafernalia. Lo que rodea es nada menos y nada más que lo exigido por la Constitución, expresar el compromiso firme de la futura Jefe del Estado de respetar la Constitución, los derechos que recoge la Constitución, el régimen de Comunidades autónomas, y fidelidad al Rey que es el Jefe del Estado. Tiene una hondura jurídica extraordinaria porque es la Constitución la que lo impone desde un primer momento. ¿Por qué fue ese acto nuevo? Porque había entrado la Constitución en vigor en el 78, y la primera oportunidad de esta situación fue en el 86.
P: Usted ha sido nada menos que durante 47 años letrado de las Cortes, ha trabajado codo a codo con Gregorio Peces-Barba, con Félix Pons... ¿Cómo es decirle al oído a los presidentes del Congreso lo que tienen o lo que no tienen que hacer en virtud de la legalidad?
R: Primero, discretamente: hay que evitar el papel de protagonista... "Yo opino que esto es así. Yo creo que esto es así o esto es asá"... Y cuando había una cosa que verdaderamente pugnaba con lo jurídico, lo más elemental, decir "bueno, si el poder lo tenéis vosotros, pero en todo caso conmigo no". Es decir: discreción, ayudar y en lo fundamental, si llega el momento, decir "el derecho dice esto. Y si vosotros que tenéis la autoridad y el poder, no cabe la menor duda, decís otra cosa, pues no conmigo".
P: El derecho dice esto y además se tiene que aplicar con el gobierno de uno u otro signo. ¿Esto lo han entendido todos los presidentes del Congreso?
R: Bueno, mi experiencia fue con dos grandes juristas que fueron Peces-Barba y Pons, y desde luego yo soy testigo que sí que lo entendían y luchaban porque fuera así. Ya con los otros presidentes he tenido un contacto más somero... Desde luego, los que yo conocí eran grandes juristas que respetaban el Derecho.
47 años en el Congreso
P: Usted ha sido testigo de todas las legislaturas desde el año 77 hasta la pasada. ¿Qué fue lo más difícil que hubo que hacer para arrancar la democracia desde cero, viniendo de donde veníamos?
R: Yo viví desde el primer momento como letrado la primera ley que nace del Congreso, la Ley de Medidas Urgentes de Reforma Fiscal. Lo he vivido con intensidad y apasionadamente, me manifiesto parlamentario hasta las cachas. Hubo momentos muy delicados, primero los momentos de UCD, del inicio de la legislación que imponía la Constitución, el divorcio... Después, el momento de la llegada de unos socialistas que tenían 202 votos y querían transformar la sociedad. Pero eso tenía sus cauces jurídicos. Fue necesario ir adaptando todo eso a la circunstancia y a lo posible. Lo viví intensamente y lo viví con mucha satisfacción, lo llevo dentro de mí e intenté ser útil en aquel momento.
P: Mirándola con los ojos de hoy en día, cuando se ha formado parte de las entrañas de la Transición... ¿Cómo se ve la política actual? Usted que ha sido testigo directo, ha estado en activo hasta hace muy poco.
“Siento pena por el momento actual. Antes predominada el respeto y el consenso“
R: Pues yo soy de la generación de la Transición, los más jovencillos, porque antes de la Constitución fui director general del Gabinete del Ministro de Hacienda con 26 o 27 años, García Añoveros, pocos recordarán... Pues yo siento pena, ya no me refiero al fondo político ni a las leyes que se han aprobado, sino sobre todo del ambiente que yo conocí, de un espíritu parlamentario en donde predominaba el respeto. Cuando había bronca, había bronca, pero fuera eran capaces de tomar un café en el bar del Congreso y predominaba un cierto sentido en lo fundamental del consenso. Eso se ha resquebrajado. Voy a ser prudente, lo veo con pena y lo sufro. Lo he sufrido.
P: Usted se fue del Congreso con el reconocimiento unánime de todos los grupos parlamentarios que estaban en la Comisión de Defensa. Se fue con buen sabor de boca, por lo menos.
“Me aplaudieron todos, no puedo llevarme recuerdo más valioso de mi despedida“
R: Sí, fue muy bonito. La verdad es que para un letrado de tantos años que en mi última comisión, que fue la Comisión de Defensa con la ministra presente, se pusieran todos de pie después de decir yo unas palabras y me aplaudieran todos... es que no puedo llevarme recuerdo más valioso.
El olvido del rey Juan Carlos
P: Sabe que a los periodistas nos encantan las anécdotas. Yo quiero que nos cuente al menos una del día de la jura de don Felipe o del momento histórico que usted quiera.
R: De ese día en concreto... ¡Me está tirando de la lengua! He observado, viendo los vídeos que han pasado, que no llevaba yo la Medalla del Congreso: la llevaban el rey Don Juan Carlos y los miembros de la Mesa. Llegó don Juan Carlos y saludó a las mesas del Congreso y del Senado, y él había olvidado su medalla. Cuando llega a mi altura se da cuenta y me dice "¡Cazorla, déjamela!". Y yo: "Señor, tenga usted", se la dejo y se la pone. Y es lo que justifica que yo no llevo la medalla y sí la lleva el resto de la Mesa.
P: ¿Y se la devolvió después, la conserva?
R: Sí, la tengo aquí al lado.
P: Luis Cazorla, letrado de las Cortes, Secretario General del Congreso y Letrado Mayor en el año de 1986. Muchas gracias por compartir con este programa Parlamento sus recuerdos de aquel día.