Los Mossos investigan la muerte de un bioquímico que estudiaba una enfermedad con muestras no autorizadas
- Determinarán si hubo alguna imprudencia o delito en el trabajo de este científico de la Universidad de Barcelona
- Antes de morir, sufrió los síntomas de la patología degenerativa Creutzfeld-Jakob, que él investigaba
Los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación para aclarar la muerte el pasado año de un científico que estaba estudiando en los laboratorios de la Universidad de Barcelona (UB) la enfermedad de Creutzfeld-Jakob con miles de muestras no autorizadas, para determinar si hubo alguna imprudencia o delito.
Según ha adelantado El País y han confirmado los Mossos, la División de Investigación Criminal (DIC) de la policía catalana ha iniciado una investigación al tener conocimiento a través de la prensa hace unos días de este caso, con el objetivo de aclarar los hechos.
En una entrevista este martes a SER-Catalunya, el responsable de la comisaría general de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra, el comisario Ramón Chacón, ha detallado que han tenido conocimiento de este caso a través de la prensa y que han abierto una investigación para comprobar lo ocurrido. Según Chacón, los Mossos tratan de averiguar qué ha pasado y qué puede haber detrás de esta muerte para determinar, entre otros, si ha habido una imprudencia o incluso un delito. "Ya veremos, tenemos que ser muy prudentes en este tema porque tenemos que ver exactamente si ha pasado algo o no ha pasado nada", ha precisado.
Miles de muestras no autorizadas
Paralelamente, la UB también tiene abierta una investigación para averiguar el origen de miles de muestras no autorizadas y descubiertas en un congelador del laboratorio 4141, donde trabajaba el fallecido, situado en la Facultad de Medicina de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), según detalló El País cuando destapó este caso el pasado 19 de octubre.
El bioquímico fallecido empezó a trabajar en el laboratorio en enero de 2018 como investigador principal con grupo propio en uno de los laboratorios de la UB, para estudiar la enfermedad de Creutzfeld-Jakob, que es un trastorno neurológico mortal, degenerativo y poco frecuente. El fallecido logró identificar junto a su esposa, que se incorporó al mismo laboratorio, sustancias características en el líquido cefalorraquídeo útiles en el diagnóstico de demencias rápidas, según El País.
En noviembre de 2020 el científico pidió la baja tras un tiempo encontrándose mal, confirmó con sus colegas que los síntomas que padecía eran compatibles con la enfermedad de Creutzfeld-Jakob que estaba investigando, pidió privacidad absoluta y ocultó el diagnóstico.
El responsable del laboratorio 4141, Isidre Ferrer, informó en 2020 a la UB y al Instituto de Investigación Biomèdica de Bellvitge (IDIBELL) que habían encontrado de manera fortuita en un congelador a 80 grados bajo cero muestras no autorizadas sospechosas de líquido cefalorraquídeo de personas con enfermedades neurodegenerativas, entre ellas la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Las muestras, que también pertenecían a animales, estaban en un cajón reservado para el grupo del científico fallecido, sin registro de entrada. Tras la comunicación de Isidre Ferrer, la UB decretó el cierre inmediato del laboratorio 4141 y lo descontaminó.
Un trastorno poco frecuente
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es un trastorno cerebral que puede provocar la muerte en poco tiempo, es degenerativo y poco frecuente, raramente transmisible y afecta aproximadamente a una persona de cada millón por año en todo el mundo. Los síntomas iniciales más frecuentes son falta de coordinación muscular, pérdida de memoria y confusión y estos dos últimos se asemejan a los de otras demencias, como el Alzheimer.
El fallecido era un joven bioquímico que estaba contratado por el CIBER-Instituto de Salud Carlos III, mantenía una vinculación con el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y trabajaba en un laboratorio de la Universidad de Barcelona.