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Israel sepulta a la prensa en Gaza: "Vamos a morir todos los periodistas porque no estamos protegidos"

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Al menos 29 periodistas han muerto en 23 días de conflicto en Gaza

"En las últimas horas, he empezado a sentir que cada minuto siguiente puede ser de vida o muerte", confiesa Jebreel Abu Kmail, periodista freelance para medios internacionales y miembro de la Junta Directiva del Sindicato de Periodistas Palestinos (SPP). Los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza se han ido intensificando desde el pasado 7 de octubre, matando a 7.028 personas en Palestina, de las que 2.913 son niños, según las autoridades sanitarias locales. En medio de tanta hostilidad, ejercer el periodismo se ha convertido en un acto heroico.

Abu Kmail se encuentra en el sur de la Franja, evacuó a su familia del norte a la casa de un amigo en el sur, en las inmediaciones de Khan Yunis. Tiene 41 años y está criando a tres niñas y dos niños junto a su esposa. Escribe crónicas y cuenta la última hora desde Gaza para el principal canal de televisión noruego Norsk Rikskringkasting, el canal Al-Arabiya o la revista Asharq Al-Awsat, entre otros. "Hemos cambiado las redacciones por hospitales y calles llenas de escombros", admite. No hay electricidad para cargar los equipos ni se dan las condiciones de seguridad, tampoco hay gasolina para moverse sobre el terreno. "Hacer periodismo en Gaza es peligroso. He cubierto varias guerras, pero esta es la peor", confiesa en una conversación telefónica con RTVE.es.

Hacer periodismo en Gaza es peligroso. He cubierto varias guerras, pero esta es la peor

No hay ningún lugar seguro, las bombas caen de forma indiscriminada en el centro y sur del enclave. Pone como ejemplo la muerte de la familia del jefe de la oficina de la televisión catarí Al Jazeera en Gaza, Wael Al Dahdouh, que se encontraba "desplazada del norte al campo de refugiados de Nuseirat donde se resguardaban de los ataques", relata. Como periodista, a través de la realidad que ve sobre el terreno, predice que la guerra va para largo. Pero, advierte, "vamos a morir todos los periodistas porque no estamos protegidos". "Israel no bombardea una sola casa, bombardea una cuadra entera y sin previo aviso", denuncia.

"O cubro la guerra o traigo comida a mis hijos"

Jebreel no quiere separarse de su mujer e hijos. Según el SPP, medio centenar de periodistas han tenido que abandonar sus hogares. "Hemos tenido que salir corriendo de nuestras casas y redacciones", lamenta. "No pueden recibir equipos de fuera, internet es muy débil y la red se corta constantemente", matiza. En los últimos días, se ha visto obligado a decidir si trabajar o hacer cola para conseguir un trozo de pan para su familia. Para lograr un puñado de comida "hay que hacer una cola de cuatro o cinco horas en plena calle". El día que por trabajo no consigue algo de pan, confiesa, espera a que los niños se duerman para no tener que darles explicaciones. "O cubro la guerra o traigo comida a mis hijos", reitera con hartazgo.

A lo largo de estos 20 días de conflicto han perdido la vida 25 periodistas palestinos y tres israelíes, según ha podido verificar Reporteros Sin Fronteras. La organización recuerda que en los últimos diez años, antes del 7 de octubre, fueron asesinados 22 profesionales de la información en Gaza. Denuncian la actual "carnicería contra la prensa" que no ha sido alcanzada ni por la guerra de Ucrania que, desde febrero de 2022, se ha cobrado la vida de siete informadores.

Palestinos cargan con el cuerpo de un reportero asesinado

Palestinos, incluidos algunos reporteros, cargan los cuerpos de dos reporteros asesinados en Gaza. AP

La Federación Internacional de Periodistas (FIP) pide una investigación inmediata sobre las muertes. Solo este miércoles, la FIP confirmaba la muerte de tres periodistas: "Saed al-Halabi, que trabajaba para Al-Aqsa TV y murió tras un bombardeo en su casa en Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza; su colega del mismo canal, Ahmed Abu Mahadi, y la periodista Salema Mukhaimar, quien murió en un ataque aéreo en Ráfah", recoge la federación en un comunicado. El Sindicato de Periodistas Palestinos alega que muchos profesionales han resultado heridos y al menos dos permanecen en paradero desconocido desde el comienzo de las operaciones militares en curso entre Israel y Hamás.

"Cada día la guerra es más dura y nuestra energía disminuye", concluye el periodista desde la Franja. RSF hace hincapié en el hecho de que prácticamente el 100% de informadores y cámaras son palestinos. "Los vemos cubriendo el minuto a minuto para los medios internacionales, son todos locales y están sometidos a la misma represión salvaje que el resto de la población civil: evacuaciones forzosas, material y redacciones destruidos", asegura la vicepresidenta de RSF en España, Edith Rodríguez Cachera. Incluso en el sur los bombardeos, aseguran desde esta organización, han alcanzado una tienda de campaña improvisada que albergaba a equipos de France Presse, Reuters, BBC y Al Jazeera. Además, la organización ha podido comprobar que medio centenar de medios han sido íntegramente o parcialmente arruinados.

Evitar un apagón informativo: Tel Aviv quiere prohibir Al Jazeera

No es la única guerra que ha tocado cubrir a los periodistas locales en primera persona. Son los ojos y la escucha activa de historias, de su gente, en medio del estruendo de las bombas. Se trata de una profesión, que en la mayor cárcel a cielo abierto estaba ya martirizada por los 75 años de conflicto y las condiciones infrahumanas. "Tenemos miedo a que se produzca un apagón informativo. Por ejemplo no tenemos imágenes aéreas el famoso ataque contra el hospital Al-Ahli, si hubiera habido medios extranjeros sobre el terreno al igual que hubo en Ucrania, enviados especiales in situ habría sido más fácil verificar. Tendríamos muchísimas más respuestas de las que tenemos ahora", denuncia la vicepresidenta de RSF en España.

"¿Y si deciden irse?", se pregunta la portavoz de RSF. Aunque en estos momentos no hay lugar al que huir, pero en RSF están barajando "listas de periodistas por si en algún momento nos solicitan salir". En esta ocasión Israel se ha encargado de blindar la Franja de la presencia de periodistas extranjeros y Egipto tampoco permite el paso por el punto fronterizo de Ráfah. "Hay muchas asimetrías, los muertos de un sitio y otro son diferentes; los crímenes de un lado y de otro son distintos y, por lo tanto, la cobertura también está siendo injustamente desequilibrada y premeditada", explica a RTVE.es el periodista especializado en política internacional y análisis de medios de comunicación, Pascual Serrano. "El periodismo Occidental es el ejemplo elocuente de asimetría o del doble rasero: cómo se interpreta la guerra de Ucrania y cómo se interpreta la situación de los ataques a la libertad de prensa en esta guerra o en otros conflictos", lamenta.

Además, el gobierno israelí aprobó el pasado viernes regulaciones de emergencia para prohibir temporalmente el canal de noticias Al Jazeera u otros medios extranjeros en el país si fuera necesario. El gobierno de Benjamín Netanyahu le acusa de amenazar a la seguridad nacional, "incentivar la violencia" y ser pro Hamás. "Es un medio de mucho peso que da voz a la parte palestina. Quieren apagar uno de los altavoces más potentes y el medio más poderoso económicamente", denuncia Rodríguez Cachera. "Es un hecho de censura e insólito y queda así apagada una de las principales cadenas internacionales que cubren la guerra", concluye.

Tel Aviv cuenta con más de 2.000 periodistas acreditados

El sindicato de periodistas israelíes ha confirmado que hay más de 2.000 periodistas acreditados en Israel, el doble que en la anterior ofensiva de 2014. "Ya era un territorio áspero para la prensa. Es un país que nunca ha dudado en deportar a periodistas, nunca ha dudado en poner trabas y que ahora mismo está en esta operación de apagón planificado", subraya la portavoz de RSF. Las trabas a la prensa las ponen también en su territorio y en Cisjordania con detenciones por parte de las fuerzas de ocupación.

Hace unos días Óscar Mijallo, uno de los enviados especiales de RTVE, sufrió una interrupción durante una conexión en directo por parte de un soldado israelí. "Fue más una anécdota. Se pensaban que estábamos grabando algún movimiento militar en vísperas de la operación terrestre. Entonces nos exigieron cortar en directo", asegura. "Lo más duro de cubrir este conflicto es el no poder cubrir uno de los focos", denuncia Mijallo. "La Franja está sometida a un bloqueo material, pero también a un bloqueo informativo, porque todos los periodistas que estamos aquí solo podemos contar una parte, que es la israelí", concluye.

todos los periodistas que estamos aquí sólo podemos contar una parte que es la israelí

De hecho, una de las cosas que se producen con la prohibición de la prensa extranjera es que el mismo Israel desacredita a las voces locales. "Tenemos prácticamente que fiarnos de los datos que nos da Hamás", añade Mijallo. El derecho a la información en estos momentos, recuerdan desde RSF, está siendo vulnerado. "Lo que ha hecho la comunidad internacional y la Unión Europea es ponerse de perfil con la libertad de prensa", denuncia su vicepresidenta.

La información de guerra tiene muchas debilidades, asegura Pascual, es difícil desceñir entre verdad y mentira. "Lo más elocuente ha sido el bulo de los 40 bebes decapitados, una mentira que se ha quedado en el imaginario de los ciudadanos y ha sido repetida por Joe Biden", asegura el especialista en comunicación. "Nos encontramos con la paradoja de que tenemos ya a más periodistas dedicados a desmontar bulos que a buscar la información", añade. Insiste que hay muchos mecanismos de desinformación en el tema de una guerra. Uno muy importante es "contexto y los antecedentes, que no darlos es tan mentira como la mayor de las fake news del mundo", asegura.

RTVE entró en Gaza en las guerras de 2006, en 2008 - 2009 y en 2014. "El ejército israelí, al igual que otros ejércitos poderosos, ha aprendido. Los periodistas somos un testigo incómodo, preguntamos y cuestionamos su narrativa, por esto no quieren que entremos en Gaza", zanja Mijallo.

Los periodistas somos un testigo incómodo, preguntamos y cuestionamos su narrativa, por esto no quieren que entremos en Gaza