Taylor Swift afianza el control de su millonaria carrera con '1989 (Taylor's versión)'
- La artista continúa regrabando sus discos anteriores a 2018 para recuperar sus derechos de explotación
- La revista Bloomberg cifra en 1.000 millones el patrimonio de la compositora y en otros 1.000 el valor de su catálogo
La carrera de Taylor Swift se dividió en dos en 2019. O mejor dicho: una parte de su carrera continuó componiendo y publicando nuevos discos y otra emprendió una marcha hacia atrás para regrabar todos los discos que había publicado hasta entonces. ¿Por qué? Porque la estrella estadounidense quería recuperar los derechos de explotación de sus temas que pertenecían a una discográfica que se los vendió a su peor enemigo.
Este jueves, 27 de octubre, es una fecha importante en esa ‘reapropiación’ que Swift hace de su obra, al publicarse 1989 (Taylor’s versión), nueva grabación de su disco de 2014 que contiene algunos de sus temas más populares como" Blank Space". Swift vive un momento de eclosión profesional que está marcando el camino para las estrellas de la música. El documental The Eras Tour, estrenado en cines, está siendo un rotundo éxito liderando la taquilla en EE.UU y en España durante el primer fin de semana de exhibición.
Swift comenzó a lanzar su música regrabada en abril de 2021, cuando publicó Fearless (Taylor's Version), nueva versión de su segundo disco 2008. Le siguió Red (Taylor's Version), lanzado en octubre del mismo año, que incluía una nueva versión de 10 minutos de duración del clásico de Swift "All Too Well".
En julio de este año, lanzó Speak Now (Taylor's Version), una nueva versión de su tercer álbum de 2010. Y con 1989, regresará a uno de sus álbumes más aclamados por la crítica, que posiblemente consolidó su transición de sensación adolescente cruzada a artista adulta de pleno derecho.
Todo comenzó en 2018 cuando Swift dejó su sellodiscográfico, Big Machine Records. Pero el detonante fue cuando en 2019 Big Machine fue comprado por el manager musical Scooter Braun (que además trabajaba con el ‘rival’ de Swift Kanye West). El contrato que Swift tenía con Big Machine Records indicaba que los derechos de las grabaciones (no los derechos de autor) de los temas pertenecían a la discográfica por lo que cualquiera que quisiera usar los temas de Swift tenía que pedir autorización a Braun, lo que la música calificó como “el peor escenario posible”.
La decisión de Swift fue sencilla y radical: volver a grabar los temas, al fin y al cabo compuestos por ella, y editar uno a uno sus discos con el añadido (Taylor’s version) para tener decisión sobre sus grabaciones, y de algún modo, validar desde su posición como canónicos a los segundos.
Así, con su nueva discográfica, Republic Records, negoció la propiedad de los derechos de todas las grabaciones futuras (al mismo tiempo que ‘recuperaba’ el control con las grabaciones de todas las pasadas). Ahora cualquiera que quiera usar una canción de Swift tiene las dos opciones.
En una entrevista en la cadena CBS lo explicó meridianamente: “Lo que estoy haciendo no es lo habitual. Siempre quise ser propietaria de mi música, muchos artistas no lo pueden hacer porque la industria funciona así. Yo dije claramente que quería comprar mi música, pero no se me dio la oportunidad y me di cuenta de que yo fui la que hice las canciones primero, así que podía volver a hacerlas; y eso estoy haciendo. Cuando al lado del título pone (Taylor’s version), eso significa que es mía”.
Según la revista Bloomberg, la artista tendría ya un patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares. La gira The Eras Tour todavía está a mitad de camino y el catálogo de Swift, según Bloomberg, no hace sino revalorizarse y podría cifrarse en otros 1.000 millones de dólares.