Los niños, los más vulnerables en la guerra entre Israel y Hamás: "Las secuelas pueden durar toda la vida"
- Uno de los traumas más graves para los niños es abandonar sus hogares por el conflicto
- RTVE.es recoge los testimonios de familias palestinas e israelíes ante el conflicto
- Sigue en directo la última hora de la guerra entre Israel y Hamás
Laila (nombre ficticio) es una madre palestina de tres hijos de entre 6 y 13 años. Su familia ha decidido quedarse en la ciudad de Gaza y no huir al sur dentro de este territorio, como hicieron cientos de miles de civiles tras el ultimátum lanzado por Israel hace ya una semana.
“¿Para qué voy a llevar a mis hijos al sur? Ahí tampoco estamos seguros”, lamenta esta mujer, quien admite en declaraciones a RTVE.es que en ocasiones intenta “salir de casa a hacer algún recado para no ver sufrir” a sus hijos.
“La situación es muy peligrosa. Mis hijos no duermen por la noche, se orinan sin querer, todo el rato tienen miedo de cualquier sonido”, explica Laila, quien asegura que, aunque sus hijos sean pequeños, “son plenamente conscientes de la situación”.
“Han visto morir a otros niños y han perdido a amigos. Hace tres días murió una amiga de mi hija. No para de llorar. Lo entiende todo”, detalla esta palestina, quien intenta calmar a sus hijos cuando escuchan el sonido de las bombas diciendo que “no son sobre nuestra casa, que están lejos aunque suenen cerca”. “No les puedo mentir”, añade.
“"Mis hijos no duermen por la noche, se orinan sin querer"“
Aproximadamente la mitad de los 2,3 millones de habitantes de la Franja de Gaza son niños. Desde el 7 de octubre han vivido bajo bombardeos casi constantes y muchos viven en refugios temporales instalados en escuelas administradas por Naciones Unidas con poco acceso a agua potable y alimentos.
En la Franja de Gaza han muerto más de 7.300 personas desde el estallido de la guerra, de las cuales al menos 3.000 eran niños, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud gazatí. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más de 400 niños mueren cada día en ese enclave palestino. Los niños son un colectivo especialmente vulnerable y cada vez se evidencia más el impacto psicológico de la guerra en ellos.
“Esta última escalada de violencia se suma a un bloqueo de 16 años que ha tenido enormes consecuencias para la salud mental de los niños en Gaza. Nuestra investigación del año pasado encontró que cuatro de cada cinco niños viven con depresión, pena y miedo en la franja, y sus cuidadores informaron de que tres de cada cinco se autolesionan”, explica a RTVE.es la doctora Ayesha Kadir, asesora principal de salud humanitaria de Save the Children.
Mientras tanto, en Israel han muerto alrededor de 1.400 personas, la mayoría de ellas en los ataques de Hamás el 7 de octubre, según fuente israelíes que no han confirmado todavía la cifra de víctimas infantiles. Además, el movimiento islamista tiene secuestrados a más de 200 israelíes, entre los que hay menores.
Los niños israelíes también han mostrado signos cada vez mayores traumas por los ataques de Hamás. “Los niños en Israel también han sufrido violencia cíclica, temiendo por su seguridad y la de sus seres queridos, con graves consecuencias para su salud mental y su bienestar”, recalca la doctora Kadir.
Abandonar sus hogares por la guerra, un grave trauma para los niños
Sami es un trabajador palestino de UNICEF. Es padre de cinco niños y hace unos días abandonó su hogar con su familia para ir hacia el sur de la Franja. “Hemos dejado nuestra casa en el norte. Ha sido muy doloroso y muy sobrecogedor tener que irnos dejando atrás nuestro hogar y nuestros recuerdos”, lamenta. “No sabemos si podremos volver a nuestra casa y ese no es nuestro mayor miedo, por supuesto”, añade Sami, quien vive en apenas 70 metros cuadrados con otras 16 personas, sin agua corriente.
El conflicto ha causado 1,4 millones de desplazados internos en la Franja de Gaza, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Cientos de miles están refugiados en escuelas y hospitales, pero eso no les garantiza estar a salvo de las bombas.
El Gobierno israelí cifra en más de 200.000 sus desplazados internos, la mitad de ellos procedentes de 105 comunidades que hacen frontera con la Franja de Gaza y Líbano.
“Abandonar sus hogares es parte del trauma que tienen los niños. Entienden que han tenido que abandonar sus casas porque alguien les está atacando y les está intentando matar”, explica a RTVE.es Haim Rafalowski, director de Gestión de Desastres del Magen David Adom, el servicio de emergencias médicas de Israel.
“Esos niños están traumatizados y un trauma que no se maneja a tiempo termina con un trastorno de estrés postraumático. No creo que Israel tenga suficientes expertos en salud mental para atender a todos esos niños”, lamenta.
En la misma línea, la doctora Kadir de Save the Children recalca que “verse obligados a abandonar sus hogares a causa de un conflicto armado es enormemente perjudicial para los niños”.
“Sus vidas están desarraigadas y pueden enfrentarse a barreras para acceder a necesidades básicas como la seguridad, refugio, alimentos, agua potable, atención médica y acceso a la escuela. Pueden separarse de sus familias. Estos efectos a menudo ocurren simultáneamente y, si se combinan entre sí, pueden considerarse una adversidad múltiple y grave”, subraya.
En Gaza los niños “nunca logran recuperarse”
Un niño de 15 años que haya vivido toda su vida en la Franja de Gaza habrá experimentado al menos cinco periodos intensos de bombardeos en su vida, aunque en esta ocasión, “la magnitud es mucho más grande”, según la representante adjunta de UNICEF en Palestina, Laura Bill.
Esto hace que la situación psicosocial de los niños esté “muy afectada”, a lo que se suma el hecho de que hayan tenido que dejar sus casas y barrios, según explica Bill a RTVE.es. “Las escuelas están cerradas porque la mayoría de ellas están ahora ocupadas por desplazados internos. También hay cortes de electricidad y cortes de agua. No hay mucha comida porque no ha entrado casi nada desde el principio de las hostilidades. Todo eso, conjuntamente, está afectando a los niños y a su situación psicosocial”, añade.
El problema, según la representante adjunta de UNICEF, es que los niños “nunca logran recuperarse”. “Cada vez que están en el proceso de recuperarse, llega otra situación complicada. A largo plazo eso lleva a la gente a tener un montón de depresiones y de trastornos de estrés postraumático. Los efectos de las secuelas pueden durar toda la vida”, detalla Bill.
Estudios realizados por UNICEF después de conflictos anteriores han demostrado que la mayoría de los niños en la Franja de Gaza presentan síntomas trastorno de estrés postraumático.
“Los problemas de salud mental son de los problemas de salud más importantes reportados en los territorios palestinos durante los últimos años”, indica a RTVE.es la responsable de salud mental de Médicos Sin Fronteras (MSF) España Cristina Carreño. “Su salud mental se ve mermada y pueden presentar síntomas como la ansiedad y el miedo. Eso hace que sean más dependientes de sus cuidadores, que no se quieran separar porque piensan que ya no van a volver a su familia”, detalla.
Asimismo, los niños en Gaza tienen “en muchos casos miedo a dormir porque por la noche es cuando pasan muchas más cosas”. “Si consiguen dormirse, van a tener pesadillas. Algunos tienen enuresis, es decir, que se orinan en la cama, cuando ya no lo hacían. Pueden tener dolores de cabeza, dolores de barriga y algunos desarrollarán un cuadro más grave como el cuadro de trastorno de estrés postraumático”, añade.
Las secuelas por los ataques de Hamás
Dori vive en Beerseba, a unos 45 kilómetros de la frontera de la Franja de Gaza, en el mismo edificio en el que viven su hija y dos de sus nietas, de 12 y 16 años. “Tengo a una nieta con ataque de pánico, la otra más o menos está ahí”, asegura a RTVE.es en una conversación telefónica mientras se escuchan de fondo el sonido de las ambulancias porque vive en una calle cercana al hospital de la ciudad.
Las dos nietas de Dori duermen en un sofá-cama en el comedor de su vivienda en lugar de sus dormitorios. “Así, cuando suena la alarma, pueden salir corriendo a la otra parte del edificio”, explica su abuela, quien detalla que la casa de sus nietas da a la Franja de Gaza.
“Cuando suena la alarma, vamos a las escaleras. Tenemos un refugio en el subsuelo, pero las escaleras son herméticas y dicen que son más seguras. Son chicas que se han acostumbrado a vivir con las sirenas”, recalca esta mujer.
“"Se han acostumbrado a vivir con las sirenas"“
En Beerseba, los colegios están cerrados por seguridad y, por ello, las dos chicas “dan las clases por internet, como en la época del coronavirus”, según indica Dori, quien subraya que si la situación empeora, no duda en vivir de forma temporal en el refugio.
En este sentido, el director de Gestión de Desastres del Magen David Adom, señala que en Israel hay niños que han pasado “a dormir en refugios para que, si suena la alarma de noche, no tengan que despertarse y llagar hasta el refugio”.
“Los niños que viven o vivían en el sur del país saben -desde el momento en el que nacieron- que tienen 30 segundos para llegar a un refugio si suena la alarma. Nacieron, crecieron, fueron adolescentes con esa realidad. Eso lleva una secuela psicológica importante. Estos chicos te van a decir que, si alguien cierra muy fuerte la puerta, inmediatamente saltan porque para ellos ese sonido es una explosión”, destaca Rafalowski.
El Ministerio de Bienestar Social de Israel ha anunciado que ofrecerá servicios terapéuticos para los niños afectados por los ataques de Hamás. “Cada niño es un mundo, y la mayoría de niños, además de perder a sus padres, también estuvieron presentes en medio del infierno del ataque terrorista”, afirmó el vicepresidente de Servicios Sociales del Ministerio, Eti Kisos.