Wolbachia, el parásito de los mosquitos que podría esconder el secreto de la lucha contra el dengue
- En países como Honduras se están liberando miles de mosquitos con esta bacteria, que reduce su capacidad infectiva
- El uso de pesticidas y otras técnicas de control tradicionales cada vez resultan más ineficaces contra estos insectos
Considerado como el animal más mortífero de todos cuantos existen, el mosquito destaca por su resistencia y su capacidad de adaptación, que le han permitido colonizar la mayor parte del planeta, a excepción de la Antártida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren más de 700.000 personas a causa de enfermedades transmitidas por este insecto, del que hay más de 2.500 especies catalogadas.
Es especialmente reseñable el caso de la malaria, propagada por el mosquito Anopheles y responsable de la muerte anual de 400.000 personas, sobre todo niños. También el del dengue, transmitido mayoritariamente por el Aedes aegypti y causante de entre 100 y 400 millones de infecciones cada año, aunque su letalidad es menor: unos 40.000 fallecimientos anuales.
La mayor amenaza para la salud pública sigue estando en las regiones tropicales y subtropicales. Allí hay países como Honduras, donde los brotes son cada vez más graves y se registran miles de casos al año. Un problema que se agrava porque en la actualidad no hay tratamientos específicos disponibles contra el dengue ni vacunas que proporcionen suficiente protección. Además, las tradicionales técnicas de control, como el uso de pesticidas, han provocado que los mosquitos se vuelvan cada vez más resistentes.
"Los umbrales de emergencia están alcanzando niveles alarmantes y los métodos de prevención actuales se quedan cortos para proteger a la población del dengue", asegura Edgard Boquin, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Honduras. Esta organización humanitaria, en colaboración con las instituciones del país y con la iniciativa World Mosquito Program, han comenzado a aplicar allí un método que ya ha demostrado su eficacia en otras zonas del planeta con altos niveles de dengue. Se trata de la liberación de mosquitos Aedes aegypti portadores de la bacteria Wolbachia, que reduce la capacidad de los insectos para transmitir arbovirus.
Sin modificaciones genéticas
El procedimiento es sencillo, y para aplicarlo no se recurre a ninguna técnica de modificación genética. Únicamente hay que extraer la Wolbachia de las moscas de la fruta (está presente de manera natural en el 50% de los insectos del planeta), e inyectarla en huevos de Aedes aegypti. Los mosquitos que nazcan tras la eclosión serán portadores de este parásito, por lo que podrán tener el dengue, pero no transmitirlo, o al menos su capacidad de contagio se verá reducida considerablemente.
"Esta bacteria la encontramos en muchas de las frutas que comemos todos los días cuando han estado expuestas mucho tiempo al medio ambiente, por lo que podemos decir con confianza que nuestro método es un método biológico y por lo tanto seguro para la población", apunta a RTVE.es Eduardo Quevedo, gerente de World Mosquito Program para Latinoamérica, quien hace hincapié además en la sostenibilidad de este método, en comparación con otros más tradicionales como la fumigación. "Solo se aplica una vez, es decir, nuestros mosquitos deben liberarse tan solo una vez para lograr que se establezcan y aprovechar el bloqueo de la transmision del virus", subraya, e indica que modelos matemáticos desarrollados por el Imperial College de Londres ya han evidenciado que esta tecnología puede mantenerse en el ambiente un promedio de 80 años, lo que hace que también sea muy rentable.
¿Cómo actúa la bacteria dentro del organismo del insecto? Tal y como explica a RTVE.es Stavros Dimopoulos, coordinador del Proyecto de Prevención de Arbovirus de MSF en Honduras, "por un lado, Wolbachia activa el sistema inmunitario del mosquito, de forma que se vuelve más fuerte y resistente a los virus. Y por otro, la bacteria parece estar consumiendo recursos como el colesterol dentro del cuerpo del mosquito, de forma que usa las mismas moléculas que el virus necesita para replicarse”. "En otras palabras, Wolbachia hace que el sustento que necesita este arbovirus no esté disponible y de pronto el mosquito se convierte en territorio hostil para su proliferación y transmisión", resume.
Necesidad de nuevos enfoques
El dengue se ha convertido en un grave problema de salud pública en Honduras y en todo el continente americano. Pero no solo allí, ya que su incidencia mundial se ha multiplicado por 30 en el último medio siglo, debido a factores como la globalización, asociada a un mayor movimiento de personas y mercancías, o el cambio climático. El calentamiento del planeta está alargando la temporada de mosquitos, y al mismo tiempo les está permitiendo resurgir en áreas donde su número había disminuido en los últimas décadas, además de expandir su rango geográfico. En la actualidad, más de la mitad de la población del planeta está en riesgo, y se espera que otros mil millones de personas estén expuestas al dengue en las próximas décadas.
"Los vectores invasores, los mosquitos aedes, se están extendiendo y los arbovirus, especialmente el dengue, se consideran ahora endémicos en la región. Dengue, zika y chikungunya son tres arbovirus que han tenido brotes en el pasado reciente y son transmitidos por el mismo mosquito aedes", afirma Stavros Dimopoulos, de Médicos Sin Fronteras, sobre el caso de Honduras.
"Las actuales técnicas de fumigación de interiores han dado lugar a niveles extremadamente altos de resistencia a los pesticidas, que es equivalente a la resistencia a los antibióticos, donde cada nueva generación de pesticidas es más cara, más potente y el número de opciones es extremadamente limitado", continúa, para subrayar la necesidad de encontrar nuevos enfoques.
Según cálculos de World Mosquito Program, el método Wolbachia ya ha ayudado a proteger a unos 11 millones de personas en los 14 países del mundo en los que se ha aplicado. "Estimamos haber evitado cerca de 600.000 casos de dengue en los países donde operamos y más de 40.000 hospitalizaciones producto de complicaciones de estos virus", aseguran desde esta entidad sin ánimo de lucro. Un estudio llevado a cabo en Yogyakarta (Indonesia) reveló que, tras liberar mosquitos portadores de Wolbachia, la transmisión para casos leves se redujo un 77%, mientras que los casos severos disminuyeron un 86%.
Colaboración con las comunidades locales
Otro de los puntos fuertes de esta innovadora técnica es que se cuenta en todo momento con las comunidades locales. En Honduras, Médicos Sin Fronteras ha trabajado en estrecha colaboración con ellas para desarrollar todas las actividades, que se están llevando a cabo en 50 barrios del distrito sanitario de El Manchén, donde se registran algunas de las tasas más altas del país de enfermedades transmitidas por mosquitos. Los equipos de MSF y World Mosquito Program han consultado a más de 10.000 miembros de comunidades de la zona antes de poner en marcha el programa -el 97% ha apoyado los planes-, y muchos de ellos participan activamente en la liberación de los mosquitos.
"Como programa, fomentamos la participación de las comunidades en la educación y ejecución de las actividades a través de nuestro modelo de aceptación pública", expone Eduardo Quevedo, de World Mosquito Program. "Trabajamos de la mano de la comunidad para educar y empoderar a sus miembros, y así alcanzar de mejor manera a todos ellos. Este método nos asegura trabajar con todos esos beneficiarios o representantes, que se verán involucrados durante la ejecución del proyecto", agrega.
Los mosquitos portadores de Wolbachia ya han comenzado a ser liberados en este distrito de Tegucigalpa, la capital de Honduras, algo que se continuará haciendo con una periodicidad semanal. Además, durante los tres primeros años se realizarán pruebas a las poblaciones de estos insectos para determinar qué porcentaje de ellos portan la bacteria.
En 2024, además, Médicos Sin Fronteras llevará a cabo actividades adicionales de control de vectores en otras dos zonas de la capital hondureña para reducir la transmisión en el interior de los hogares.