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Puigdemont, de huir de la justicia tras desafiar al Estado a facilitar un gobierno en España a cambio de la amnistía

  • El líder de Junts, que dará el 'sí' de su partido a Sánchez, podría volver a España si el Congreso aprueba la medida
  • El discurso socialista ha pasado de "prófugo de la Justicia" a "president" a medida que necesitaba al independentismo

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Carles Puigdemont
Puigdemont, que declaró la independencia de Cataluña en 2017 y huyó, es hoy el actor clave de la política española.

Carles Puigdemont es el actor clave del día y un personaje que pasará a la historia de España. En 2017, siendo 'president', declaró la independencia de Cataluña y huyó para no afrontar las consecuencias jurídicas de un desafío al Estado sin precedentes en la democracia. Hoy, es quien ha dado las llaves a Pedro Sánchez para volver a ser investido presidente y formar un gobierno de coalición progresista con su acuerdo con el PSOE para una ley de amnistía con la que, si se aprueba en el Congreso, podría regresar ya sin ataduras al país.

Puigdemont no da puntada sin hilo. Han sido semanas de negociaciones, la última de forma muy intensa y ha sido este jueves, en el aniversario de la consulta soberanista ilegal del 9 de noviembre de 2014, cuando se ha alcanzado de madrugada un acuerdo. "Hoy, hace nueve años, empezamos a caminar de nuevo", ha publicado él mismo en sus redes sociales compartiendo un poema de Salvador Espriu: “Dejar de ser aquel perro cobarde que lamía la áspera mano del amo” tanto tiempo y “convertirse en único señor”. “Esto es lo que nos mueve desde entonces”.

Por la tarde, ha celebrado que se abre "una etapa inédita" en la resolución del "conflicto histórico" catalán y ha avisado a Sánchez de que se tendrá que ganar la estabilidad de la legislatura "día a día". También ha recalcado una evidencia, y es que él no ha necesitado "pedir perdón" ni "pasar página" del 'procés' para llegar hasta aquí.

Los siete votos de Junts eran el gran quebradero de cabeza de Sánchez tras las elecciones del pasado julio porque eran imprescindibles para que, en caso de que reeditara el apoyo de sus socios la pasada legislatura, pudiera ser investido. Puigdemont, que en el pasado era un "prófugo de la justicia" para Sánchez, ha acabado los dos últimos meses por convertirse en "el president" para el PSOE, un giro como el del presidente del Gobierno con la amnistía (antes decía que no entraba en la Constitución) y es que, él mismo lo dijo, "hay que hacer de la necesidad virtud".

Pero si bien la percepción de Puigdemont ha cambiado poco a poco en los socialistas, los hechos que acontecieron desde 2017, no. Aquí, repasamos el perfil de un presidente de la Generalitat que llevó al Estado al límite.

El 'president' que desafió la Justicia y llevó al Estado al límite

Diputado en el Parlament desde 2006, fue un presidente de la Generalitat inesperado, investido casi por sorpresa en enero de 2016 después de que la CUP, cuyos votos eran imprescindibles, vetara al candidato de Junts, Artur Mas, al que asociaba con los recortes y la corrupción de CDC, y éste decidiera dar “un paso al lado”.

En su discurso de investidura, prometió “dejarse la piel” por la independencia y aseguró que “no es hora de cobardes”. Ya como presidente de un gobierno de coalición con ERC, con Oriol Junqueras como su número dos, no tardó en dar los primeros pasos pese a la oposición frontal en todo momento del Gobierno de Mariano Rajoy, que dejó en suspenso durante su mandato la comisión bilateral Generalitat-Estado.

En el año y medio que duró su mandato, Puigdemont desoyó las advertencias del Gobierno y del Tribunal Constitucional (TC), que siguieron muy de cerca sus pasos para celebrar un referéndum de independencia en Cataluña.

Bajo su presidencia se aprobaron las llamadas leyes de desconexión en el Parlament en septiembre de 2017, con nocturnidad incluida para esquivar al TC, y Puigdemont desafió al Estado convocando el referéndum el 1 de octubre. Un referéndum cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo por las cargas policiales a votantes. Nueve días más tarde, realizó una declaración unilateral de independencia que duró apenas unos segundos hasta que la dejó en suspenso para pedir una “solución acordada” con el Gobierno. Unos segundos que separan dos imágenes de los independentistas que asistieron al discurso del ‘president’ pasando de la euforia a la desolación.

Su huida y los intentos sin éxito del juez Llarena por traerle a España

Puigdemont no completó ahí su órdago y el Gobierno de Rajoy no esperó a que lo hiciera. El 21 de octubre, el Consejo de Ministros aprobó cesar a todo el Govern en aplicación del artículo 155 de la Constitución, un cese que se hizo efectivo el día 28. El propio Pedro Sánchez apoyó a Rajoy y votó a favor en el Congreso. El 22 de octubre, Puigdemont huyó de España, saliendo de su domicilio de Girona escondido en la parte trasera de un vehículo, para no afrontar la Justicia española, ya que se enfrentaba a penas de hasta 30 años por posible sedición, rebelión y malversación (delitos por los que fueron juzgados los líderes del ‘procés’).

No se resignó a poner fin a su trayectoria política. En 2018, presentó junto con su sucesor al frente de la Generalitat, Quim Torra, el llamado ‘Consejo para la República’, un órgano a modo de gobierno catalán paralelo dirigido para el reconocimiento internacional del independentismo, y en 2019 logró convertirse en eurodiputado tras las elecciones de ese año (no exentas de polémica porque no acudió al Congreso a recoger su acta).

Desde su huida, el Tribunal Supremo no ha cesado en sus actuaciones para traerle ante la Justicia con euro órdenes de detención que todavía no han cumplido con el propósito del juez Pablo Llarena al toparse en varias ocasiones con la justicia europea.

El independentista fue detenido en marzo de 2018 en Alemania y en septiembre de 2021 en Alemaniaen Italia, pero quedó en libertad en ambas ocasiones. La primera, porque la justicia alemana no apreció delito de rebelión por el que pedía procesarle Llarena, y la segunda, porque el juez italiano consideró oportuno esperar a que el Tribunal General de la Unión Europea decidiera sobre la inmunidad de Puigdemont.

El pasado lunes, justo cuando se esperaba un acuerdo inminente sobre amnistía, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón decidió poner a Puigdemont en el foco de su investigación sobre Tsunami Democràtic (TS), Junto a la exconsellera Marta Rovira, por su "rol de liderazgo" en esta causa en la que se investigan las protestas y los disturbios tras la sentencia del 'procés' de 2019. TS, un movimiento surgido a raíz de aquella sentencia, protagonizó actos como el corte de los accesos del aeropuerto de El Prat. Hechos que, según el juez, pueden calificarse "de terrorismo". La Fiscalía ya ha anunciado recurso.

De "prófugo" a "president": así ha virado el discurso del PSOE

“A ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo hoy y aquí a traerle de vuelta a España y que rinda cuentas ante la justicia”. Estas palabras las pronunció Sánchez dirigiéndose al entonces líder del PP en el debate a cinco de las elecciones generales de noviembre de 2019. Hoy, lidera un PSOE que ha firmado con Junts una amnistía al 'procès' entre 2012 y 2023 y que asume la existencia de un lawfare o un uso abusivo de la justicia contra el independentismo con fines políticos.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y la fotografía del número 3 del PSOE, el secretario de Organización, Santos Cerdán, junto con Carles Puigdemont en las dependencias de Junts en el Parlamento Europeo del pasado 30 de octubre lo decía todo. Era la primera vez que un dirigente del PSOE se reunía con el líder de JxCat desde antes de su huida de España y el motivo era evidente: hacían falta los votos de Junts para la investidura.

Pero llamaron la atención las formas porque, tras ambos, había un lienzo de gran tamaño en el que un grupo de jóvenes levantaba una urna en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. La foto del referéndum, retirada recientemente por el Parlamento Europeo por ir en contra de las normas de la institución comunitaria, no se veía en las imágenes difundidas por ambos partidos de la reunión, pero ahí estaba.

En política, todo movimiento está calibrado al milímetro. En el comunicado posterior a ese encuentro, los socialistas se refirieron a Puigdemont como ‘President’, que es el término que se emplea para denominar al presidente de la Generalitat de Cataluña (ahora mismo, Pere Aragonès, de ERC). También el término con el que siguen llamando a Puigdemont los dirigentes de Junts, que consideran que el europarlamentario es el presidente “legítimo” pero “exiliado” de la Generalitat.

En 2019, Sánchez fue foco de las críticas por parte de PP, Cs y Vox por reafirmar, en una entrevista en RNE, que traería a Puigdemont por medio de la Fiscalía. Y es que, ante las dudas del periodista, el jefe del Ejecutivo insinuó que el Gobierno controlaba las actuaciones del Ministerio Público: “¿La Fiscalía de quién depende? Pues ya está”. "Espero que más pronto que tarde el señor Puigdemont pueda rendir cuentas ante la Justicia española", aseguró, e incidió en que haría “todo lo posible para que así sea”.

Sánchez: “Hay que hacer de la necesidad virtud”

Desde entonces, el presidente del Gobierno ha ido cambiando poco a poco su postura respecto a Puigdemont y el independentismo de un extremo al otro. De su apelación a la Fiscalía para traer al ‘expresident’ pasó a abogar por “superar la judicialización del conflicto” por la vía de la política (influido por su dependencia de ERC la pasada legislatura). Algo similar a lo que ocurrió con los indultos: en junio de 2021 los rechazaba abogando por el “cumplimiento íntegro” de las sentencias del Tribunal Supremo y apenas año y medio después los indultó.

Sánchez ha sido muy criticado por estas cuestiones. PP y Vox le han acusado reiteradamente de cometer “fraude electoral” por no llevar en el programa del PSOE en los últimos años medidas como los indultos o la amnistía para los líderes del ‘procés’ que el PSOE ha pactado con ERC y Junts. Una amnistía que, hace apenas unos meses, Sánchez aseguraba que no cabía en la Constitución y que no saldría adelante, como tampoco un referéndum, mientras él fuera presidente. “Yo no miento, rectifico”, dijo en la pasada campaña electoral para defenderse de las críticas que le han llegado no solo de la derecha sino incluso de algunos dirigentes de su propio partido.

Si el Congreso aprueba la amnistía, Puigdemont podría regresar de nuevo a España, libre ya sin ningún procedimiento judicial pendiente. Eso sí, está aún por ver en qué se materializa esa ley a la que aún queda un largo recorrido y contra la que PP y Vox han lanzado una feroz oposición.