¿Cuánto cuestan las obras de arte de Banksy que no tienen precio?
- La niña triste, la simbólica obra que plasmó en la puerta del Bataclan, fue robada y recuperada, pero aún no ha vuelto a la calle
- Ocho años después del atentado abordamos el arte urbano y la figura de Banksy desde una perspectiva original y diferente
Banksy, el artista urbano más prestigioso del mundo, dejó plasmada en la puerta de emergencia del Bataclan una de sus más emblemáticas y valiosas obras. La niña triste representó como ninguna los sentimientos de dolor de toda una comunidad ante las víctimas del ataque terrorista.
Meses después, fue robadapor los cuerpos de policía francesa e italiana, pero hoy, La niña triste se encuentra encerrada en un almacén a la espera de que una resolución judicial diga a quién pertenece la obra callejera de Banksy.
La niña triste llora a las víctimas
La noche del 26 de junio de 2018, casi tres años después del atentado contra el Bataclan, la cámara de la sala registra, cómo una persona encapuchada, con un spray en la mano, vandaliza la puerta de emergencia. La misma puerta por la que aquella noche del 13 de noviembre de 2015 huyeron las personas aterrorizadas, mientras los terroristas les disparaban.
La noche no dejaba vislumbrar lo que ese desconocido había plasmado en esa superficie. Se había escuchado que "Banksy estaba en París", recuerda Nicolas Laugero, uno de los mayores expertos en arte urbano y en Banksy. Pero, con la luz de la mañana, los informativos revelan más datos fiables. "Se ha descubierto una nueva obra atribuida al artista británico Banksy en la puerta trasera de la sala Bataclan".
“Una obra de arte muy potente y conmemorativa que se convirtió en un homenaje a las víctimas“
"Y entonces, aparece La niña triste", exclama Laugero. "Una obra de arte muy potente y conmemorativa que se convirtió en un homenaje a las víctimas", prosigue. Rápidamente, la comunidad adopta como suya esta última obra de arte urbano que hizo Banksy en París.
La niña triste cumple con los principios del arte urbano: ilegal, anónimo, crítico con el sistema, que deja huella y ocupa un espacio en la ciudad. Para la gran mayoría, eso es y representa esta disciplina artística. Sin embargo, otros no lo leen así. Detrás de una reconocida firma solo puede haber rentabilidad económica. Y quedó de manifiesto, el 26 de enero de 2019, tan solo 7 meses después de que Banksy dejara estampada su niña triste en la puerta de emergencia del Bataclan.
“Se puede robar una obra, pero esa no“
La misma cámara que vio cómo se creaba, grababa ahora cómo tres individuos apalancaban la puerta, la arrancaban, la cargan en una furgoneta y desaparecen con ella. "Se puede robar una obra, pero esa no", exclama el experto Laugero. Sin embargo, si hay algo claro, es que el arte callejero es efímero por naturaleza.
"Desde el mismo momento en que una obra de arte ocupa un sitio en la calle, adquiere la vulnerabilidad inherente a ese lugar", asegura la especialista en Historia de la Arquitectura y socióloga de Arte Urbano, Sabina Andron.
El tormentoso viaje de La niña triste
Diez meses después del robo de La niña triste, los investigadores cuentan con unas pistas que poco a poco les llevan hasta los ladrones. La icónica obra de Banksy ha permanecido todos estos meses entre el garaje del millonario Meftah Mehdi y el altillo de una casa de campo en los Abruzos propiedad de Giacomino Papa, un hotelero de esta zona vinculado con Mehdi.
“Habíamos encontrado algo que era Patrimonio de la Humanidad“
A pesar de tratarse de una obra ilegal, los cuerpos de policía francesa e italiana trabajan concienzudamente en su recuperación y unas semanas más tarde dan con la puerta. "Habíamos encontrado algo que era Patrimonio de la Humanidad", anunciaba uno de los investigadores. "Podíamos devolverla a la sala Bataclan", proseguía otro de ellos.
“El valor de la puerta ha pasado de 800 euros a 800.000“
Pero, no resultó tan sencillo. Como en toda esta historia donde ilegalidad, sentimientos y valor de mercado se mezclan, las paradojas no dejan de sucederse. La simbólica puerta del Bataclan con su niña triste estampada, un verdadero testigo del atentado, en palabras del embajador francés en Italia, Christian Masset, no regresa a la calle. "El valor de la puerta ha pasado de 800 euros a 800.000", asegura el abogado Laurent Barone.
El letrado defiende, en un enfrentamiento legal por la propiedad de la puerta, a la familia del edificio donde se ubica el Bataclan. Al otro lado, la empresa que gestiona la sala, cuyo accionista mayoritario es el ayuntamiento de París. Y mientras la justicia dice a quién pertenece esta ilegal obra de Banksy, su niña triste permanece encerrada en un oscuro almacén, contraviniendo todas las reglas sin escribir del arte urbano.
Banksy y las contradicciones del arte callejero
Los expertos coinciden en que el arte callejero surge de las propias contradicciones de la urbe posmoderna. Cada pintura se opone al poder ocupando los espacios de la ciudad.
Desde los años 60, paredes, puentes y trenes han sido los lienzos donde la marginalidad reclamaba su existencia, a través de grafitis y pintadas ilegales.
Pero fue, a partir de los años 2000, cuando se conformó como un movimiento aclamado popularmente incluso hasta por las instituciones. Y, entonces, apareció el aún hoy desconocido Banksy "que nunca te deja indiferente", sostiene el subastador de arte urbano Arnaud Oliveux.
“Su ingenio no radica en su técnica, sino en el mensaje que traslada en el lugar y en el momento adecuado“
"Su ingenio no radica en su técnica, sino en el mensaje que traslada en el lugar y en el momento adecuado", subraya Nicolas Laugero, experto en Banksy. Lo reflejó en sus obras en el muro de la discordia en Palestina, en La Jungla de Calais o en las paredes rotas por la guerra en Ucrania.
“Al enviar mensajes contra el consumismo, hace que aumente el consumo de sus obras“
Laugero se pregunta si Banksy apoya las causas que aborda con honestidad o más bien las explota. El especialista legal Enrico Bonadio asegura que "Banksy se utiliza a sí mismo para enviar mensajes que, a menudo, van contra el sistema, contra los medios de comunicación y contra el consumismo". Y continúa explicando, con contundencia, que "al enviar mensajes contra el consumismo, hace que aumente el consumo de sus obras".
“Banksy es el Picasso del siglo XXI“
Son las contradicciones que contribuyen a aumentar su popularidad. Y esa relevancia ha elevado su valor de mercado y se ha convertido en uno de los artistas vivos mejor valorados del mundo. Las palabras de Nicolas Laugero lo dicen todo: "Banksy es el Picasso del siglo XXI".