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'Walicho', una sorprendente historia de poder femenino y brujería

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Viñeta de 'Walicho'
Viñeta de 'Walicho'

Se dio a conocer en España en 2015 con La pelusa de los días, a la que siguió Poncho fue (2017), en la que narraba una relación tóxica. Con Naftalina (2020), una emocionante reflexión sobre la familia y la identidad, ganó el premio Fnac-Salamandra Graphic y varios galardones en Francia entre los que destaca el Premio del público en el festival de Angouleme de este mismo año. Y ahora la argentina Sole Otero (Buenos Aires, 1985), nos sorprende con Walicho (Salamandra Graphic), una historia de animismo, poder femenino y… brujería.

Walicho cuenta la historia de tres hermanas acusadas de brujería en Argentina, desde el Siglo XVII hasta el presente. “No podría precisar de donde surge exactamente esta historia -nos comenta Sole-, porque es como un ensamblaje de un montón de pequeñas anécdotas que he estructurado alrededor de algo que tenía ganas de contar desde hace un tiempo, que era la relación entre tres hermanas con poderes”.

“Ellas fueron el germen -añade-, y después fue como jugar, armar un caleidoscopio donde cada una de las pequeñas historias tuviesen sentido y se pudiera entender por separado, pero que al mismo tiempo construyeran algo más grande. Lo que quería era jugar con esas distintas capas de la historia, más que centrarme en contar una idea central”.

“También quería hablar de la relación entre el animismo, la religión y la sociedad actual -concluye la autora-. Esta cosa de la religión como estructuración de la espiritualidad. Quiero hablar de eso, pero va todo como un poco solapado detrás de otras historias”.

Página de 'Walicho'

“El Walicho es una especie de demonio, de entidad maligna”

Seguro que os estáis preguntando de donde sale ese curioso título: “Es una palabra del mapudungun (idioma de los mapuches, un pueblo amerindio que habita los actuales países de Chile y Argentina) que sirve para describir a una especie de demonio, de entidad maligna,  que puede estar como escondida detrás de un árbol, o en un lugar o en alguna zona”.

“Es un poco difícil de traducir -añade-. No tiene traducción literal, pero al mismo tiempo me gustaba como palabra, porque Walicho, Gualicho, Hualicho… en el español rioplatense es una palabra muy común de nuestro lunfardo (el habla del porteño), que significa algo así como embrujar a alguien. Un Walicho es un embrujo para nosotros, los de Buenos Aires”.

“Me gustaba que tuviera esos dos usos, el original y el más contemporáneo, porque los dos tienen que ver con lo que pasa en el libro” -concluye Sole-.

Página de 'Walicho'

Las tres brujas protagonistas

Esta es una historia coral pero, sin duda, las protagonistas son esas tres hermanas ¿brujas? “Son realmente misteriosas -nos cuenta Sole Otero-. Para algunas cosas tienen buenas intenciones y para otras no tanto. Es eso son muy humanas. Son como justicieras que operan de una forma muy anárquica, al margen de la ley. Esa especie de justicia anarquista que se ve en algunas figuras masculinas como Batman”.

Ellas tienen su propio código -continúa-. Buscan acercarse a la naturaleza, a la espiritualidad, a esa magia… Y se sitúan un poco en contra de la religión y de la evolución de la sociedad capitalista. Y también se alzan como justicieras respecto a esos hombres que aparecen al final del libro”.

“Pero al mismo tiempo -confiesa-, también son personajes que generan miedo, que dan terror y que terminan haciendo cosas horribles. O sea, tienen esos dos costados. La idea también era que fueran personajes muy ambiguos a los que no terminamos de entender. Ni siquiera yo consigo entenderlas”.

Son mujeres muy poderosas pero también tienen sus debilidades -añade Sole-. Porque otra de las cosas de las que quería hablar era de la debilidad que manifiestan cuando no están unidas entre ellas. Cuando se genera una desunión entre ellas pierden el poder. Porque esta es también una historia de sororidad”.

Página de 'Walicho'

¿Cómo imaginan a las brujas en Argentina?

Como en tantas otras cosas, la cultura anglosajona nos ha impuesto su visión de las brujas, pero estas no tienen nada que ver con esa imagen: “Las brujas del libro surgen de tres lugares -nos comenta Sole-. Porque hubo una inmigración africana afrodescendiente que ha dejado su marca en Sudamérica. Todo lo que tiene que ver con la muerte y el umbanda se veía mucho cuando yo era chica. Ese tipo de brujería que todavía se sigue mezclado con esa cosa más autóctona de las culturas tanto del trópico como de la Patagonia,  que también tienen sus diferencias entre ellas”

“También hay una imaginería muy, muy fuerte, que es la que llegó desde Europa, porque Argentina es un país muy constituido por la migración europea -asegura la autora-. Entonces también la figura de la bruja europea la tenemos muy presente. Por eso aparecen en el cómic esas cabras y esas cosas que tienen más que ver con la imaginería europea o norteamericana”.

Como nos cuenta Sole, en el libro también se habla de la comparación de la mujer con el pecado, que promovía la religión católica. “Sí, también hay algo de eso y de mi obsesión con la mitología. Las primeras mitologías fueron más bien animistas y buscaban entender los fenómenos naturales con explicaciones más bien mágicas. Tenían mucho que ver con la feminidad y con el asociarla a la fertilidad. Asociaban ciertos fenómenos naturales con lo femenino”.

“Pero después -añade-, para generar el control sobre las sociedades, el hombre fue construyendo estructuras jerárquicas que se ayudaron de las religiones para, un poco, culpar a la mujer, ocultarla y dejarla de lado. Y quitarle el poder que tenía dentro de esas tribus, y de esas primeras sociedades humanas. Eso todavía está ahí, un poco como solapado, pero sigue existiendo y puede volver en cualquier momento”.

Página de 'Walicho'

Una lectura que el lector debe completar

Una de las cosas más interesantes del cómic es que Sole Otero nos da las claves, pero deja la interpretación de muchas cosas a nuestro criterio: “No quería ser demasiado explícita con lo que estaba contando. Quería dejar las pistas, los hechos… para que el lector entendiera esas conexiones entre una historia y la otra. Una de las dificultades más grandes que tuve fue que no quedaran muy forzadas también esas conexiones entre una historia y la otra. Quería que todo fuera dentro verosímil, que tuviera cierta lógica y credibilidad”.

“Por eso -añade-, el libro tiene como varias historias vistas desde el presente. Algunas empiezan y terminan. Otras están en momentos distintos que se superponen. Y también hay historias que se cuentan desde el pasado hasta el presente, haciendo saltos cada 100, cada 50 años. Mi idea a la hora de ordenarlas es ir dándole al lector la información de manera sutil, para que vaya completando lo que está pasando. Hay saltos del presente al pasado y cada parte tiene su propia temporalidad”.

Página de 'Walicho'

Una gran variedad de estilos de narración y dibujo

Otra de las cosas más curiosas del cómic es que casi cada capítulo está contado de una forma distinta: “He tratado de dar a cada capítulo un aspecto diferente jugando con lo narrativo y lo visual -afirma Sole-. Por ejemplo, hay un capítulo que es el diario íntimo de la nena, donde podía aprovechar el recurso del diario para poner otro tipo de dibujos y para hacer que el personaje hable en primera persona”.

“En otro capítulo -continúa-, una chica está encerrada en la casa e hice que fuera como un capítulo silencioso en el que el texto aparece solamente por escrito en una pantalla. Y donde las personas, cuando dialogan, no se ve el diálogo, se ven símbolos, emoticonos… no más. Tanto el encuadre y la narrativa como esa manera de comunicarse para mí tenían que ver con hablar del encierro y la soledad de esa chica en esa casa. Traté de usar recursos visuales que subrayaran lo que yo quería contar en cada parte”.

Preguntamos a Sole si también es una forma de acercarse a los lectores jóvenes: “Sí, intenté también eso. No sé qué tanto se puede notar desde la lectura, desde alguien que habla español en España, pero hay partes donde los personajes hablan como españoles. Hay partes donde los personajes están haciendo esta evolución del español al español rioplatense; digamos que hacen un cambio gramatical. Y en los capítulos en los que los personajes están en el presente o en un pasado un poco más cercano,  traté de respetar las maneras de hablar de esas épocas”.

“Fue como un juego de ver cómo podía llegar a hablar cada personaje -añade-. Intenté que la nena hablara lo más parecido posible a como hablan los jóvenes. Inclusive tratar de escribir los mails como se escriben los mails,  incluyendo ciertos errores de puntuación que tienen que ver con cómo escribe la gente ahora. Como tratar de hacerlo lo más auténtico posible”.

Sole Otero

La importancia del color

Otra de las claves del estilo de Sole Otero es su uso narrativo del color. “Walicho es un libro bastante más oscuro que los anteriores -confiesa-. Porque en el fondo es una historia de terror, aunque haya algunas partes graciosas y un poco más coloridas, como el diario de la nena. Intenté que cada capítulo tuviera su propia gama cromática, pero que, al mismo tiempo, todos estuvieran relacionados entre ellos”.

Como comentábamos al principio, este mismo año, Sole Otero ha recibido el premio del público en el festival de Angouleme. “Fue muy emocionante -confiesa-. Estuve a punto de no ir a la ceremonia de premiación porque no veía muchas chances de que me lo dieran. Estoy muy contenta de la gran recepción que ha tenido el libro”.

En cuanto a sus proyectos, Sole Otero nos comenta: “Estoy trabajando en una serie infantil para Francia, con una guionista, como para tomarme vacaciones del trabajo de escribir. También porque quería probar. Pero también estoy empezando a escribir un libro nuevo que, en realidad, es un libro que vengo escribiendo hace muchísimo tiempo. De hecho, cuando gané el premio FNAC-Salamandra Graphic presenté dos proyectos: Naftalina,  que ganó, y este que ahora voy a retomar”.

“Básicamente se trata de la relación entre un padre y una hija en un futuro postapocalíptico en donde la sociedad colapsó económica y técnicamente y ellos dos tratan de sobrevivir como pueden” -concluye la autora argentina-.

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