La educación, una herramienta propagandística empleada por Rusia en los territorios ucranianos ocupados
- Este artículo se ha elaborado con la investigación de la Red de Periodismo de Investigación de la Unión Europea de Radiodifusión
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Hace más de un año, el presidente ruso, Vladímir Putin, hizo oficial la anexión de los territorios ucranianos parcialmente ocupados de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. La anexión de estos territorios se llevó a cabo después de la celebración de pseudoreferendos no reconocidos por la mayor parte de la comunidad internacional.
En estas zonas ocupadas de Ucrania, en las que hay más de un millón de niños y más de 500 escuelas, los gobiernos instalados por Moscú han lanzado una campaña para convertir a los niños ucranianos en ciudadanos rusos leales, según la investigación realizada por la Red de Investigación de la Unión Europea de Radifusión (EBU), en la que participa RTVE.
Para ello, la educación se ha convertido en la guerra en una herramienta con la que influir en las mentes de los jóvenes ucranianos. Miles de estudiantes y profesores que viven bajo la ocupación rusa se enfrentan a presiones para que cambien el sistema a la educación rusa.
"De lo que estamos hablando es en realidad de un genocidio. Negar que otro grupo de personas tenga una identidad o exista y luego utilizar el poder político para intentar convertirlos en miembros de otro grupo es genocida", afirma el historiador Timothy Snyder, especializado en Europa central y oriental, la Unión Soviética y el Holocausto. "A nivel legal, ni siquiera a nivel ético, sino solo a nivel legal, la aspiración de tomar a los ucranianos y convertirlos en rusos es genocida", recalca.
Los libros de texto, una herramienta propagandística
Los alumnos de Rusia y de los territorios ucranianos ocupados por Moscú reanudaron la actividad escolar el 1 de septiembre. Ese mismo día, Putin participó de forma telemática en una ceremonia de inauguración de cinco escuelas, incluida una en Mariúpol, en la que pidió "al Gobierno de Rusia que siga prestando especial atención a la solución del problema de la integración de escuelas, colegios y universidades de nuevos territorios y nuevas regiones en el sistema educativo unificado del país". "Esta es una de las cuestiones clave de la integración", subrayó.
Este curso, los alumnos del último año de educación secundaria cuentan con un nuevo libro de texto en el que, entre otros asuntos, se justifica la invasión de Rusia a Ucrania como un acto de autodefensa.
Según el libro, los objetivos de la "operación militar especial" son poner fin a la lucha "iniciada por los nacionalistas en Ucrania en 2014" y "la protección del Donbás y la provisión proactiva de seguridad para Rusia". Además, el texto alega que Occidente está apoyando a Ucrania con armas para alterar la economía rusa.
"El libro de texto es una herramienta de propaganda", asegura la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnés Callamard. Se niega a los niños ucranianos el acceso a su propia cultura, a su propia historia, y está tratando de transformar a esos niños en el ciudadano modelo que Rusia quiere que sean", detalla desde Londres.
Antes del inicio del curso, el Gobierno de Moscú organizó un campamento de verano para los niños de Donetsk. Según una publicación en Telegram del gobernador de la región de Moscú, al menos 900 niños de la zona ocupada pasaron sus vacaciones cerca de la capital rusa y otros 2.100 en otras partes de Rusia.
En Kabardino-Balkaria, en el norte del Cáucaso, unos 150 niños de Donetsk de entre 14 y 16 años asistieron a "conferencias informativas, clases magistrales y excursiones", según informó el Ministerio de Educación del estado en la región de Donetsk.
En las zonas de Ucrania ocupadas por Rusia, los padres, profesores y alumnos corren el peligro de sufrir detenciones arbitrarias e incluso violencia en caso de negarse a seguir el curso escolar ruso, implantado en los centros escolares en septiembre de 2022.
Artem Petryk, un estudiante de historia que vivió la ocupación en Jersón en primera persona, asegura que "todo el mundo estaba en peligro". "Los principales objetivos eran las familias de soldados ucranianos, agentes de Policía, jueces, periodistas, profesores y, por supuesto, científicos, principalmente historiadores", explica. "¿Por qué historiadores? Porque desde el punto de vista de Rusia, un historiador es un propagandista, es parte del sistema ideológico", añade.
"Se confiscaron y quemaron libros ucranianos de las bibliotecas, se persiguió a las personas con una posición proucraniana, se persiguió a historiadores, profesores y periodistas. Impusieron su propaganda porque eran ocupantes y la población les percibía como ocupantes. Todo lo que provenía de los ocupantes era percibido con disgusto y agresión", recalca el estudiante.
Prohibidas las clases en ucraniano
Actualmente, en los territorios ucranianos ocupados por Rusia a los alumnos se les enseña exclusivamente en ruso. El uso del ucraniano está prohibido e incluso algunos libros de texto han sido quemados.
Las autoridades de estos territorios han enterrado prácticamente el ucraniano en el plan de estudios y se han añadido clases de Lengua y Literatura rusa.
"En el territorio temporalmente ocupado de Ucrania, el uso del idioma ucraniano está prohibido totalmente. Según nuestra información, las llamadas lecciones de idioma ucraniano solo han quedado en el papel para supuestamente demostrar que se preocupan por los derechos de las minorías nacionales", señala el comisionado de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets.
A los padres también se les obliga a que no dejen que sus hijos asistan a clases disponibles en ucraniano. Incluso los organismos encargados de hacer cumplir la ley llevan a cabo controles periódicos de los dispositivos de los padres y, si observan contenido para la enseñanza escolar online que sigue el sistema ucraniano, pueden enfrentarse a consecuencias como la detención y los malos tratos.
"Rusia también está imponiendo un trato muy duro a cualquiera que se atreva a desafiar la escritura o lectura de la historia. Las familias ucranianas pueden ser detenidas en función de las aplicaciones que tengan en sus teléfonos móviles", indica Callamard. "Si se trata de una aplicación que permite a los niños tener acceso a una educación online dirigida por ucranianos y de acuerdo con los planes de estudios ucranianos, se considera como un intento de disentir e intentar ser diferentes, de rechazar la propaganda, y hay personas encarceladas y detenidas de forma arbitraria sobre esa base", detalla.
Aún así hay alumnos que, tras acudir a las escuelas gestionadas por los rusos, se conectan más tarde a las clases en línea en sus colegios ucranianos.
"Si están en los territorios ocupados, donde está presente la Federación Rusia, y alguien llega a su casa y escucha que hablan ucraniano, no pueden hacerlo… Lo hacen de forma muy limitada, clandestina, porque también hay vecinos que pueden denunciar", explica Tetyana Nadtochiy, directora de una escuela en Jersón. "Siguen las lecciones, pero son solo un pequeño porcentaje, dos o tres niños los que se conectan. De lo contrario, corren el riesgo de tener problemas para toda la familia", añade.
Los niños, sujetos a una militarización creciente
En sus más de dos décadas en el poder, Putin ha infundido en el sistema educativo en Rusia una ideología que defiende el nacionalismo y el militarismo y ahora el Kremlin está intentando hacer lo mismo en las zonas ocupadas en Ucrania.
Moscú tiene como objetivo destruir cualquier vínculo de la población local con el resto de Ucrania e imponerles la identidad cívica rusa y los niños están sujetos a una militarización creciente.
En agosto de 2023, un grupo de niños de la autoproclamada Región Popular de Donetsk participaron en un entrenamiento de Yunarmiya, una organización juvenil apoyada y financiada por el Gobierno ruso a través del Ministerio de Defensa. Al menos 200 niños recibieron en la región rusa de Pskov entrenamiento médico y militar.
"Los niños se ven obligados a visitar estos movimientos patrióticos o militares, sus padres también se ven obligados a enviar a sus hijos a clases de cadetes", afirma Kateryna Rashevska, experta jurídica el Centro Regional de Derechos Humanos. "Este año se han comenzado a abrir clases de cadetes adicionales en los territorios ocupados y después los niños continúan su educación en la Federación Rusa. Esto sin ningún pago e incluso sin exámenes. Por eso, para los niños es una buena opción para tener algo de educación. Será educación militar, será en Rusia, pero es una garantía para su futuro, entonces lo aceptan", recalca.