La cultura como arma de guerra en los territorios ocupados por Rusia: "Se destruye todo lo ucraniano"
- Este artículo se ha elaborado con la investigación de la Red de Periodismo de Investigación de la Unión Europea de Radiodifusión
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Es 10 de septiembre y varias personas esperan con ganas para disfrutar de una noche cultural en el Teatro Bolshói de Moscú, mientras las bombas del Ejército ruso caen sobre Ucrania. Esa noche se estrena una nueva producción de la obra ‘Guerra y paz’ con unos invitados especiales: un conjunto del este de Ucrania, de la parte ocupada por Rusia.
‘Guerra y paz’ es una obra basada en la novela del escritor ruso León Tolstói que narra una historia sobre una Rusia que está bajo ataque y tiene que defenderse de su agresor, que en ese momento -a principios del siglo XIX- estaba encarnado por las tropas de Napoleón.
No es ninguna coincidencia que la obra se represente en este conocido teatro moscovita en este momento, en el que se cumple más de un año y medio de la invasión rusa de Ucrania, y que Napoleón sea interpretado por un bailarín de Donetsk, región ucraniana ocupada parcialmente por las tropas rusas.
"Para nosotros, la actuación invitada del Teatro de Donetsk significa mucho. Estamos muy contentos de que el Donbass Opera Ensemble sea un teatro ruso", afirma Jelena, una de las espectadoras, en declaraciones a la televisión pública alemana ZDF, como parte de la investigación de la Red de Periodismo de Investigación de la Unión Europea de Radifusión (EBU), en la que participa RTVE.
"Son rusos. Cantan en ruso. Están integrados desde hace mucho tiempo", señala Larissa, otra espectadora.
En el gran final de la obra, el Ejército ruso termina como el heroico vencedor de la batalla y el mensaje propagandístico parece haber llegado: se está librando una guerra contra Rusia y solo puede haber paz con una Rusia que incluya también el Donbás, una situación que al presidente ruso, Vladímir Putin, le gustaría hacer realidad fuera del escenario del Teatro Bolshói.
A lo largo de los cerca de dos años de guerra, Moscú ha afianzado su control en grandes zonas del sur y el este de Ucrania y, como parte de sus planes para consolidar la autoridad rusa sobre estas zonas ucranianas, Rusia organizó referendos en cuatro regiones que estaban parcialmente controladas por sus fuerzas: Zaporiyia, Lugansk, Donetsk y Jersón. Esta votación fue declarada ilegal por Naciones Unidas y Rusia no ha logrado establecer un control total sobre ninguna de las regiones.
La lucha de Rusia contra Ucrania no está solo en el campo de batalla, también se centra en el ámbito de la cultura. La eliminación de la cultura ucraniana ha sido uno de los objetivos de Moscú desde la invasión de la península de Crimea en 2014, pero desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, estos planes no han hecho mas que acelerarse y se han convertido en ataques directos a instalaciones culturales, destrucción del patrimonio cultural ucraniano e incluso detenciones ilegales de artistas ucranianos en los territorios ocupados.
Putin ha afirmado en reiteradas ocasiones que Ucrania no es un país, sino una región de Rusia que no tiene cultura, historia ni identidad propia.
"Todo lo relacionado con Ucrania está siendo destruido"
Detrás de las líneas del frente de guerra, las fuerzas rusas están intentando garantizar que el territorio ocupado nunca pueda volver a integrarse en Ucrania. Los rusos siguen una estrategia de borrar cualquier rastro de Ucrania, aplastando su expresión cultural y deteniendo de forma ilegal a artistas y escritores ucranianos en las zonas ocupadas.
La propia cultura ucraniana se ha convertido en un objetivo más de la guerra. A lo largo del conflicto, Rusia ha saqueado antiguos tesoros de los museos y ha vaciado las bibliotecas de libros ucranianos.
El presidente ruso ha prometido restaurar cientos de instalaciones culturales en las partes ucranianas tomadas por Moscú con el objetivo de que la gente "sienta una afiliación a un espacio cultural, histórico y educativo común de la gran Rusia centenaria".
En los territorios ucranianos ocupados "no se dan solo algunos casos de rusificación, es un sistema total", afirma el comisionado de Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, Dmytro Lubinets. "Todo lo relacionado con Ucrania simplemente se destruye. ¿Sabes lo primero que hacen los rusos cuando capturan un asentamiento ucraniano? Destruyen todo lo relacionado con Ucrania. Se cambian los nombres de las calles, derriban monumentos culturales y arquitectónicos, destruyen los signos culturales, arrancan todos los símbolos, como nuestro tridente y, por supuesto, las banderas. Todo lo relacionado con Ucrania, incluso el idioma", recalca.
El idioma ucraniano se ha prohibido en las zonas ocupadas. Hay profesores y funcionarios públicos que han sido detenidos o amenazados por el hecho de negarse a impartir planes de estudios obligatorios en ruso en las escuelas. Además, los libros en ucraniano han sido reemplazados por libros en ruso.
"El caso es que los ucranianos son muy diferentes de los rusos. Su mentalidad es individualista, no colectiva (...) Si obligas a los ucranianos a hablar ruso, se volverán colectivos. Poco a poco aceptarán que la cultura rusa es su cultura y no la ucraniana, que la historia rusa es su historia", explica el escritor Andrey Kurkov. "Rusia está intentando borrar la mentalidad ucraniana de los territorios ucranianos mediante esa rusificación forzada, destruyendo los libros en ucraniano y prohibiendo el idioma", añade.
Libros quemados para poder cocinar
El 21 de mayo de 2022, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció la toma de control de Mariúpol, una ciudad portuaria en la región de Donetsk que fue arrasada por las tropas rusas.
Viktoria Lisogor era responsable de la red de bibliotecas de Mariúpol y dejó su ciudad tras el asedio. Actualmente trabaja recopilando libros para biblioteca de Dnipro y recuerda la destrucción en la biblioteca central de Mariúpol tras la llegada de los rusos.
"Muchas veces, cuando la gente no tenía nada que comer y no había nada para hacer fuego para cocinar, se llevaban libros de las bibliotecas", explica Lisogor. "Había bibliotecas en cada barrio de la ciudad. Simplemente quemaban todo para cocinar, muebles y libros", detalla.
La ciudad de Mariúpol se ha convertido en un escaparate del dominio ruso. Alrededor del 90% de sus edificios resultaron dañados o destruidos por los bombardeos, y las autoridades rusas insisten en 'rusificar' la ciudad. Han cambiado las señales de tráfico en ucraniano por otras en ruso, presionan a los residentes para que adquieran el pasaporte ruso y algunos rusos buscan ahora comprar casas en la ciudad.
"Espero que nadie vaya a vivir ahí. Espero que la ciudad sea desocupada y que huyan. Se podría decir que vivirán sobre los huesos de algunos ucranianos", opina Lisogor sobre los rusos que tienen pensado comprar nuevas casas en la ciudad. "Pienso también en el teatro. Toda la gente de Mariúpol que vive en el resto de Ucrania dice que no debería ser reconstruido, pero es una tumba. Debería ser un memorial", señala.
Entre las infraestructuras culturales de Ucrania más importantes dañadas durante la guerra se encuentra el teatro de Mariúpol. Antes de la invasión rusa, el Teatro Dramático de la ciudad era el corazón de la ciudad, donde se reunían sus residentes y la comunidad artística. Pero el 16 de marzo de 2022 se transformó en una fosa común tras un ataque ruso. Y hoy en día es una pieza central de los esfuerzos de Rusia por afirmar su dominio sobre la ciudad utilizando como herramienta la represión cultural.