El fentanilo en España, a "años luz" de EE.UU. pero igual de adictivo: "La morfina comparada era agüita para mí"
- "La diferencia entre EE.UU. y España tiene una explicación muy sencilla: sanidad pública universal", tranquilizan los expertos
- Esta droga es un opioide 50 veces más adictiva que la heroína y 100 más que la morfina
En agosto de 2020 la vida cambió para Rafa. En plena pandemia de coronavirus le diagnosticaron un tumor en la angina izquierda. Con el objetivo de eliminar la posibilidad de que el cáncer se extendiera, los oncólogos quemaron con radio los ganglios de todo el cuello, boca y zonas afectadas por el tumor. Para sobrellevar el dolor, le recetaron fentanilo, el famoso opioide que ha generado una auténtica epidemia de salud pública en Estados Unidos.
Por medio de parches de fentanilo, Rafa encontró un alivio al sufrimiento tan intenso que le producía la quimioterapia y la radio. "Eso era magia negra para mí. Estaba en la más absoluta miseria y aquello me hacía disfrutar. De hecho, los días que mejor estaba era cuando tenía ese tratamiento. Pero estaba totalmente dopado", cuenta este informático madrileño en una entrevista con RTVE.es desde su casa de San Sebastián de los Reyes. Ese alivio que le provocaba el fármaco le llevó a la adicción a su uso, reconoce más de tres años después.
El fentanilo es una sustancia 50 veces más potente que la heroína y 100 más que la morfina, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC). La capacidad de generar bienestar instantáneo y alivio al consumirlo ha provocado que se popularice de forma alarmante como estupefaciente en países como Estados Unidos. Aunque el caso de España "está a años luz" de la sociedad norteamericana, aquí cada vez es más consumido debido a la expansión de su uso médico, según los expertos.
El uso médico ha provocado que desde 2018 el número de personas de entre 15 y 64 años que lo haya tomado ha pasado del 0,3% al 2,2% de la población en 2022, según cálculos de la última encuesta sobre alcohol y drogas en España (EDADES) publicada por el Ministerio de Sanidad. Ese incremento también ha provocado que, en casos puntuales, algunos de los pacientes hayan generado una dependencia con el opioide. Situación que le ocurrió a Rafa.
Durante los cuatro meses que estuvo siendo "adicto" a este fármaco que se utiliza para el tratamiento de dolores extremos, Rafa tenía que ponerse un parche que contenía fentanilo cada 72 horas. "Estaba ante un dolor muy extremo y eso me condicionaba. Las primeras 48 horas experimentaba una curva de felicidad brutal, pero a partir de ahí, empezaba a deprimirme, notaba como que me faltaba algo y me desesperaba. Entonces me lo volvía a poner y entraba de nuevo en el bucle de felicidad y depresión. Al principio, aguantaba las 72 horas, pero luego no y me lo ponía cada dos días porque tenía dependencia", recuerda Rafa.
"La morfina comparada era agüita para mí"
Al mes y medio de comenzar con el agresivo tratamiento, Rafa tuvo que ser ingresado en un hospital. "Estaba tan mal del dolor que no podía más y me ingresan. Al llegar me pusieron una bomba de morfina y me quitaron el fentanilo. El bajón lo noté a lo bestia. La morfina comparada con el tratamiento que yo llevaba era agüita, no me hacía nada", compara en base a su experiencia Rafa.
Con el paso de las semanas, y al terminar la radioterapia, Rafa fue reduciendo poco a poco la cantidad de fentanilo que utilizaba. "Fui poco a poco, pero me costaba un montón", comenta. El proceso no fue fácil. "Cuando me quité el último parche me deprimí y entré en una depresión muy grande. Estaba metido todo el rato en la cama, no tenía ganas de nada y me impactó de lleno en mi vida. Había generado una dependencia psicológica porque lo necesitaba para hacer mi vida", explica. Gracias a la ayuda de los parches podía llevar a su hija a la guardería o salir a la calle mientras convivía con el dolor del tratamiento. Pero al mismo tiempo, los efectos secundarios, le hicieron entrar en una espiral de adicción de la que costó salir.
"Con la ayuda de mi familia, de amigos, médicos y mi psicóloga conseguí quitármelo, pero lo pasé fatal. Me costó muchísimo", dice al otro lado del teléfono Rafa, que reconoce que explica su experiencia con videos en YouTube e Instagram para concienciar y demostrar a alguien que haya pasado por lo mismo que se puede superar.
Excluyendo las médicas, no hay intoxicaciones de otro tipo en los CAID
Sin embargo, su adicción no tiene nada que ver con las que se han visto en Estados Unidos en las últimas semanas y que han alarmado a la opinión pública al hacerse eco muchísimos medios de comunicación.
"En 30 años que lleva el centro abierto, hemos tenido un caso de adicción al fentanilo que no haya sido por su uso médico", explican los trabajadores del Centro de Atención Integral a Drogodependientes (CAID) de San Blas, Madrid, ubicado en uno de los barrios más castigados por la epidemia de la heroína en la década de los ochenta y principio de los noventa.
Las prestaciones que da el fentanilo en España son a través de comprimidos o parches. "Te calma el dolor inmediatamente. Pero el efecto pasa rápido y ese es el problema. Cada fármaco, cada droga que utilicemos, que tenga una acción rápida y que no se prolongue en el tiempo su alivio, tiene más posibilidades de causar una adicción. Esto es un poco la base de lo que tenemos desde el punto de vista farmacológico en España", explica el presidente de Socidrogalcohol y médico en la Comunidad Valenciana, Francisco Pascual.
Para controlar la venta de este fármaco, el ministerio de Sanidad ha desarrollado un estricto plan que monitoriza las dosis que están en el mercado farmacéutico de manera conjunta por el ministerio con el Plan Nacional de Droga y por todas las comunidades autónomas a través de exigentes sistemas informáticos.
Epidemia de salud pública en EE.UU. por otros usos
"La diferencia que puede haber entre EE.UU. y España tiene una explicación muy sencilla: sanidad pública universal. En Estados Unidos el problema es que no la hay, hay seguros privados. Uno va con su dinero a ver al médico, le paga la consulta, luego paga la receta y mientras tengas un poder adquisitivo elevado puedes sacar todas las que quieras", contextualiza Pascual. "Cuando tú no tienes un poder adquisitivo. Acudes al mercado negro porque como no hay control allí no es un fármaco que cueste demasiado conseguirlo o de fabricar en negro porque químicamente no es muy complejo", añade.
Según un informe de la universidad de UCLA, la proporción de muertes por sobredosis de fentanilo combinado con estimulantes en Estados Unidos aumentó más de 50 veces entre 2010 y 2021, al pasar del 0,6% de los fallecimientos al 32,3%. Además, los fallecimientos por esta mezcla han saltado en ese periodo de 235 muertes a 34.429 en poco más de una década.
En ciudades como Nueva York, más del 80% de las muertes por sobredosis se deben a este opioide, según datos del área de salud neoyorquina.
Es por ello que los expertos en España piden no alarmar con esta situación en nuestro país. La realidad entre ambos países es completamente diferente. "Hay recursos suficientes para controlar este tipo de adicción. Estamos a años luz de lo que está pasando en Estados Unidos, pero no hay que bajar las alertas. Lógicamente, siempre hay que estar ojo avizor con estas cosas", finaliza Pascual.