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Cristina García Rodero: "El fotógrafo tiene que ser desobediente"

  • El documental La mirada oculta sigue los pasos de la autora en su trabajo incansable

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Un documental muestra el trabajo de la fotógrafa Cristina García Rodero

La fotógrafa Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) atesora un mantra como brújula de sus pasos profesionales, que deja entrever fogonazos de su temperamento más allá de lo tenaz: "La verdadera vocación es la obra que dejas", repite en el documental Cristina García Rodero: la mirada oculta, de la directora Carlota Nelson, que se estrena este 1 de diciembre tras su presentación mundial en la Seminci.

La cámara sigue a Rodero, de 74 años, en plena ebullición creativa donde se desmenuza una pasión contagiosa y extenuante. "La fotografía va con mi personalidad: conocer el mundo, la curiosidad, amor y libertad", dispara inmune a la fatiga.

Autodidacta, la aclamada fotógrafa lleva en la brecha 50 años y sigue autofinanciando sus proyectos a largo plazo y militando en la feroz independencia. "Hay que observar con la mirada limpia y dejarse sorprender", dice en un recorrido salpicado de reflexiones sobre la simbiosis entre la vida y el arte.

'Cristina García Rodero: La mirada oculta', estreno 1 dic.

La película ofrece el privilegio de ver por primera vez cómo enfoca su labor concienzuda sobre el terreno, en lo que plantea como "un combate físico y psicológico en el que hay que luchar".

Su figura menuda se pierde entre la multitud de una celebración en la India, "he vivido varias avalanchas y odio la masa pero siempre acabo metida. Me echan y vuelvo a aparecer en cada esquina", entre nazarenos en procesiones por toda España o a punto de ser derribada por un caballo en la brutalidad visual de la Rapa das bestas gallega.

"Yo siempre digo que las protagonistas son mis fotografías, si pudiera desaparecería. Necesito estar muy cerca, ver cómo lloran cómo sonríen cómo suspiran. Yo nunca me pierdo porque mareo la perdiz hasta la extenuación", señala la primera española en formar parte de la prestigiosa Agencia Magnum en 2005 y Premio Nacional de Fotografía (1996) en una cadena de máximos reconocimientos.

La directora pone en valor el compromiso firme de la artista por completar sus fotoreportajes aunque su "amor verdadero" es el retrato. “Ha condicionado el enfoque de los rodajes, literalmente forzándonos a seguir con la lengua fuera a un portento de la naturaleza que doblaba la edad media del equipo de rodaje”, dice Nelson.

Imagen de 'Cristina García Rodero: La mirada oculta'.
Imagen de 'Cristina García Rodero: La mirada oculta'.

Imagen de 'Cristina García Rodero: La mirada oculta'. Wanda Films.

La celebración de la vida y sus ritos

Este contrapeso entre imagen y narrativa, lanzó a Rodero recorrer los pueblos de España en los 70 para documentar fiestas paganas y religiosas en un fervor por mostrar "la celebración de la vida y sus ritos", enhebrado al alma humana y la dignidad en sus gestos.

El formidable esfuerzo cristalizó en el libro fotográfico España oculta (que será reeditado en 2024, más una exposición itinerante) cuyos recuerdos vertebran el documental, en el que confiesa la sensación de rara avis como autora joven en un país en blanco y negro. "En 1973 pocas mujeres tenían una vida profesional. Yo he pagado el precio de ir sola y la falta de medios", rememora.

"Al principio iba de autobús en autobús, cuando me compré un coche se me triplicó el trabajo. Antes no había internet y me pasaba la mañana llamando por teléfono. Llegaba a pueblos perdidos en los que nunca habían visto a un reportero", añade sobre la dureza ambiental.

Imagen de Cristina García Rodero

Ambiciosa, detallista, humilde, "cada exposición me parece un milagro. Una siente la convicción de que es buena pero no la mejor", y con un punto coqueto. Cristina García Rodero despacha instrucciones precisas a sus colaboradores mientras repasa una agenda inabarcable de viajes por el globo. Afloran las contradicciones en la elección de batallas y la consciencia del tempus fugit.

"Me gustaría bajar el ritmo y disfrutar más de la familia y de los amigos, pero el trabajo exige mucho. Mi madre lo pasaba muy mal, me gastaba mucho dinero en tener a mi madre tranquila, mis hermanos me dicen que tengo un ángel de la guarda. Sé que por mi edad tengo ya que elegir en qué gasto el tiempo", piensa la autora a la que el estrés le provocó una dolencia crónica en la vista.

García Rodero es piedra angular de la fotografía fundacional española y se sabe espejo para las nuevas generaciones, "muchas personas me dicen que se hicieron fotógrafos por España oculta". Sus consejos son oro puro y podrían resumirse en la reivindicación inquebrantable de la autoría, pese a las consecuencias o, precisamente, por ellas.

"El fotógrafo tiene que ser desobediente, seré mala ciudadana pero seré buena fotógrafa. Hay que arriesgar. Todos tenemos una parte creativa, unos la hacen realidad y otros no".

¿Te defines como artista o cómo fotógrafa? Le preguntan. "Me considero creadora porque vengo de la pintura (es licenciada en Bellas Artes, académica y reverencia al pintor Antonio López). Lo importante es la obra que dejas", remacha en un mensaje indeleble plasmado en imágenes.