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Muere Sandra Day O'Connor, la primera jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos

  • O'Connor ha fallecido en Phoenix, Arizona, "por complicaciones relacionadas con la demencia avanzada"
  • Ha sido considerada como una de las mujeres más poderosas y un icono en la conquista de los derechos de la mujer

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Imagen de archivo de la jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Sandra Day O'Connor
Imagen de archivo de la jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Sandra Day O'Connor

La exjueza de la Corte Suprema de Estados Unidos Sandra Day O'Connor, la primera mujer en ocupar el cargo de magistrada en el Tribunal Supremo, ha fallecido este viernes a los 93 años, según ha informado el órgano en un comunicado.

O'Connor ha muerto en Phoenix, Arizona, "por complicaciones relacionadas con demencia avanzada, probablemente alzheimer, y una enfermedad respiratoria", ha apuntado el Supremo.

Tras graduare en 1942, O'Connor se enfrentó a la realidad de un mundo profesional hostil: según contó a NPR, se presentó en unos 40 bufetes de abogados, que la rechazaron porque "no contrataban mujeres".

Después de pasar un tiempo como secretaria, la exmagistrada decidió escribir personalmente a la oficina del fiscal general del condado de San Mateo, en California, para pedirle trabajo, aunque fuera sin sueldo, según narra la página web del Supremo.

Finalmente, el fiscal le ofreció un puesto y allí comenzó su carrera legal que, tras una pausa de varios años para dedicarse a sus tres hijos, la llevó por diferentes cargos tanto en el poder judicial como en el legislativo.

Del Senado de Arizona al Tribunal Supremo

A finales de los 60, fue legisladora en el Senado estatal de Arizona por el Partido Republicano y en 1972 se convirtió en la primera mujer en la historia del país en presidir la Cámara Alta de un estado. En este cargo, promovió leyes para garantizar la igualdad de derechos laborales y de propiedad de las mujeres.

De ahí paso a ser jueza de la Corte de Apelaciones de Arizona y en 1981 fue nominada por Reagan al Supremo, quien había prometido en campaña colocar a la primera mujer en el máximo tribunal de EE.UU.

O'Connor permaneció en el cargo hasta 2006, tras haber participado en importantes casos y redactado decenas de opiniones, entre ellos el fallo que dio la Presidencia al republicano George Bush en el 2000 al desestimar el recuento de votos que pedía el candidato demócrata Al Gore.

Su paso por el Tribunal también trajo cambios físicos al edificio: como el primer baño para mujeres o el cambio de nombre para el comedor usado por las parejas de los jueces, que antes era el "comedor para damas".

Ante un tribunal dividido ideológicamente, su independencia (aunque desde una postura conservadora moderada) hizo que su voto fuera fundamental en importantes litigios y que fuera considerada como una de las mujeres más poderosas de su época.

Icono en la conquista de los derechos de la mujer

Fue un icono en la conquista de los derechos de la mujer y la pionera en un Tribunal Supremo compuesto por nueve jueces, que en total ha visto a solo seis féminas en toda la historia de Estados Unidos.

Tras su retiro del Supremo el 31 de enero de 2006, la jueza O'Connor siguió activa como defensora de la independencia judicial y el Estado de Derecho en todo el mundo.

Durante esos años, centró su trabajo en la organización que ella mismo creó, iCivics, para promover el conocimiento y el compromiso cívico, especialmente para que todos los ciudadanos estadounidenses comprendan la Constitución.

Retirada y galardonada por Obama

Decidió retirarse del puesto en 2006, para cuidar de su esposo que padeció alzhéimer, y fue reemplazada por el actual magistrado Samuel Alito.

Sin embargo, se mantuvo activa en política, principalmente a través de su fundación iCivics, para promover el conocimiento para que todos los ciudadanos estadounidenses comprendan la Constitución.

La jueza fue nombrada miembro de la Corte por el presidente republicano Ronald Reagan y sirvió desde 1981 hasta 2006.

Se retiró en 2018 tras conocer que sufría demencia

Todo ello hasta octubre de 2018, cuando anunció que tenía demencia y decidió abandonar la vida pública.

En reconocimiento a los logros de su vida, el presidente Barack Obama otorgó a la jueza O'Connor el honor civil más alto del país, la Medalla Presidencial de la Libertad, el 12 de agosto de 2009.

Graduada en Derecho por la Universidad de Stanford, algunas de sus decisiones más sonadas fueron su voto en el caso Planned Parenthood v. Casey, una opinión de 1992 que reafirmó el derecho de la mujer al aborto.

En una sentencia del tribunal en 2004 contra la política de detenidos de la administración de George W. Bush tras el 11 de septiembre, en la que opinó que "un estado de guerra no es un cheque en blanco"