Mujeres calvas: "Un hombre no sufre la discriminación de la sociedad ni el rechazo por su imagen al perder el pelo"
- Más de 30% de las mujeres sufre algún tipo de alopecia a lo largo de su vida
- El impacto psicológico de la pérdida de cabello conlleva ansiedad, depresión y aislamiento
- En Objetivo Igualdad, este domingo a las 14.25h en Canal24h
A Dora Gálvez la llamaban la "pelirroja" por su melena abundante, rizada y de color cobrizo. Pero un día, tras sufrir un episodio de estrés, empezó a caérsele el pelo a mechones. Por fin, tras un largo peregrinar por diferentes médicos, a Dora le diagnosticaron una enfermedad autoinmune que le provocaba la pérdida de cabello. "Ocurre todo en mi peluquería de costumbre. Yo tenía un pelo rizado, inmenso, pelirrojo, súper escandaloso. Mi peluquera me comenta que tengo unas calvitas. Esas calvas empiezan a extenderse cada vez más. Yo estaba pasando una situación difícil. Me vine del sur al norte, había cambiado de ciudad. Había hecho un cambio en mi vida muy grande. El estrés desencadenó que perdiera el pelo. Tenía alopecia areata universal. No había medicamento concreto. No había estudios para la mujer en alopecia.", cuenta Gálvez.
“El estrés desencadenó mi pérdida de pelo “
"Tenía bastante pérdida de cabello pero no me había dado cuenta. Simplemente, un día en la peluquería me comentaron que por detrás tenía una clapa. En ese momento, tenía 33 años. Me quedé muy sorprendida porque no sabía a qué era debido. Me asusté bastante, la verdad", dice Montse Fernández, que también sufre alopecia. Así mismo, para Conchi Botillo, presidenta la Asociación Alopecia de Madrid, quedarse calva muy joven fue una experiencia tramaútica. "Empecé con calvitas, con pequeñas plaquitas. Mis padres se asustaron mucho. Hasta que tomé la decisión de raparme. Yo lo tenía meditado. Me había comprado una peluca para hacer la transición. Para mí, fue un paso muy difícil. Luego, tienes que aceptar tu nueva imagen. De repente, te ves en el espejo totalmente calva. Claro, esa imagen no eres tú, no te reconoces, pierdes tu dentidad", explica Botillo.
“Raparme fue una decisión difícil porque tuve que aceptar mi nueva imagen “
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Machismo y discriminación
La alopecia androgénica afecta a 9 de cada 10 hombres. También a un 15% de mujeres jóvenes y un 40% a partir de la menopausia. Sin embargo, según nos cuentan las entrevistadas por Objetivo Igualdad, para las mujeres es una situación más problemática. "Los comentarios sexistas que he escuchado por ser una mujer calva han sido muchos y lo siguen siendo. Me decían: machorra, lesbiana. Simplemente, por ser una mujer calva te asignan un rol. También me han hecho comentarios como: ¿Y tu marido te acepta estando calva? o incluso que si no me ponía peluca, no salían conmigo a la calle", asegura Gálvez.
“Me han dicho que si no me ponía peluca, no salían conmigo a la calle “
Por su parte, Conchi Botillo destaca que mucha gente la confunde con una enferma de cáncer. "Comentarios los he escuchado de todo tipo. Desde estar comprando en el mercado, y acercárseme una mujer, poner el brazo en el hombro y decir: "Tranquila, guerrera, que tú puedes, que lo vas a conseguir, que lo vas a superar..."; hasta comentarios de mi propia doctora, mi propia médica de cabecera preguntarme en la consulta: "¿Por qué vas sin peluca? Me estás diciendo que lo pasas mal. ¿Por qué no te pones una peluca?". O te dicen: "Qué look llevas más molón. Te has rapado, qué moderna...". Cuando ya lo explicas a la gente y les dices que no tienes cáncer pero no te has rapado porque te apetezca, te dicen 'ah, no pasa nada, hay pelucas muy monas, hay gorritos muy monos'", cuenta Botillo.
“La gente se cree que tengo cáncer y me anima para superarlo. “
El rechazo social, la falta de empatía, el castigo por no cumplir con un canon de belleza femenina son factores que afectan a las mujeres que padecen alopecia y, en muchas caso, les crean cuadros de depresión y ansiedad. Dora Gálvez reconoce que ha tenido un gran sufrimiento mental y tuvo que ir al psicólogo. El día a día no era fácil para ella. "El comentario más brutal que yo he escuchado, que fue el que a mí me tumbó y me hizo pensar mucho y me dio mucho miedo, fue el que me hizo una señora que me encontré por la calle: "¿Qué te pasa?". Respondí que me estaba quedando calva, porque ya tenía muy poco pelo. Me dijo que si no me daba vergüenza, que mi hija tenía cuatro meses en ese momento, y que cuando creciera iba a sufrir un trauma. ¿Qué clase de madre era? Yo llegué a mi casa, horrorizada. Cerré la puerta y dije: no salgo nunca más a la calle”, confiesa Gálvez.
“Una señora me preguntó si no me daba vergüenza y me dijo que iba a traumatizar a mi hija“
Te presionan para que te tapes
El hecho de no cumplir con el estereotipo de belleza les genera problemas a las mujeres con alopecia. "La sociedad te ha marcado un canon que no estás cumpliendo. Yo conozco a muchas mujeres que llevan 30 años detrás de una peluca y ni su marido ni sus hijos ni sus padres ni la vecina de enfrente lo saben. Lo tienen super tapado", afirma Dora Gálvez. "Un hombre calvo sale a la calle y nadie le mira. No recibe comentarios, no le dejan el asiento en el metro porque se piensan que tiene cáncer, pero una mujer calva sí. Te encuentras con eso. Un hombre calvo tiene que asumir esa pérdida de cabello, pero no tiene que afrontar el día a día con la sociedad", explica Botillo.
“Un hombre calvo sale a la calle y nadie le mira“
La autoaceptación es un largo camino que cuesta recorrer, reconocen nuestras entrevistadas. "Yo lo que hice cuando no tenía cejas fue delineármelas. Hacerme el tatuaje en las cejas para ver más mi cara. Pero cuesta mucho aceptarse", dice Montse Fernández. "La verdad es que es duro porque te sientes menos femenina y también te sientes más mayor porque siempre asocias la pérdida del pelo a hacerte más mayor. En mi caso, que es bastante extremo porque he perdido el pelo del cuerpo, de las cejas, he perdido un poco mi identidad", cuenta Botillo.
“Es duro porque te sientes menos femenina, más mayor“
La presión para que una mujer calva se ponga una peluca o un gorro y oculte su problema de alopecia es muy intensa. "Me pasó este verano, estaba en un camping con mi hija. Tras salir de la ducha y colocar mis cosas, una mamá cogió todo corriendo y como si tuviéramos la peste se fue al otro extremo. Te preguntan todo el tiempo si tienes cáncer. Todo el mundo te dice: estás calva, calva, calva. La palabra estrella en mi vida ha sido: tápate", reconoce Gálvez.
“La palabra estrella es mi vida ha sido: tápate“
Conchi coincide con Gálvez en su opinión de que una mujer calva está mal vista socialmente. "Sí, hay una presión sobre las mujeres para que nos tapemos. La sociedad no está acostumbrada a ver este tipo de imagen femenina. Hay rechazo. Pero, ¿por qué? Estar así no ha sido mi elección".
“Estar calva no ha sido una elección mía. No entiendo el rechazo“
Dora Gálvez es autora del libro Las calvas existimos", que ha escrito para compartir su experiencia y para denunciar el sexismo que ha sufrido. "Al final, me di cuenta de que yo estaba haciendo feliz a la gente porque yo ya estaba tapada, el monstruo ya estaba tapado. Aunque yo me sentía totalmente infeliz. Me sentía anulada. A raíz del comentario de esa mujer, yo no dejaba que mi hija me tocara la cabeza. Tenía muy poco pelo, mechones así colgando y no quería que me tocara mi hija la cabeza porque sentía asco, sentía odio hacia mí misma. Un día, mi hija se me agarró a la cabeza. Creía que me iba a rechazar pero comenzó a reir, a gritar, a chillar de alegría. En ese momento, me iluminó algo por dentro y todo cambió", dice con una sonrisa.