Paco Roca y Rodrigo Terrasa: "En España hay fosas comunes debajo de autopistas, supermercados..."
- El dibujante y el periodista publican El abismo del olvido
- Más noticias sobre cómic en El Cómic en RTVE.es
En 2011 Josefa (Pepica) Zelda consiguió la última subvención económica que concedió el ejecutivo de Zapatero para financiar las exhumaciones de las víctimas de la guerra civil, de acuerdo con la Ley de Memoria Histórica de 2007. Y en 2103 logró (no sin dificultades) cumplir su sueño de recuperar los restos de su padre, un campesino fusilado en Paterna (Valencia) el 14 de septiembre de 1940 (junto a otros 38 vecinos), para que reposaran junto a los de su madre.
Una historia que siguió muy de cerca el periodista Rodrigo Terrasa (Valencia, 1978) y que ahora lleva al cómic junto a Paco Roca (Valencia,1969), en El abismo del olvido (Astiberri), que sale a la venta este 5 de diciembre.
“El cómic se basa en la historia de Pepica -nos cuenta Rodrigo-, que entonces tenía 81 años y que inició una batalla, prácticamente conta todo y contra todos, para exhumar los restos de su padre, de los que decía que estaban en un punto exacto del cementerio de Paterna, dentro de un ataúd. Mucha gente se rió de ella, otros familiares de víctimas que reposaban en la misma fosa no querían que se reabriera…”.
“Pero Pepica consiguió la ayuda de un equipo de arqueólogos -añade el periodista-, que abrieron la fosa y descubrieron cosas realmente curiosas, como que los cuerpos habían sido enterrados a muy poca profundidad y dentro de ataúdes (algo que no se hacía en las fosas comunes). Además encontraron unas botellitas de farmacia escondidas entre los cadáveres, que contenían unos papelitos donde se podía leer el nombre de los fusilados, entre ellos el del padre de Pepica”.
“Así -continúa Rodrigo-, descubrí a otro de los personajes fundamentales de esta historia, Leoncio Badía, el enterrador que había colaborado con las familias de las víctimas y había colocado estas botellitas que ayudaron a identificar los cuerpos. También había ayudado a las familias a recuperar objetos personales de los fusilados e incluso el mechón de pelo del padre de Pepica, que esta guardó durante más de 70 años con la esperanza de que le ayudará a identificar el cuerpo de su padre”.
“Fueron condenados al olvido”
Para desarrollar esta fabulosa historia y darle otro punto de vista, Rodrigo contactó con Paco Roca, que siempre ha estado muy interesado en la memoria histórica. “Hay una frase que se repite en el libro: “El olvido es la muerte” -nos cuenta el dibujante- Y es un tema que ya he tratado en obras como La casa o Regreso al Edén. En esas obras ya mostraba cómo recordamos a nuestros seres queridos a través de esos objetos materiales que nos han dejado, como la foto de Regreso al Edén. Mientras los recordamos ellos viven”.
“En la historia de Pepica creo que se cumplen dos requisitos fundamentales -asegura el dibujante-. Primero la parte biológica de que mientras haya herederos directos se puede rastrear el pasado. Pero también sirve como metáfora de ese olvido al que fueron condenados los fusilados por la represión franquista. No solo se los eliminó por el tema ideológico, sino también para acabar con todo lo que había supuesto la República”.
“Se enterró su memoria -añade Paco-. Se negó su existencia. Las viudas ni siquiera pudieron llorarlos porque fue como si no hubiesen existido nunca. Hasta décadas después sus familias ni siquiera pudieron poner lápidas en esas fosas comunes. Y algunos hijos de esos fusilados seguían teniendo ese mandato de “no os olvidéis de mí”, de que he sido ejecutado injustamente y que algún día me sacaréis de aquí”.
“Y como sociedad también se nos ha obligado a olvidarlos -concluye el dibujante-. Durante 40 años se les negó la memoria. Y en estos 46 años que llevamos de democracia, ha seguido pasando un poco lo mismo, seguimos oyendo voces que nos dicen que no tenemos que mirar para atrás, que no recordemos porque solo sirve para para abrir heridas… Todo eso es lo que significa al final esa frase de “El olvido es la muerte”.
"Pepica no ha podido volver a llorar"
Contaba Pepica en una entrevista de 2013 que cuando se despidió de su padre en la cárcel tenía 8 años y que su tía le pidió por favor que no llorase delante de él (a su madre la encarcelaron y ni siquiera pudo despedirse). “Pepica siempre cuenta que hizo tal esfuerzo para aguantarse las lágrimas que nunca más ha vuelto a poder llorar desde entonces -nos cuenta Rodrigo-. Es una persona como muy estoica. Te cuenta una historia terrible e increíblemente emocionante con una frialdad absoluta”.
“Ahora tiene 91 años y las últimas veces que he hablado con ella tiene la sensación de misión cumplida -añade el periodista-. Porque durante años ha vivido con el mandato de su padre en la cabeza de sacadme de aquí y hacer saber que fue inocente de todo lo que se le acusó. Y ahora tiene como un orgullo muy bestia de: “Me prometí que lo sacaría de aquí y lo he cumplido”.
Junto a Pepica destacamos al personaje de Leoncio un republicano al que conmutaron la pena de muerte por el trabajo de enterrar a los suyos. “Es como esos personajes derrotados que conserva la dignidad y nunca deja de luhar que tanto me gustan y que he usado en títulos como El invierno del dibujante o Arrugas, cuyo protagonista sabe lo que le vienen encima pero nunca se rinde. Leoncio es un personaje real que fue maestro y al que apasionaba la astronomía, la filosofía… por eso puedo poner en su boca reflexiones profundas que resultarían inverosímiles en otros como el de Pepica”.
“Lo que sacamos de hablar con los familiares supervivientes lo convertían en un personaje idealizado -añade el dibujante- Y hemos querido humanizarlo, llevarlo al suelo también con sus fallos. Pero realmente fue un héroe que antepuso el bienestar de las viudas, por ejemplo, al peligro que podía correr tanto él como su familia por ayudarlas. Y es el contrapunto ideal a Pepica, porque es un personaje muy emotivo en todo momento”.
"La vistieron de viuda para comunicarla que iban a matar a su marido"
Las viudas e hijos de esos fusilados también juegan un papel fundamental en el cómic, como nos comenta Rodrigo: “Las viudas, las hijas, las hermanas de esos fusilados… juegan un papel fundamental que es el de guardianas de la memoria, de la dignidad de los muertos. Y hubo casos de una crueldad brutal. Por ejemplo, a la mujer de José Celda, la madre de Pepica, la metieron en la cárcel y el día antes de que lo fusilaran la vistieron de viuda, para comunicarle que lo iban a fusilar. Y tres meses después de fusilarlo la mandaron una carta en la que lo indultaban”.
“Hubo otra madre a la que le dieron una paliza y le raparon la cabeza... No solo tuvieron que ver cómo fusilaban a los suyos, sino que también fueron humilladas. Todos los episodios que recreamos en el cómic están basados en testimonios reales y demuestran una crueldad brutal y el infierno por el que debieron pasar todas estas personas”.
“Por eso destaco esa victoria simbólica de Pepica ochenta años después: “Perdimos la guerra, fusilaron a nuestra familia, nos humillaron… Pero porlo menos déjame que tenga los restos de mi padre donde a mí me de la gana. Se siente épica porque es una mínima victoria dentro de tantísimas derrotas” -concluye el guionista-.
“Hay una parte de España que se avergüenza y quiere taparlo”
Como se nos recuerda en el cómic, tras la I y II Guerras Mundiales se abrieron las fosas comunes en toda Europa y se devolvió a los caídos a sus familias, menos en España. “Yo creo que hay una parte de España que se avergüenza de aquello y que prefiere extender una capa de olvido por encima -afirma Rodrigo-. Y hay otra pequeña parte de la población, que espero que sea muy minoritaria, pero que se está haciendo notar por el actual auge de la extrema derecha, que piensa que no ganaron la guerra para tener que soportar ahora determinadas cosas. Por eso, cada vez que hay un acuerdo de gobierno de derechas, las primeras medidas que se toman son respecto a la mejoría”.
“El mejor ejemplo -añade el periodista-, lo tenemos en la propia Comunidad Valenciana, de donde somos nosotros. Con este acuerdo de gobierno entre el PP y VOX, se acaba con las leyes de memoria histórica porque consideran que atentan contra la reconciliación entre españoles, lo que es una aberración absoluta del lenguaje y de la historia. Porque… ¿cómo va a atentar contra la reconciliación que una persona como Pepica recupere los huesos de su padre? Es absurdo”.
“Lo que me da pena -continúa- es que tengo la sensación de que ha habido una victoria de ese tipo de discurso de negar la realidad, negar la propia historia y retorcer las palabras hasta que se considera que exhumar una fosa es atentar contra la reconciliación, reabrir heridas o remover el pasado. Estas cosas que se dicen y con las que han conseguido, como mínimo, la indiferencia de la sociedad”.
“Probablemente nadie se niegue a que Pepica recupere los huesos de su padre -asegura el guionista-, pero tampoco existe un compromiso ni una presión social. Nadie sale a la calle para para exigir que España deje de tener miles y miles de fosas repartidas por todo el territorio español y miles y miles de cuerpos por localizar. Y eso es una aberración absoluta. Pero ha calado ese mensaje de que esto es mejor esconderlo debajo de la alfombra de nuestra historia y de que no se hable de ello. Y eso si es triste”
“Creo -concluye el periodista-, que ahora mismo hay una polarización muy bestia de la sociedad y hay temas de la actualidad política que me recuerdan peligrosamente a aquello. Esa sensación de que el otro ya no es que sea alguien que piensa diferente a ti, sino que es el enemigo. Hay una polarización, ya no ideológica, sino moral. O sea, nosotros somos los buenos y ellos los malos y no tienen ni siquiera el derecho a existir. Hay gente que no concibe la existencia del otro. Todavía quedan residuos de todo eso en la sociedad española actual”.
Paco Roca está de acuerdo con Rodrigo: “Si, hay un sector político que no se siente cómodo con su pasado y no quiere que se hable de él. Creo que el primero que dijo esto fue Fraga, ¿no? Que decía que había que mirar hacia adelante y olvidar el pasado. Algo relacionado con lo que decía Franco durante la dictadura: que los españoles no estábamos preparados para para la democracia, que era mejor tener un gobierno totalitario porque éramos cainitas”.
“Pero cuando sales de España te das cuenta de que mirar atrás es algo común en todas las sociedades -afirma el dibujante-. Sobre todo las sociedades que han tenido un pasado reciente traumático, como Portugal, Francia, Italia, Alemania, Chile, Argentina, Estados Unidos…. Siempre hay una mirada atrás y una reflexión sobre las cosas que se hicieron bien o mal”
“Creo que es la única manera de cerrar heridas -añade Paco-. De dejar hablar a una parte muy importante de la sociedad española que no pudo hablar en su momento, durante 40 años de dictadura. En el cómic hemos intentado eliminar la política que siempre envuelve a todos los temas de memoria. Porque si quitas la política te das cuenta de que solo es un problema humano. Esa necesidad de los familiares de desenterrar a sus muertos para que tengan un entierro digno poder despedirse de ellos debidamente. Algo que se hace desde casi los albores de la humanidad y que recordamos en el cómic poniendo como ejemplo La Ilíada de Homero, donde contaba que se castigaba a los enemigos impidiendo que pudieran despedirse de sus muertos porque eso causaba una herida muy difícil de cerrar”
“La herida de esas familias a las que han asesinado a algún ser querido -continúa el dibujante-. Saben que está muerto, pero no encuentran el cuerpo. Y hasta que no lo encuentran no descansan. También Lo vimos en la pandemia con el drama de esas familias que no pudieron despedirse de sus seres queridos. Por eso en el cómic nos centramos en el lado humano, más que en el tema político”.
Los fusilados tras la guerra
El comic rescata a esos fusilados en los años posteriores a la guerra (como el padre de Pepica), prácticamente a dedo. “Dentro del tema del olvido creo que esto es la máxima expresión -Afirma Rodrigo-, porque, aunque conocía esos hechos, ni siquiera yo era consciente de la cantidad de víctimas que fueron fusiladas acabada la guerra y en lo que Franco llamaba “tiempos de paz”. Hay unas lagunas muy bestias en la historia de este país que de las que nadie habla”
“Hay gente que mete estos fusilamientos en el mismo saco que los de la Guerra Civil -añade Paco Roca-. Ambos bandos hicieron muchas cosas durante el conflicto, pero estos crímenes entrarían dentro de la represión durante la dictadura, con la guerra acabada hace más de un año”
“A mí me impactó mucho visitar la zona de Paterna donde fusilaron a más de 2000 personas -confiesa Rodrigo-. Todavía se ven los impactos de las balas en el muro. En cualquier otro país habría un memorial, algún tipo de reconocimiento. Pero es un descampado en el que solo hay restos de botellones. Es como el triunfo absoluto de esta política del olvido”.
“Hay fosas comunes debajo de supermercados y autopistas”
Rodrigo Terrasa asegura que no podrían haber realizado este cómic sin los testimonios de familiares de las víctimas. “Han sido muy generosos. Al principio les dio como un poco de miedo pensar que ibas a contar su historia en un cómic, pero cuando les decías que lo iba a dibujar Paco Roca se relajaban. Y ha sido realmente gratificante ver su reacción al ver los primeros bocetos, las primeras imágenes. Había algunos realmente emocionados”.
“Ahí es cuando tienes la sensación de que tu trabajo ha servido -añade el periodista-.
El resto de la documentación no ha sido nada fácil: “No hay imágenes o, por lo menos, yo no tengo ningún recuerdo visual de las fosas comunes en este país o de la represión franquista, porque de eso no se ha escrito, no se ha hablado, no se ha grabado nada. No teníamos ni idea de cómo eran esas fosas comunes. Por eso para nosotros era muy importante explicar el contexto histórico en el que sucedió todo esto y del que no hay casi registros. Al principio fue muy desesperante pero luego nos dimos cuenta de que, justo por eso, teníamos que contarlo”
“Por ejemplo -añade-. Intentar averiguar cuántos cuerpos quedan por exhumar, cuántos están por localizar, cuántos murieron en la represión de un bando y del otro, cuántos durante la guerra, dónde están, quiénes eran… Hemos hablado con muchos historiadores, con arqueólogos, con forenses, con políticos… Por eso insisto en que somos víctimas del olvido”,
“En España hay miles y miles de fosas comunes -añade el periodista- Una de las cosas que más me impactó durante la documentación es que uno de los investigadores nos dijo: “No os imagináis la de fosas que puede haber en este país debajo de autopistas, de restaurantes, de centros comerciales…” Es algo que jamás me había planteado”.
“Lo más difícil ha sido la parte emocional”
En cuanto a Paco Roca, nos confiesa que: “la documentación para esta época iba unida a la de otros trabajos míos anteriores como Regreso al Edén. En ese aspecto de lo cotidiano tenía bastantes cosas. Pero la dificultad ha estado en dibujar cosa de las que no teníamos datos. Por ejemplo, te das cuenta de que el enterrador no podía hacer ese trabajo él solo, sino que necesitaría un ayudante, así que lo creamos”.
“Pero más allá de todo ese trabajo, lo realmente difícil ha sido la parte emocional -confiesa Paco Roca-. Ya que tenía que dibujar los fusilamientos, cuando las viudas entran en el cementerio a buscar los cadáveres de sus maridos… es una historia con pocos momentos para la esperanza, más allá de esa pequeña victoria del final. También tienes que empatizar con los reclutas a los que obligaban a fusilar a los condenados… o qué guardan estos en los bolsillos en sus últimos momentos, como el caso de la mujer que llevaba el sonajero de su hijo”.
“Los familiares de los fusilados daban muchísimo valor a cualquier objeto que pudieran recuperar -añade Rodrigo-. Cuando hablas con ellos mencionan detalle del cinturón que llevaba su padre cuando lo fusilaron, del hueso de melocotón que escondía en el bolsillo, de la carta de despedida o de esas botellitas donde guardaron sus nombres. Esos objetos para ellos tienen una trascendencia muchísimo más bestia de lo que te puedas imaginar. Como ese mechón de pelo de su padre que Pepica guardó durante 70 años”.
Ante esta lucha contra el olvido, preguntamos a Paco Roca si deberíamos darnos prisa en recoger los testimonios de esta generación que está a punto de desaparecer: “Se está haciendo poco a poco, porque esa exhumación va más allá de dar los huesos a los familiares. También se recopilan testimonios y todo tipo de información. Como decimos en el libro, refiriéndonos a las tumbas egipcias, una vez que se abren también sale de ellas la memoria”.
En cuanto a sus proyectos, Paco Roca nos confiesa que: Estoy empezando una miniserie de Catwoman, para DC Comics, que está ambientada en la guerra civil española. Ya que fue una oportunidad ideal para el expolio de obras de arte y por eso Catwoman viajará a España en busca de esas riquezas. Serán cuatro números”.
A Rodrigo Terrasa tampoco le faltan proyectos: “Tengo otra idea para un nuevo cómic con Paco Roca. Además, hace una temporada tenía la impresión de que los periódicos se iban a la mierda y que el periodismo no tenía futuro, pero luego me he dado cuenta de que hay un montón de buenas historias que se pueden contar en muchos formatos diferentes, como el cómic. Porque el periodismo y la actualidad son una fábrica constante de historias alucinantes”.