'Outbreak', inmersión total y libertad de movimientos para una realidad virtual trepidante
- En la última experiencia de la compañía Zero Latency debemos abrirnos paso entre hordas de zombis
- Permite a ocho jugadores interactuar en una sala de 250 metros cuadrados
Outbreak es la nueva propuesta de Zero Latency, la multinacional australiana que ha llevado el concepto de VR free-roam (realidad virtual con libertad de movimiento) a más de 25 países. En esta ocasión, se trata de un shooter en el que los jugadores tienen que huir de un centro de investigación con la única vacuna que existe contra el virus que ha infectado al mundo y lo ha llenado de zombis, para evitar que caiga en manos de un ejército de mercenarios sin escrúpulos.
La experiencia se basa en los equipos de realidad virtual de tercera generación desarrollados por la compañía de Melbourne, que suponen un importante salto cualitativo con respecto a dispositivos anteriores, ya que únicamente es necesario portar un arma y un visor de realidad virtual, sin cables ni mochilas, lo que aligera considerablemente la experiencia hasta la práctica libertad total de movimientos, gracias también a la habitación diáfana de 250 metros cuadrados en la que los jugadores se mueven a sus anchas. El procesamiento se lleva a cabo en servidores externos, lo que, además de aportar la capacidad gráfica necesaria, ha permitido que los equipos se hayan simplificado al máximo.
El algoritmo del juego procesa la información que envían individualmente los visores y las armas, junto con la de los sensores externos de posicionamiento instalados en la habitación, y lo ordena todo con eficiencia, para que los jugadores no puedan chocar ni entre ellos ni contra las paredes, y haciendo posible que la experiencia virtual se desarrolle en toda su intensidad. El resultado es espectacular, ya que el jugador se introduce literalmente dentro del videojuego, caminando por lúgubres sótanos, oscuros pasillos y vertiginosas azoteas, subiendo a ascensores e incluso estrellándose con un helicóptero, mientras se defiende de oleadas de zombis y de mercenarios armados hasta los dientes que le atacan desde todos los ángulos.
El punto fuerte de la experiencia es precisamente este: su completa inmersividad, que se logra gracias al visor, capaz de alcanzar una resolución 5K y un campo de visión de 120 grados. Esta gran calidad de imagen, se une a la fluidez y profundidad de los gráficos, además de al sonido envolvente que aportan los auriculares integrados en el visor.
Según recalcan en Zero Latency, se trata del primer vídeojuego nativo que se ha desarrollado íntegramente para exprimir las posibilidades técnicas de la VR free-roam. "Outbreak es, de lejos, lo más evolucionado en términos de diseño y de comportamiento del sistema que hemos hecho hasta ahora", asegura a RTVE.es Alberto Marcos, director de desarrollo de la compañía en Europa, quien agrega que "esta experiencia se ha desarrollado de manera nativa para la generación 3 del hardware que estamos utilizando, lo que nos permite optimizar mucho el juego, tanto a nivel de resolución como a nivel de respuesta del sistema en términos de rapidez".
"Esta experiencia está hecha para impresionar", prosigue, y explica que "la magia de Zero Latency es que, más allá de la calidad de los gráficos, lo que persigue es que el cerebro del jugador reaccione a los estímulos, que no es tanto un problema de diseño y definición de gráficos, sino de rapidez de transmisión de los datos. Si tú mueves la mano en el mundo físico, necesitamos que tus ojos dentro del visor vean ese movimiento prácticamente en tiempo real, porque si hay un retraso en trasladar ese movimiento a la vista, el cerebro no se lo cree".
Como punto negativo, quizá los 30 minutos que dura la experiencia se puedan hacer un poco largos. Los zombis y mercenarios se cuentan por cientos, y el ritmo de la historia es trepidante, por lo que al final los brazos acaban pesando. También, quizá se eche en falta la respuesta háptica, especialmente del arma, más allá de los estímulos visuales, que en todo caso son increíblemente realistas.
CONCLUSIÓN
Outbreak es una experiencia de acción en la que viviremos en primera persona una de esas invasiones zombis que tantas veces hemos visto en la televisión y el cine. La respuesta de los controles y de los sensores es fluida en todo momento y algunas situaciones son verdaderamente espectaculares. Pero no es una actividad para todos los públicos ya que ciertas escenas producen mucho vértigo: por mucho que sepamos que estamos pisando "tierra firme", nuestro cerebro se pone en alerta cuando nuestros ojos están detectando un precipicio. Si eres capaz de dar ese "salto de fe", puede Outbreak sea lo tuyo.