Enlaces accesibilidad

Justine Triet o cómo ganar la Palma de Oro triturando el matrimonio y la justicia

  • La cineasta francesa se convirtió en la tercera directora en ganar la Palma de Oro por Anatomía de una caída
  • RTVE.es entrevista a la directora, que estrena el 6 de diciembre su película en España

Por
La directora francesa Justine Triet, durante el pasado Festival de San Sebastián.
La directora francesa Justine Triet, durante el pasado Festival de San Sebastián.

Lo primero que le ocurrió a Justine Triet (París, 1978) tras ganar la Palma de Oro fue que Jane Fonda le lanzó a su cabeza el diploma que acompaña al galardón que había olvidado. Fue una anécdota que tiene una lectura simbólica: también era el testigo entre dos generaciones de mujeres combativas y feministas. Anatomía de una caída es tan solo la tercera película dirigida por una mujer en ganar el premio más prestigioso de los festivales de cine.

Lo segundo que le ocurrió, tras defender la excepción cultural en su discurso de agradecimiento y cargar contra las políticas neoliberales del gobierno de Macron, fue que la ministra de Cultura francesa escribiera de inmediato estar “atónita” por las palabras de Triet. No había bajado del escenario y ya había levantado un huracán político al que muchos achacan la no elección de la película para representar a Francia en los Oscar (Triet no señala, pero admite su decepción durante una entrevista realizada en el pasado Festival de San Sebastián).

Anatomía de una caída se impuso en uno de los mejores festivales de Cannes de los últimos años porque fue, sencillamente, la película que gustaba a todo el mundo y aglutinó más consenso. Un hombre muere tras caer del segundo piso en su lujoso chalet de los Alpes franceses. Su mujer, Sandra, (Sandra Hüller), novelista de éxito, es acusada como única sospechosa posible: o ella le empujó o él se suicidó. A partir de ahí, la auténtica disección es la del matrimonio, las insatisfacciones vitales, y la de la propia justicia. Una película con todo el esqueleto del subgénero judicial que evita todos los tópicos.

Triet firma un retrato crudo y adictivo del matrimonio que, precisamente, escribió a cuatro manos con su pareja Arthur Harari (director de Onoda, 10.000 noches en la jungla). Familia y conciliación estaban presentes en las anteriores películas de Triet y Anatomía de una caída subvierte los roles: Sandra Hüller interpreta a una autora de best-sellers dominante en la relación.

“No es solo una pareja, es una pareja que quiere los mismos privilegios. Lo que damos y lo que creemos que nos deben a cambio son temas que me apasiona y me hacen pensar. El tiempo que das al matrimonio y el tiempo que das a la creación es fundamental en la película”, explica la cineasta a RTVE.es. “La negociación del tiempo es algo fuerte y universal y en la historia de las mujeres no es accesoria: Virginia Woolf hablaba de tener Una habitación propia".

Sandra Hüller es una de las favoritas para los Oscar por un papel lleno de ambigüedad. Una mujer bisexual que ha sido infiel, una alemana que se entiende en inglés con su pareja y tiene que hablar en francés durante el juicio. ¿Qué juzgamos cuando la juzgamos?

Anatomía de una caída es elegante, precisa en su confusión, y está llena de hallazgos narrativos. En la secuencia inicial, Sandra recibe en el chalet a una atractiva estudiante que quiere entrevistarla, pero desde el piso de arriba desciende una música con tanto volumen que impide el encuentro: Samuel (Samuel Theis), el marido, expresa así sus celos sexuales y profesionales. La canción (una versión del tema P.I.M.P., de 50 Cents) se repetirá obsesivamente durante la película cuando el audio de una discusión grabada de la pareja se exponga en el juicio.

'Anatomía de una caída', gana la Palma de Oro en el Festival de Cannes

La arquitectura del género de juicios parece solo un artilugio para sostener el verdadero tema hasta que el juicio arranca y Triet desmenuza también con realismo y talento el teatro de la justicia, que desemboca en el crucial y casi insoportable testimonio del hijo.

“Necesitaría hora y media para hablar de la justicia. Uno de sus grandes problemas, que no se trata en mi película, es cómo gestionan las agresiones sexuales”, opina. “Cuando era joven pensaba que en los juicios estaba la verdad, pero lo que he aprendido es que el juicio es el lugar donde se fabrica la verdad: el trabajo del abogado no está alejado del mío porque es un autor que escribe un relato, aunque pueda sonar exagerada. Su trabajo no es creer o no creer a su cliente, sino contar una historia que pueda ser aceptada. Y la verdad tiene que ser apartada. Es bastante frustrante, apasionante e interesante cómo se fabrica un acontecimiento para la sociedad”.

Triet forma parte del Colectivo 50/50, que busca la igualdad en la industria audiovisual apoyando medidas de paridad para favorecer la inclusión. “Deseo que no sea necesario, que sea natural que haya tantas mujeres como hombres, pero nada aparece de manera natural si no haces nada”, explica al mismo tiempo que rechaza que el cine realizado por mujeres sea femenino. “Existe una mirada universal que es en la que me gustaría estar. No quiero hacer películas ‘de mujeres’. Durante muchos años nos hemos identificado con hombres, que eran los que tenían los personajes interesantes. De pequeña quería ser Robert de Niro, James Stewart o Cary Grant y en ese sentido sí es importante crear papeles más interesantes para las mujeres”.