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Cumbre del clima 2023

Una nueva generación de activistas climáticos toma el relevo: "¿Quién es Greta Thunberg?"

  • Tras las masivas marchas de 2019, organizaciones juveniles se centran en acciones más pequeñas, radicales y mediáticas
  • Algunos de los activistas más jóvenes y del Sur global ni siquiera conocen a la activista sueca que simbolizó aquella ola

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COP28: Las movilizaciones nunca vistas de 2019 han dado paso a acciones más concretas y radicales
Las movilizaciones nunca vistas de 2019 han dado paso a acciones más concretas y radicales

Hace cuatro años, la irrupción de la joven sueca Greta Thunberg y su huelga por el clima supuso un boom para el movimiento ecologista global. El rostro más mediático que ha tenido el activismo climático en décadas desencadenó movilizaciones nunca vistas, empujadas por las generaciones más jóvenes, y logró situar el tema en el centro de la agenda.

Ahora, sin embargo, con una pandemia de por medio que apagó de pronto la potencia de estas protestas, y a medida que se hacen más palpables los efectos catastróficos de la crisis climática, los jóvenes activistas toman nuevas estrategias para hacerse oír. En los países occidentales, el protagonismo mediático ya no recae en organizaciones que apuestan por manifestaciones pacíficas, como Fridays for Future, sino otras que llevan a cabo acciones más radicales, como Futuro Vegetal en España, o Última Generación en Alemania o Italia.

El cambio lo representa mejor que nadie la propia Thunberg, quien ha pasado de encabezar marchas pacíficas a terminar siendo arrestada -aunque liberada poco después- en tres ocasiones este año, durante acciones de bloqueo y sabotaje en Reino Unido, Noruega y Alemania.

"No hay esa movilización masiva y el activismo ha ido focalizándose"

"La pandemia fue un punto de inflexión. Después se ha seguido haciendo activismo climático, pero de otra forma. No hay esa movilización masiva y el activismo ha ido focalizándose, siendo táctico", señala a RTVE.es Pablo Morente, responsable de cambio climático del Consejo de la Juventud de España y miembro de la delegación joven que participa por parte de nuestro país en la cumbre del clima de Dubái. Pone como ejemplo a los activistas que han echado pintura a los cuadros en museos de toda Europa, o que se han pegado a ellos, acciones que, a pesar de ser muy controvertidas, han puesto de nuevo el foco en las reivindicaciones climáticas.

El propio Morente, de 25 años, se unió decididamente a la lucha por el clima a raíz del "pico" de 2019, que en España, además del fenómeno Thunberg, tuvo como hito principal el hecho de acoger en Madrid la COP25, "la primera en la que entró de lleno la sociedad civil". Mientras se celebraba aquella conferencia, una marcha reunió en la capital española a unas 500.000 personas, según los organizadores, un número sin precedentes para esta lucha, y muy lejos de los cerca de 3.000 que asistieron a la protesta de este año en la misma ciudad.

Detrás de esta caída de la asistencia hay también un cambio de prioridades. Los movimientos juveniles, que se caracterizan por tener una "vinculación y una desafección rápidas", han priorizado sus reclamaciones sobre la salud mental, un tema central tras la pandemia, dejando en segundo plano la lucha climática.

Allí donde no llegó el "fenómeno Greta"

Pero el "fenómeno Greta" no se ha vivido igual en todo el mundo. Diego Aza, un joven activista indígena colombiano de 25 años, señala que en su lugar de origen la lucha que representó la activista sueca "no se conoce tanto".

Muchas veces se hace activismo desde la imagen, desde el cartel, que es válido, pero la palabra sin acción no cobra sentido

La suya es "otra forma de actuar", ligada a la defensa del territorio frente a la "minería y al extractivismo", asegura desde la COP28 en Dubái, donde participa como parte de una delegación de activistas latinoamericanos. "Muchas veces se hace activismo desde la imagen, desde el cartel, que es válido, pero la palabra sin acción no cobra sentido", lanza como dardo al activismo del Norte global.

Por eso, reivindica acciones como la que ha emprendido él, que consiste en sembrar 5.000 árboles para salvar un humedal clave en su territorio, la reserva indígena de Pastos, y que comenzó con solo 13 años junto a su padre.

Demasiado jóvenes para conocer a Thunberg

El fenómeno Greta ni siquiera es tal para los más jóvenes. Hoi Wing, una estudiante de instituto de Hong Kong de 17 años, se queda confundida al ser preguntada por la joven sueca. "¿Quién es?", nos pregunta de vuelta, algo avergonzada. Para ella, el inicio de su activismo está en las noticias que ve por televisión de fenómenos cada vez más extremos y frecuentes.

"Es serio y cada vez lo va a ser más, y los jóvenes tenemos que representar nuestro papel sensibilizando la población", señala en la cumbre, donde participa como parte de la asociación Conservancy de su país.

Más joven aún es Pablo Orphanidis, un adolescente de 14 años que dedica su tiempo libre a plantar árboles con su padre. Comenzó con su particular lucha ambiental precisamente en la pandemia, cuando vio que "el planeta estaba mucho más limpio", y empezó a plantar los primeros ejemplares en el jardín de su casa, a las afueras de Valencia. Luego siguió haciéndolo por los montes de los alrededores, y también recogiendo basura del bosque.

"Tomamos decisiones vitales en base al cambio climático"

Para su generación, el cambio climático no es un problema que se ve a lo lejos. Orphanidis ya ha sufrido eventos como la fuerte sequía de este año. "No es normal que estuviera 100 días sin llover en Valencia", lamenta. Él y sus coetáneos vivirán, probablemente, en un mundo dos grados más cálido que en tiempos preindustriales, que es, según el grupo de expertos de la ONU sobre cambio climático, el escenario al que se dirige el planeta hacia final de siglo, salvo cambios drásticos, y esto tiene y tendrá consecuencias en su día a día.

"Toda mi generación está tomando decisiones vitales en base al cambio climático, como tener o no hijos" o plantearse si "tiene sentido matarse a estudiar durante años", apunta Morente.

El activismo tendrá que "reinventarse"

No todo el impulso previo a 2020 se perdió con la pandemia. Paula Mirazo, investigadora mexicana sobre el clima en la Arizona State University de EE.UU, mira, a sus 26 años, con preocupación el futuro, pero se define como "esperanzada más que fatalista". "Siento que hay una mayor conciencia a nivel general. Veo a mis papás, que ninguno es de la rama climática, preocuparse por esos temas, a otros amigos que no son de este mundo y que lo tienen muy presente", continúa.

Siento que hay una mayor conciencia a nivel general. Veo a mis papás, que ninguno es de la rama climática, preocuparse por esos temas

Mirazo, que vivió el fenómeno Greta en Uruguay, cree que el activismo climático masivo protagonizado por los jóvenes puede resurgir, pero considera que tiene que "reinventarse". Para tener "más peso", expone, debería "conectar con otras temáticas, como el feminismo", que moviliza mucho en el Cono Sur latinoamericano, o con la "justicia climática", para que no se vea como un movimiento de privilegiados.

Morente también coincide en este cierto optimismo. "Ya hay un cambio fundamental. Creo que las movilizaciones juveniles de 2019 democratizaron la conciencia climática", antes representada por asociaciones con poca adhesión, como Ecologistas en Acción o Greenpeace. Reconoce que ha habido una "contrarreacción muy fuerte contra el movimiento juvenil", tras sus sonadas protestas como los ataques a obras de arte, pero aun así, sigue habiendo "una presión social muy fuerte".

Creo que las movilizaciones juveniles de 2019 democratizaron la conciencia climática

Aunque el movimiento por el clima no pase por su mejor momento, recuerda que el problema que motivó esta movilización no va a desaparecer. El cambio climático fluctúa con rapidez entre nuestras preocupaciones, como se ve en el hecho de que pasó de ser la mayor hace cinco años los europeos hace cinco años a estar eclipsado por la guerra y otras crisis, pero señala volverá recurrentemente a tener un papel protagonista, "en cuanto haya otro desastre".