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Cumbre del clima 2023

El fin de la era de los combustibles fósiles se firma en un petro-Estado: las claves del acuerdo de Dubái

  • La cumbre se salda con históricos acuerdos como el fondo de pérdidas y daños o la primera mención a los hidrocarburos
  • Al Jaber fragua, contra todo pronóstico, un texto que satisface a la gran mayoría de negociadores

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COP28: ¿Por qué es histórico el acuerdo que marca el principio del fin de los combustibles fósiles?

En una de las carambolas más improbables de la historia de la lucha contra el cambio climático, la cumbre de Dubái ha sido la que ha puesto la primera piedra para el fin de la era de los combustibles fósiles, y se ha convertido en la más importante desde París.

Pocos se esperaban hace un año, cuando Emiratos Árabes Unidos fue elegido sede para acoger la COP28, que esta sería la conferencia en la que aparecerían por primera vez mencionados los hidrocarburos. El país depende en buena medida de sus exportaciones de petróleo y gas, y para colmo, el presidente de la cumbre, Sultan Al Jaber, es además el director de la petrolera estatal ADNOC.

Sin embargo, Al Jaber no ha dejado de sorprender desde el primer minuto de la cumbre. El día inaugural de esta logró sacar adelante uno de los principales puntos de la agenda, el fondo de pérdidas y daños para compensar a los países más vulnerables al cambio climático por los impactos que ya sufren a día de hoy. Nunca se había hecho tan rápido.

La clave en una cumbre no es dejar feliz a todo el mundo, eso es imposible, señalaba un veterano observador a este medio. Lo importante es que nadie esté furioso. Y eso es lo que ha logrado Al Jaber junto a hábiles negociadores de otros países hasta altas horas de la madrugada. Entre ellos ha tenido un peso fundamental la ministra española Teresa Ribera, voz de la UE en esta COP, y que ha conseguido introducir buena parte de la agenda europea en el documento final.

El momentum: una presión insólita para acabar con los hidrocarburos

Pero los países no se iban a confirmar con esto. La presión para reclamar el fin de los combustibles fósiles había ido creciendo desde hace dos años, cuando se debatió si incluirlos o no en el acuerdo de Glasgow. Ahora, lo que en inglés se llama el momentum era prácticamente imparable: más de 100 países ya lo pedían, entre ellos la Unión Europea en un bloque insólitamente unido. También varios de América Latina, de África y de las pequeñas islas amenazadas de muerte por la crisis climática.

El propio secretario general de la ONU, António Guterres, irrumpió al final de la cumbre, con las negociaciones atascadas, para presionar en esta dirección. Pedía poner fin a los combustibles fósiles "con un marco temporal acorde" a limitar el calentamiento global a 1,5 grados. También el grito de los ecologistas era más claro que nunca y apuntaba en una misma dirección. La cuestión más extrema, más que en ninguna otra cumbre: el encuentro solo sería un éxito si había un lenguaje claro sobre los hidrocarburos.

La eliminación de los combustibles fósiles, el tema central de la COP28: "Se va a marcar qué rumbo seguir los próximos años"

Sin embargo, frente a esta coalición estaba otra con mucho poder, y que ha remado en la dirección opuesta: los productores de petróleo, con Arabia Saudí a la cabeza. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Riad envió una carta, también inusual en este contexto, presionando a sus 13 miembros para no aceptar que el texto incluyera el abandono de los combustibles fósiles. Aunque el reino saudí ha sido el mayor opositor en público al texto, también India ha mostrado sus reticencias. China tampoco lo veía con buenos ojos, pero no estaba dispuesto a quedarse solo en su negativa, explicaban fuentes de la negociación.

"Transition away": una solución de compromiso

Ante un bloqueo al término "phase-out", eliminación progresiva, lo que pedían la mayoría de países, Al Jaber se sacó otro conejo de la chistera para contentar a todos: "transition away from", una transición para dejar atrás los combustibles fósiles. Y lo logró. No hay una traducción exacta, y algunos lo ven como una rebaja en el tono frente a la "eliminación", mientras que sus defensores lo consideran un sinónimo, o incluso una mejora. Sí que es destacado que se hable en general de los hidrocarburos, sin adjetivos como el famoso "unabated" -sin captura de carbono- que muchos analistas veían como un atajo para seguir contaminando.

Y como en el lenguaje de las cumbres cada palabra importa y puede determinar la ambición de su texto, es importante el verbo usado en el párrafo 28 de este balance global del Acuerdo de París, en el que aparecen los combustibles fósiles. "Calls upon", que se puede traducir como "insta" o "llama" a los países, es, según la guía de estilo de la ONU, uno de los verbos más débiles para pedir actuar a las partes.

En este párrafo, el más importante del texto, también hay otros elementos destacados. Se habla de "la necesidad de una rápida, profunda y sostenida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en línea con 1,5ºC". La inclusión de este límite temporal es clave para ligar el lenguaje del texto a las indicaciones de la ciencia, y da pie a interpretaciones más ambiciosas, acorde a las indicaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos de la ONU sobre Cambio Climático (IPCC).

Precisamente del último informe del IPCC se toma la mención a reducir un "43% de las emisiones para 2030 y un 60% para 2035 en base a los niveles de 2019 y llegar a emisiones netas cero para 2050", otro logro de la UE, que había insistido en introducir cifras y fechas concretas.

Triplicar las renovables y un lenguaje rebajado sobre carbón

Uno de los puntos que se esperaba que entrara en el texto era el objetivo de triplicar la capacidad instalada de energía renovable y doblar la eficiencia energética para 2030, algo que ya recogía el reciente acuerdo del G20 y sobre lo que había un consenso general.

El único combustible fósil que se menciona es el carbón, el más contaminante, y aquí el lenguaje no es más ambicioso que en otras cumbres -apareció por primera vez en un texto en Glasgow-. Se pide solamente "acelerar los esfuerzos hacia la reducción del carbón sin captura de carbono", lo que los ecologistas ven extremadamente vago.

Sí que se aumenta la claridad sobre otros gases que no son el dióxido de carbono. Se pide reducir las emisiones de metano para 2030. Hay cesiones a países productores de gas al reconocer el "papel" de los "combustibles de transición", en referencia a este combustible, aunque no se menciona. También hay una referencia al "hidrógeno de bajas emisiones".

¿De qué sirve el acuerdo?

En cada cumbre del clima, son habituales las críticas a un evento que cada vez es más masivo -este año además ha reunido a casi 100.000 personas un récord histórico- y cuyos avances son extremadamente lentos.

Varios oradores, como el delegado estadounidense John Kerry, han recalcado la importancia del proceso multilateral, el único en el mundo que un país como Tuvalu o Maldivas, en riesgo de desaparición literal por el cambio climático, puede sentarse frente a frente y en igualdad de condiciones a gigantes como la UE, EE.UU. o Arabia Saudí.

Las cumbres del clima son, además, prácticamente el único foro en el mundo en el que hay un diálogo al más alto nivel más allá de guerras y tensión geopolítica. A pesar de los temores, la situación de Gaza finalmente no ha dificultado las negociaciones, y Palestina -que aquí es miembro de pleno derecho- e Israel han trabajado en el mismo espacio para llegar a un acuerdo.

Además, coinciden fuentes de la negociación, es fundamental la señal que se lanza de cara a los mercados. Las empresas van a tener en cuenta el consenso de la comunidad internacional a la hora de invertir en nuevos proyectos de petróleo, gas o carbón en un mundo que ya ha empezado el principio del fin de la era de los combustibles fósiles,